La Liga para quien la trabaja
Thursday, 3 de May de 2012 por Ramón
Saber ganar es muy difícil; perder, también. Son extremos emocionales en los que la costumbre no ayuda. La Liga la ha ganado el mejor equipo, el más regular, el que ha hecho (aún anda en ello) unos números estratosféricos en goles y puntos. El Real Madrid ha llegado a la altura del Barcelona después de cuatro años de ir a remolque. Este Barcelona, pese a que empieza ceder, es el más excelso que he visto en mi vida, un detalle que añade méritos.
El Real Madrid tiene mayor profundidad de banquillo, un equipo compacto en el que todos (menos Kaká) han dado la versión óptima. Destacaría la seguridad de Iker Casillas, sobre todo en sus declaraciones rivalizadoras con el despreciable discurso único del entrenador; la aparición imperial de Sergio Ramos, que hará época en esa posición; a Mesut Özil, el tipo con más talento de la plantilla; Karim Benzema, un killer que sabe jugar al fútbol en casi todas las circunstancias y Cristiano Cristiano, un atleta que le sobra prepotencia, bicicletas de adorno y castigo y gestos como el de ayer ante Javi Martínez, que tampoco estuvo bien.
Pep Guardiola ha interpretado un personaje estos cuatro años: él mismo. Como señala Eduardo Mendoza, no sé si logrará sobrevivirse de tanto éxito y ego. Tiene mérito, al menos desde el punto de vista teatral, mantener el Buda con Mourinho en la acera de enfrente haciendo pedorretas diarias.
Ayer, por fin, en el relajo de su despedida, emergió el otro Pep, el verdadero, el que le gustaría hablar abiertamente de los árbitros, cargarse en la madre que los parió, justificar la derrota de su equipo en los demás, no en sus errores en el diseño y gestión de la platilla, o aceptar el crecimiento del rival. Una pena; me gusta más Guardiola que Mourinho.
Estoy feliz por la victoria de mi equipo, pero es una felicidad enmouriñada. Me lo imagino el año próximo con la misma cantinela, crecidito.
Los árbitros yerran, y mucho. No cuentan con ayudas tecnológicas suficientes y algunos son malos, como Iturralde. Ayer, el de Bilbao no debió expulsar a Javi Martínez y quizá pintar penalty por mano de Khedira, que no me queda clara porque la Sexta no tenía toma buena, desde el otro lado. En Barcelona, Messi marcó dos goles de regalo en sendos penalties que eran faltas fuera del área. A Pep le gustaron, solo echó de menos otros muchos así en la Liga, que “llegan ahora, cuando ya no hacen falta”. Ni Real Madrid ni Barcelona se pueden quejar de los árbitros, son los más beneficiados. De los árbitros se pueden quejar los equipos que pelean por no descender: Zaragoza, Rayo, Villareal; para ellos dos puntos de menos puede ser una tragedia.
Aún queda la Copa del Rey; confío mucho en Marcelo Bielsa. Y la Eurocopa, en la que tengo malas vibraciones. Sin Xavi Hernández a tope no habrá trofeo.
Buenos días Ramón:
Qué bien te lo pasas con el jurbillo. Qué bien comentas de los dos equipos punteros aunque haya predilección, como es normal. No sólo de política vive el periodista. Saludos
El Barcelona más excelso de la Historia, el Real Madrid de estratosféricos récords… Sí.
Pero en mi modesta opinión, un campeonato consistente en dirimir cual de estos dos monstruos económicos y mediáticos es capaz de vapulear con más saña durante 36 jornadas –con los otros dos «partidos de siglo» anuales sobraba– a los dieciocho sparrings restantes, no es una gesta de la que sentirse demasiado orgulloso.
El último y actual reparto de los derechos televisivos, desproporcionado e injusto so pretexto de mayores o menores audiencias, ha trasformado unas diferencias que ya eran tremebundas en una mera imposibilidad de competir (y en parte es lo que se buscaba), propiciando esta mascarada: a estas alturas de temporada, tercer y cuarto clasificados verbigracia, se encuentran a 36 y 29 puntos de primero y segundo respectivamente, abismos que ni son nuevos desde hace ya algunos –demasiados– años, ni son casuales, sino consecuencia de una adulteración secular elevada a sus más altas cotas.
No han pintado igual las cosas en Europa, contra conjuntos quizá no tan brillantes como las niñas de los ojos de este país, pero menos naïves que contra los que lidian por aquí. Una buena cura de humildad.
Mi indiferente enhorabuena, por tanto, a los dos posibles campeones de esta No–Liga, que como espectáculo que nos amodorre mientras nos devuelven a tiempos de la Revolución Industrial (o nos dirigen al Mundo Feliz de Aldous Huxley) ya ni siquiera da la talla.
Soy culé, me gusta Guardiola. Mucho. Pero ayer el tarro era pequeño…y meó fuera. No sé si era colonia. Si hasta ahora hubo cosas que no se supieron gracias a sus silencios, hubiera sido mejor que se mantuviera así. ¿Qué gana ahora anunciando algo que no va a destapar de todos modos? “Si lo que vas a decir no es más bello que el silencio, no lo digas”
Felicidades, lobo enmerengado…! Bien merecido. Saludos.
Da gusto ler cosas escritas por culés o merengues sin que se hundan los ojos en lo más profundo de sus cuencas…graciñas futboleros con estilo!
Lobo,
conviene mantener cierta equidistancia con algunas pasiones para no perder el norte y la perspectiva. Hoy tocaba disfrutar, a pesar de entrenadores cabreados perennemente y de otros humildemente falsos. Nos gusta el fútbol, disfrutamos de él y si gana nuestro equipo es el no va más. Pero conviene también no olvidar que estos tipos son unos privilegiados y que deberían ser al menos honestos en el triunfo y en la derrota. Deberíamos aprender a serlo todos. Salud.
¿Es posible un enlace al artículo de Mendoza sobre Guardiola? Lo que tengo claro desde hace tiempo es que, en lo que al contenido se refiere, no a la forma, no es tanta la diferencia entre Guardiola y Messi, y Mourinho y Cristiano. Los dos últimos son muuucho más obvios, pero la humildad de los dos primeros es bastante cuestionable. Xavi Hernández y Xabi Alonso son mucho más transparentes y humildes de corazón, no de pose.