La travesura empieza en un gazpacho
Sunday, 18 de August de 2013 por Ramón
Domingo: aire acondicionado, soledad y televisión sin sonido. Tengo las ventanas cerradas para que no entre el calor. Hice compra de urgencia para comer y cenar. Una salida breve, que ando de exilio interior. En mi nueva situación laboral miro los precios y más ahora que llega la cuesta de lo que queda de año y pagar el exceso de Nueva York. Ese era uno de mis lujos: comprar sin mirar.
Paula es como su madre: una Merkel que castiga a los manirrotos. Siempre me regaña: “Eso no, que es muy caro”. Como estoy solo me he comprado un brick de gazpacho Alvalle. Es más costoso, pero es el mejor. Ser travieso es una de mis especialidades. Cuando ataca el merkelismo, explico a la niña que solo hay que tener en cuenta dos factores: ¿lo necesito? ¿Lo puedo pagar? Para comprar es necesario el doble sí. Ahora mis posibilidades son menores. Sé que mi muñeca me ha traicionado en estos días neoyorquinos con la tarjeta; vivir es disfrutar, no poseer, dijo Aristóteles, ese gran futbolista.
Mañana bajo en tren a la playa a ver a María la Exploradora. Tengo ganas de mojar mi cara sin barba en el agua de mar, sentir el salitre. Me pidió que le mandara un foto de mi nuevo yo por guas-ap, para que se fuera acostumbrando.
El Periódico sacó hoy a la portada mi artículo sobre Egipto. El título era bueno: Tahrir. ¿Qué era eso? ¿Una canción? Estuve dos días secuestrado por Al Yazeera y la informacion cambiante, dándole vueltas al asunto: cómo escribir para que la actualidad no devore las palabras. Al final llega la experiencia al rescate. Pierdo físico, gano recursos. La naturaleza es justa.
El otro día me regalaron esta canción en un comentario, que sea para todos.
Una confesión: estoy enganchado a un juego cabrón, una App: Candy Crush. Todo el mundo lo jugaba en sus móviles en el metro de NY. Me atreví a preguntar a un par de personas en qué nivel estaban. Una de ellas me advirtió de que después del 100 es una tortura. Lo es. Buen día.
En realidad consumir es como cambiar cromos. Sólo cambias una cosa que tienes (el dinero, no importa la cuantía) por otra que seguro prefieres y te da más placer ( que puedes consumir de inmediato o de forma duradera). ¿Qué más da?. Yo no tengo coche y ha habido muchas ocasiones en que me han tildado de derrochadora por coger un taxi. ¿Y el placer de llegar a casa en 10 minutos? ¿Lo tiene acaso el propietario del coche que además tuvo que pagar 30.0000 euros por la plaza de parking? Mi respuesta ya es repetitiva, prefiero gastarlo en unos cuantos taxis en momentos importantes que pagar el seguro del coche. Así que no te dejes sentir culpable por tus Merkels favoritas. No podemos flagelarnos continuamente, para eso hay otras profesiones especializadas que nunca hemos elegido. Amén
Todo manirroto/a necesita una/un Merkel a su lado, como ya dijo Aristóteles, el justo medio es lo prudente.
Lo de la foto para ver tu nueva imagen es lo primero que pensé cuando leí ayer lo de tu barba. Si te doy mi whatsapp me mandas una? Jajaja
Saludos.
Hola que tal interesante nota si en ocasiones todo empieza como un juego pero después se vuelve un habito .