Tengo los antidisturbios dentro
Sunday, 12 de February de 2012 por Ramón
Llevo todo el fin de semana con ganas de vomitar. Mi estómago se adelantó a los sindicatos y ha iniciado unas concertaciones no autorizadas por su cuenta. No me gustan los estómagos con ideas propias. La gobernadora civil de Madrid -¿se llama así?- ha enviado a mis conductos gástricos una dotación de antidisturbios que al parecer “se ha visto obligada” a intervenir. Escucho explosiones y disparos; carreras y gritos; vuelan pelotas de goma que rebotan dentro y duelen fuera. No son gases; solo falta de tolerancia.
He acudido a urgencias de forma urgente, antes de que aprueben el copago o requetepago, que será lo siguiente. Tras numerosas pruebas me han anunciado que tengo una indigestión causada por una reforma laboral en mal estado. Me han practicado un lavado de estómago y según salían las frases del decreto-ley, por donde deben salir estas cosas, una auxiliar las lavaba, otra las secaba y una tercera las leía desde la ventana a una multitud congregada en la calle que gritaba ¡Vivan las cadenas!
Al escucharlo, me incorporé del paritorio y pregunté: ¿Siglo XIX? La enfermera me acaricio el poco pelo que tengo, sonrió como solo saben sonreír las enfermeras y dijo: Tranquilo, descansa, que aún quedan por salir las causas objetivas del despido procedente y los ERES sin autorización administrativa.
Nunca he sido madre, pero parir un decreto con tanta arista, letra pequeña y mala leche es un sufrimiento. Se lo confesé a la enfermera. Se puso seria, me soltó la mano y dijo: Eres una experiencia piloto promocional con derecho a cuidados especiales, pero a partir de mañana se lo aplicarán a todo el mundo, a pelo y sin lavativa. Y ser experiencia piloto no te libra de repetir experiencia.
Los últimos en salir de mi estomago fueron los antidisturbios. Saludé al capitán. Me pareció lo más educado por ser el dueño del campo de batalla. El capitán me miró con frialdad y dijo: Volveremos.
Extraordinario !
¡Genial! Una versión literaria y actualizada de ” los desastres de la guerra”.
La revolución empieza en el interior de uno mismo, estómago, cabeza o pancreas. La mía ha comenzado en los pulmones, ya me cuesta respirar.
Y ahora ¿cómo te sientes? ¿te han puesto a dieta de noticias?. Tómalas con moderación que ahora tienes el estómago delicado, poquito a poco 😀
Me río. Muy bueno.
La culpa de todo la tiene Zapatero.
Saludos…
que digo yo…, que dónde han estado los sindicatos estos últimos años?
en sus enormes estómagos les ha ido cayendo bien la sopa caliente de las subvenciones.
reivindico la bilis y echarla fuera.
espero que rompamos aguas y les arrastremos hasta su propio vómito.
a seguir, lobo
Lobo yo no puedo más, de verdad, no puedo más… ¿crees que es posible explotar literalmente de rabia????… al igual que tú, me estoy empezando a preocupar por mi salud, voy trampeando con tilas pero creo que finalmente voy a tener que ir al médico a pedirle algo más fuerte… Esto es una cacicada disfrazada de democracia barata. Un abrazo fuerte.
Es lo que tiene la dieta “dura”, que uno acaba con colitis aguda.
Desde sanidad avisan que este nuevo virus debido a las heces de gaviota, es extremadamente contagioso, en inversa proporción a la inteligencia del ciudadano. Dado que el último barómetro del CIS arroja que la susodicha anda por los suelos, se espera un contagio masivo entre la población.
jajajaja, buenísimo. ¡Una indigestión!………. Has conseguido desdramatizar una tragedia. Ojalá supiera yo interpretar a mi estógamo como tú. Pero eso es imposible, quien vale vale. Genial. Creo que lo leeré varias veces. Parece el guión de un cortometraje, lleno de acción y de vida y con moraleja.
Somos portentosos. Hay que ver lo que llevabamos dentro y ni cuenta, oyes. Os imagináis ese señor de la barba que habla como raro?