María de Molina, infancia
Tuesday, 10 de December de 2013 por Ramón
Preparo un buceo literario por mi infancia, los porqués, las heridas. Al pensarme y sentir se abren los diques interiores, las compuertas olvidadas, y me inundo de lo que fui, de lo que aún soy. La libreta negra se puebla de garabatos, olores, personas, sabores, lágrimas, risas, memoria. Me escucho y brota entre nieblas un mundo subyacente, paralelo. Recorremos muchos caminos a la vez: el real, el recordado, el soñado, el contado por otros, el vivido.
Hoy he viajado en la línea 29 desde la casa de mi juventud a la de mi infancia, en María Molina, donde vivimos ocho años tras regresar de Venezuela. Esa línea es un esqueleto, sostiene y ordena una parte de mi vida; cada parada, una vivencia: los cines Perú y Roma, los sótanos de una cafetería que me inició en una forma de sexo demasiado circular, la compra cómica del primer preservativo, mis primos Luis y Curra, la música y los libros prohibidos, la noche del 23-F…
El bolígrafo se mueve rápido sobre el cuaderno; asegura el amarre de cada recuerdo con letra ilegible. No importa porque lo escrito se duplica en la cabeza automáticamente, como una copia de seguridad; allí encuentra su sala de espera hasta que llegue el reclamo de la escritura, su turno en escena.
Al llegar a María Molina he sentido un agujero en el estómago, era el primer ayer que regresaba a borbotones. Parecía un caleidoscopio. Fue emocionante.
Hace tiempo me escribió la mujer de un amigo de aquella casa mágica. Me mandó una foto en blanco y negro. Debíamos tener seis años, no más; él moreno, yo rubio. Le recuerdo bien, éramos inseparables. Hoy me ha llegado el movimiento: las conversaciones, su madre, los juegos, nuestros secretos. Me gustaría hablar con aquella mujer que me informó de la muerte de su marido, de mi amigo de infancia, del vacío que sentía. No tengo preguntas, solo necesidad de escuchar, de estar. Feliz noche
Muy buen aporte
Qué bien! ya nos irás contando… y ese libro sí que lo llevaré a firmar si haces promo en Barcelona. Un año antes de morir mi padre vino a vivir a temporadas a casa y trajo su diario de recuerdos en el frente, cuando la guerra civil española. Aùn no he sido capaz de leerlo, porque sé que lo voy a pasar muy mal.
muy interesante