Maya en la barca de Caronte
Thursday, 21 de June de 2012 por Ramón
Llevo un tiempo mudo, sellado. Escribir un blog es un placer, una ventana a la que te asomas y expones, en la que compartes ideas, enfados, sentimientos, sueños, músicas. Un blog nunca debe ser una obligación, un trabajo.
El lunes murió Maya, la perra que vino desde Huelva para vivir Madrid, su invierno, los gases, la plaza de la Paja, la primavera, el sol velazquiano del atardecer. Era muy vieja, más de 15 años. Arrastraba una espalda doliente repleta de cuernos de artrosis. Parecía feliz en su mundo reducido, renqueante, de pequeñas alegrías: las caricias entre las orejas, las salchichas de premio…
Le cogí mucho cariño a Maya. Al principio batallamos. Somos territoriales; ella, perra; yo, Lobo. Poco a poco fuimos aceptándonos entre gruñidos. Me permitía guiarla durante los paseos, decidir la dirección, las paradas, qué pises íbamos a oler y cuáles no.
Empeoraron sus dolencias en las tres últimas semanas, apenas podía caminar, levantarse. El tratamiento para mejorar los huesos agravó el estómago. El lunes 18, un día después de que los griegos sacaran bandera blanca electoral, hartos de presiones antidemocráticas y declaraciones alarmistas, Maya dijo: “He llegado al final de mi camino” y se puso en pie en dirección al veterinario. Cuando una perra de carácter que ha sobrevivido a la muerte (fue abandonada de cachorro en un vertedero) toma la decisión de cruzar el puente no hay nada que discutir, solo acompañarla, despedirla; proteger y conservar la memoria del tiempo común, toda una vida en el caso de la dueña.
Tengo una relación compleja con la muerte, quizá fría. Sé desde muy joven que voy a morir. No sé de qué ni cuándo, aunque empiezo a tener pistas. Vivo sabiendo que moriré, sin ilusiones de inmortalidad. Quizá por eso no tengo ambiciones laborales, ni traiciono a amigos, ni piso cabezas por llegar a ningún sitio; solo me dejo ir, fluyo rodeado de mis equivocaciones.
Asistir al tránsito de Maya, sentada en la barca de Caronte, me recuerda lo fácil que es marcharse; también, la obligación que tenemos de construir una vida para morir mejor, con más sentido, satisfechos, plenos.
La diferencia entre un vivo y un muerto es un suspiro, una inyección. Lo complejo es vivir, resistir, luchar. Las religiones del Libro convierten la muerte en dolor, en miedo al castigo tras haber prohibido vivir la vida en cualquiera de sus formas de felicidad. Vivir bien para morir mejor, con dignidad.
Maya se fue por el camino que todos vamos a recorrer. Nadie regresa a revelar los secretos de la barca, de Ítaca; es un viaje personal, intransferible. A veces siento curiosidad, me imagino situaciones. Gervasio Sánchez y yo hacíamos bromas sobre cómo serían nuestros funerales. A veces, los representábamos entre carcajadas. El humor negro, una forma de silenciar el pánico.
No creo en nada después de la muerte. Sólo vacío. Silencio. El cuerpo es un envoltorio. Los católicos creen en el alma; yo, en la memoria, en el sentir. Dejo atrás el cadáver de Maya, el de mis gatos, difuntos desde hace años, y salgo con todos ellos dentro, ordenados, adheridos para siempre. Me sucede con las personas, sepa o no sepa su nombre, su vida, su historia. Soy un depósito de emociones vividas; esa es la gran victoria.
Cuando alguien muere, el muerto se clava en los vivos, araña, duele; es una pérdida difícil de manejar. Con el tiempo, esa ausencia hiriente se transforma en una presencia agradable que acompaña y guía. África no mata a sus muertos, los traslada a una dimensión paralela; los convierte en antepasados. En esa frontera me muevo de vez en cuando. Entro y salgo, cruzo, saludo a mis difuntos, a mis abuelos y tías, a mi padre, a los gatos Claudio y Oliverio, y regreso feliz, tranquilo, al mundo de los vivos que no saben que algún día estarán completamente muertos.
Estoy muy emocionada. Lo leo junto a mi perro Lula. Repaso todos los muertos, las personas, los animales que llenaron mi vida de sensaciones. Los imagino en ese campo de las estrellas o colgados sentados en la luna llena. Muchas gracias por este post que lo voy a guardar para no olvidar tus palabras porque, seguro, que las voy a necesitar.
Joder Ramón, “estarás sellado” pero cuando abres la esclusa te derramas como las lágrimas que pugnan por salir cuando te leo.
¿Qué extraño estar vivo, vivir?
Gracias por tus palabras. Gracias por la grandeza que encierran.
Sabía que algo pasaba…, un blog no es una obligación, no es un trabajo desde luego, pero también sé que engancha. Es la droga de los sentimientos en palabras sin censura porqué es personal y con el cada uno hace lo que quiere. Lobo mucho tenías que querer a Maya para que estos días te hayas quedado mudo, sellado, y lacrado. Tampoco creo en otra vida después de está pero mientras la recuerdes, vivirá. Un beso fuerte.
quienes habéis vivido/trabajado en países jodidos y habeís convivido con la muerte, supongo que os lleve a relativizar todo. Efectivamente lo que separa a la vida de la muerte es algo mínimo, a veces absurdo: una teja que se cae, un despiste en el coche… El reto creo que es asumir eso para poder morder la vida a cada instante.
Pero se nos hace creer que somos invencibles cuando lo que somos es demasiado frágiles… Una mala caída en la ducha y fuera, no hay más.
Maya, se acabaron tus dolencias, se acabó tu consciencia. Has dejado muchas horas compartidas con alguien que tiene corazón y memoria, que te echará de menos pero del que ya formas una parte indivisible, ineludible. Tu amigo Lobo es así, entre otras muchísimas cosas, porque te conoció y te vivió. Notará tu no-presencia física pero estamos todos tan desbordados con la vida intensa que nos está tocando vivir que se le pasará. Serás una presencia silenciosa, entrañable y tranquila. Que sepas que tu paso por la vida ha sido muy fructífero, Maya. Ciao.
Te agradezco inmensamente cada uno de tus articulos, estan llenos de sensibilidad y crudeza. Una combinacion que define bien lo que significa ser humano. Para mi eres un GRAN humano. Te agradezco tu articulo de hoy. Hoy soy, gracias a ti, un poco mas HUMANO
Un beso, ánimo, pasará tiempo, luego el recuerdo se dulcificará y ya no habrá tristeza.
Hace falta tiempo para levantarse, hacer cosas sencillas como tomar el café y tener ganas de hablar hasta que un día miramos hacia atrás y estamos felizmente acompañados de nuestro muertos y el vacío de una ausencia se hace más soportable.
Desde algún paraíso africano ella te visitará en sueños cada vez que ella también te eche de menos.
Me ha estremecido y me ha encantdo eso de “Lo complejo es vivir, resistir, luchar (…). Vivir bien para morir mejor, con dignidad.”. Gracias una vez más.
He recordado también a mi abuela materna, con quien me encuenttro de vez en cuando.
Espemos que Maya nos ayude a entender que la falsa tragedia de la muerte la protagoiza Caronte , porque vuelve cada vez que nos lleva cara el final del camino…lo nuestro es quedar y punto.
La felicidad de Maya duró mientras le dabas afecto…
Yo sí creo en el alma, a pesar de ello me encanta tu visión del mundo. Leerte me tranquiliza, me da esperanza.
Gracias Ramón.
Me gusta. Si llego a la edad de Maya, confío en que un ser querido me lleve también “al veterinario” y así hacer el tránsito en paz y sin sufrimiento.
Saludos…
Bien encontrado Lobo. Siento mucho esa desaparición. Entre todas esas líneas de las que aprendo algo en cada lectura, destaco la que resume mejor este camino vital que recorremos todos: “me recuerda lo fácil que es marcharse; también, la obligación que tenemos de construir una vida para morir mejor, con más sentido, satisfechos, plenos”. Será una de las cosas que espero enseñar a mi hijo. Muchas gracias.
donde esta el encargado de la limpieza?
todos preparados para ser sacrificados.
yo tengo un cadalso en mojacar.
lo llevò un moro y un cristiano.
les gusta exhibirme la horca.
verdugos su profesion.
namasteamorteamooooooooooooooo