Trileros de la nada
Tuesday, 1 de April de 2014 por Ramón
Los funerales de Estado me dan pampurrias; más cuando la prensa progresista repite el título como una cantinela. No debería haber funerales de Estado en un país aconfesional. ¿No es lo que dice la Constitución, ese texto bíblico e intocable?
A Rouco Varela le encantan los funerales de Estado porque el Estado es él, como su compadre Manuel Fraga. Que hable de concordia el cardenal que menos la ha practicado, el más sectario en su puesto desde que el santo caudillo ascendió a los cielos allá por 1975, resulta una guasa. Que hable de peligro de una nueva guerra civil quien cultiva su memoria, quien no ha tenido un gesto de misericordia hacia las víctimas, resulta ofensivo. El cinismo debería ser pecado mortalísimo.
Vivimos en una sociedad de trileros, de prestidigitadores que lanzan al aire palabras sin sentido con la ilusión de que el artificio nos borre la memoria.
Nos llenamos la boca y los titulares de naderías con la esperanza de que de tanto repetirlas se conviertan en alguerías, en algo presentable. El público que asiste a la función parece tragarse el artificio. Es la mayoría silenciosa, esa que tanto celebran desde el poder.
Tengo un respeto por la figura histórica de Adolfo Suárez, pese a las muertes, en otros, de los estudiantes Carlos González, Mariluz Nájera y Arturo Ruiz ocurridas en enero de 1977, cuando era presidente y yo me manifestaba en la calle. Lo tengo porque la distancia permite ver la tramoya, no solo el escenario.
Ahora sé que tuvo que pilotar una nave endeble en medio de un mar de tiburones. Aquellos tiburones siguen en el poder, en sus aledaños, disfrazados de otra cosa, pronunciando otras palabras vacías. Es la ventaja de la cáscara, sirve para cualquier contenido. Lo que más me gusta de Suárez es su quijotismo, su lucha solitaria contra los molinos de viento. No tuvo a nadie a favor. Tampoco a la Iglesia que entronca con Rouco. Muchos de los que ahora se han llenado la boca fueron los primeros traidores.
El rey está desnudo, pero allí corre el PSOE a vestirlo con el manto de una memoria edulcorada para tapar su propia memoria. Hemos construido un país sobre el silencio de los muertos y el silencio de los vivos. Somos un país silenciado, sin latido.
Es necesaria una segunda transición, otro pacto político y social, un impulso. Corremos el riesgo de que las instituciones terminen por estar tan vacías como las palabras de las personas que las llenan. Sería la muerte de la democracia como sistema. La diferencia entre una dictadura y una democracia está en el contenido, en los valores. Votar votan hasta en el gulag de Corea del Norte.
!Genial articulo,Ramón!….”Hemos construido un país sobre el silencio de los muertos y el silencio de los vivos. Somos un país silenciado, sin latido.”…….”Lo que más me gusta de Suárez es su quijotismo, su lucha solitaria contra los molinos de viento. No tuvo a nadie a favor. Tampoco a la Iglesia que entronca con Rouco. Muchos de los que ahora se han llenado la boca fueron los primeros traidores.”…
Buen articulo, buena radiografia de la realidad política ysocial…..certero retrato del “Quijote Suarez”….my “rica ” la argumentación del post.
Apertas agarimosas
http://intentadolo.blogspot.com.es/2014/03/el-22m-exito-total-sin-cabida-peros.html
Razón llevas.. Hay que ir a por la segunda.
Sí, un país silenciado, sólo se oye y demasiado fuerte a los duros involucionistas. Es otro gesto insultante más de los que últimamente recibimos con demasiada frecuencia. Qué polarización, unos abofeteando nuestra psique violentamente con toda la prepotencia posible y otros, la mayoria, sumisos y humillados oyendo y callando.
Pobre Suárez, rodeado por tantas ratas en su último “homenaje”.
Tu comentario muy bueno