Una Diada 2.0 frente a una España analógica
Thursday, 12 de September de 2013 por Ramón
Si tuviera la posibilidad de emanciparme de esta España cansina y abotargada también saldría a la calle a darme la mano con un desconocido, sonreír todo el día y hablar de un futuro prometedor convencido de que un cambio de palabras soluciona los males pasados, presentes y futuros.
Le tengo mucho cariño a Catalunya, me fascina Barcelona; viviría allí, y más en Girona, sea costa o interior, ciudad o pueblo.
Sé que si compartiéramos otra España, más moderna, menos facha e intolerante, más federal, si no hubiera una crisis económica que devora inteligencias y derechos, sería más fácil sentirse parte de algo común. El independentismo bebe de donde bebe mi exilio interior, nace de la misma hartura con esta forma rancia de convivir, de recordar un pasado no resuelto.
La diferencia es que yo no soy nacionalista, tampoco religioso, que a veces viene a ser lo mismo. Por ideología: creo en el internacionalismo, en la lucha por valores que deben ser universales y no me gustan las tribus ni los clanes. Y por origen: nací en Venezuela, soy un poco inglés, tengo sangre gallega, normanda y sajona. Toda mi vida ha sido viajar, abrirme, sentirme pequeño.
Supongo que Catalunya será una nación independiente en algún momento de este siglo, en 2014 o en 2046. Las fechas solo son importantes para aquellos que viven de ellas. Ya lo escribí en este blog: si una mayoría sustancial desea irse solo queda negociar el divorcio civilizado. Pero emanciparse es emanciparse, no un menú a la carta: me voy de casa, pero vengo a comer tres veces por semana y el sábado traigo la ropa sucia para lavar y planchar. No hay medias tintas ni excepciones para que un Barça independiente no pierda fuelle económico en una competición menor: liga inglesa o escocesa.
Si hubiera un referéndum en el resto de España con la pregunta: ¿desea ser usted otra cosa, de otro país? -sin introducir trucos que ayuden a reforzar: francés, suizo, británico, estadounidense, uruguayo-, saldría sí.
Madrid vivió un sueño colectivo con los JJOO de 2020. No había disidencias en la clase política ni en los medios de comunicación, solo pensamiento y sentimiento único; cualquier duda resultaba antipatriótica (palabra odiosa). La base social no es la misma, pero la apariencia no cambia. La emoción, emociona, pero nunca piensa. Las grandes decisiones las toma la cabeza, no el corazón.
Con todo el cariño y desde el pensamiento independentista (que no nacionalista), si lo más que nos puede pasar a los catalanes es que el Barça pierda fuelle económico o deportivo, vayámonos ya esta misma tarde! (soy culé).
Que “irnos” no es en contra de nadie, no nos cansaremos de explicarlo; y que lo que deseamos es quitarnos de encima esa lacra que supone la casta política española, primero -tan bien representada por la comitiva olímpica en Buenos Aires, por cierto-, y a los rancios nacionalistas catalanes, después, tampoco.
Al final, todo consiste en dejar de ser: dejar de ser independentista, dejar de ser nacionalista o dejar de ser español. Pero para eso se precisa una madurez que como sociedad, estamos lejos de tener. Una madurez que las sucesivas reformas educativas, a uno y otro lado del Ebro, se esfuerzan en torpedear, por si acaso…
[…] Una Diada 2.0 frente a una España analógica http://www.ramonlobo.com/2013/09/12/una-diada-2-0-frente-a-una-e… por nonac77 hace nada Si tuviera la posibilidad de emanciparme de esta España cansina y abotargada también saldría a la calle a darme la mano con un desconocido, sonreír todo el día y hablar de un futuro prometedor convencido de que un cambio de palabras soluciona los males pasados, presentes y futuros… etiquetas: catalunya, independencia, política negativos: 0 usuarios: 1 anónimos: 0 compartir: window.___gcfg = {lang: 'es'}; $(function () { $.getScript("https://apis.google.com/js/plusone.js"); }); sin comentarios actualidad, política karma: 11 GA_googleFillSlotWithSize("ca-pub-8059464308672801", "link-468×60", 468, 60); […]
A mí me parece muy bien que se haga el referendum e incluso creo que debería ser vinculante, lo que salga se acepta, eso sí con todas las consecuencias por todas las partes. Una Cataluña independiente sin tener que rendir cuentas a España, y una España sin tener que rendir cuenta con Cataluña para nada.
Eso sí, la pregunta debería ser clara y posible, he oido que quizas sea “quiere usted una Cataluña nuevo estado de Europa”, y es pregunta trampa, ya que para eso Europa debe dar su visto bueno y eso ya no depende de los catalanes.
Por lo que mas correcto seria “Cataluña independiente sí o no”, y una vez fuera de España, currarselo para entrar en la UE si eso quieren los catalanes pero la ultima palabra la tendria la UE pues uno se puede independizar pero no unir a quien si ést ultimo no quierr
Y no creo que lo peor sería lo del Barca (aunque para mí culé de nacimiento sí lo sería 😉 ) lo peor sería el boicot por parte de España a los prodcutos catalanes, los aranceles, y el veto q España pondría a Cataluña para que no entrara en la UE
Después de un viaje a a Irlanda Borges anotó que los irlandeses vivían “dominados por la extraña pasión de ser incesantemente irlandeses”. A mi me pasa lo mismo con los catalanes; con lo ancho que es mundo!
Algunos de la carcundia, aprovechan estos días para mostrar su desprecio a Catalunya y a los catalanes en los medios de comunicación pero luego no les parece bien que se “vayan”. Están siendo bastante incoherentes en sus comentarios respecto a este tema. Si los catalanes son el foco de todos nuestros problemas ¿qué más les da su independencia? Además, si tanto les odian porqué les preocupa lo que les pase en el futuro, con la UE, con su economía, etc. etc. ¿no?
No se si el caracter digital lo da el “darse la mano” o es al revés y eso lo hace analógico. Pero me gusta la comparación, ya que darse la mano o cantar en manifestación no es lo mismo que el trabajo (sudor) cotidiano. Se le critica a los políticos por vivir en las nubes y se hace la crítica desde la calle “jugando a la pelota” (o rompiendo escaparates y cabezas, que puede ser otra variante menos pacífica)… es indudable que el ADN romántico que lleva todo nacionalismo (periférico o centralista) sigue teniendo carácter cancerígeno…
Bien!
La derecha echaría de menos a Cataluña, uno menos con quien meterse.