La España barrendera
Tuesday, 19 de November de 2013 por Ramón
Ya están aquí las dos Españas inevitables: la que apoya o comprende a los barrenderos en defensa de sus puestos de trabajo y la que los demoniza. Los primeros presentan datos: el sueldo real, el ERE evitado (ese si que era salvaje) y las condiciones de su victoria: congelación salarial hasta 2017, un ERTE anual de 45 días y algunas pérdidas más. Los otros, vociferan, insultan, inflan pérdidas. Es la España negra, la de los Santos Inocentes, la de Rouco Varela, el cardenal menos creyente que conozco.
El TDT Party sería delictivo si la estupidez estuviera regulada por ley, algo mucho más urgente que regular la huelga, que ya está regulada. La insufrible alcaldesa de Madrid también debería ser regulada. Espero con pasión el próximo Mongolia.
Y encima de la merdé política, un anuncio de la Lotería de Navidad no apto para niños asustadizos ni enfermos coronarios. Ni la ilusión nos dejan, que también se la llevaron a Suiza. Desde que le hicieron el ERE al Calvo esto un suplicio. Si no, la prueba:
Ese sector que critica ahora a los barrenderos, clamaban hace un tiempo contra los mineros. Los conozco. Son gente insensible a cualquier injusticia social, a no ser que les afecte directamente a ellos. Por eso son derecha.
Si Jesucristo volviese algún día, una de sus primeras misiones sería poner en su sitio a Rouco. Estoy convencido.
Tampoco va a tardar mucho en tocarles y entonces clamarán al cielo y se rasgarán las vestiduras por las injusticias de la vida. Lobo, si leíste la entrevista a Francisco Polo en Jot Down no entiendo que retuitees algo de Change.org. Es otra empresa más haciendo caja a costa del tráfico de datos personales de los usuarios incautos. Un sitio donde cualquiera puede firmar por ti, dónde tú mismo puedes firmar desde diferentes ordenadores varias veces, que no pide el DNI por cuestiones de “usabilidad” no tiene ninguna validez real ni mediática. No sé cómo sigue habiendo tanta gente haciéndoles el agosto. No es casualidad que empezaran en cinco países y ya estén en dieciocho ni que tengan por política no hablar de sus beneficios.