La ciudad que engolosina al incauto
Sunday, 28 de July de 2013 por Ramón
Me duelen los pies por dentro, palpitan; parezco un hombre con tres corazones. He caminado en un día lo que el médico me recetó para el año pasado. Es lo malo de los rascacielos: parecen tan cercanos que uno se engolosina con las manzanas (cuadras). Me bajé del metro en la 42, subí hasta el Rockefeller Center y de ahí vagabundeé hasta el Battery Park, que está en obras. No fue una línea recta, hubo desvíos a babor y estribor. Uno que me gusta: pisar la estación del Gran Central. No sé si es la más bella del mundo, pero huele a cine. Si te quedas inmóvil, invisible, puedes imaginar la vida de las personas que pasan, corren, dudan. En algunas es fácil: llevan escrita la ilusión de los ojos. Pensé en Santiago, en las maletas de los difuntos. Bultos empaquetados desde la esperanza que se abrirán en el dolor. Pensé en los vivos, en las familias.
Quise enseñar la ciudad a Paula. Tiene 13 años y este viaje es una de sus ilusiones vitales. El año pasado lo aplacé en espera de acontecimientos laborales. Este año no quise incumplir la promesa por segunda vez. No soy Mariano. Paula caminó con una sonrisa lela y los ojos abiertos, como si no pudiese abarcar tanta sorpresa y emoción. No sé qué quedará anclado en su memoria, qué se esfumará. Subimos al Top of the Rock desde donde se divisa el mundo. Abajo, un ronroneo constante de una ciudad que no descansa; a lo lejos, la estatua de la Libertad, su nombre en vano, reducido a una atracción. Me sorprendí con el índice dando nombre a las cosas, descubriendo mundos. Cristobalcoloneando.
Hice fotos en Battery: niños jugando con los chorros del agua, monjándose, pero no tengo fuerzas para pasarlas al ordenador. En espera de mi resucitamiento, que no resurrección -palabra de dioses-, os dejo con Enrique Morente. Feliz domingo.
Tan maravilloso como siempre. Disfrutad mucho, recuerda que los domingos soleados por la mañana se respira mucha paz y serenidad en el Central Park. Besos desde Mérida!
Me he reído mucho con tus dos primera líneas. Son lo mejor de tu brevísima crónica, casi cuento corto estilo Galeano. ¡Qué suerte tiene Paula! Seguro que merecida, la suerte, digo, que es para quien la trabaja aunque haya algunos/as que parecen tenerla siempre de cara. Por su puesto, tú eres mucho más atractivo que Rajoy, sin duda. Disfruta de estos regalos de la vida.
La música es como otro ángulo para visionar una ciudad. Bonito el post y también la canción. Creo que en esa ciudad te alimentarás de muchas cosas que espero que más adelante nos las cuentes. Si que es una suerte para una niña viajar con alguien que es un profesional de la observación. Y también para un adulto viajar con alguien que está expectante ante lo que ve, ante lo que descubre y deseosa de que le ayudes a ver lo que ella no vería. Empatados, favor mutuo.
Buenos días: Fantástica crónica será uno de los puntos peliculeros la Estación Central (que ganas me están entrando) 😀
Qué bonito cuentas, Lobo! Me alegro por Paula y siento envidia de la edad del descubrimiento. Qué disfrutéis mucho!