Claudio y la luna loca
Friday, 13 de January de 2012 por Ramón
Acabo de caer de pie de una pesadilla ya soñada. Soñé que mi gato Claudio, difunto desde hace años, caminaba de noche por una calle desierta: adoquines, luz amarillenta de farolas, rocío, vapor. Parecía el París de Woody Allen. Yo le seguía a cierta distancia, como un amante furtivo. Caminamos un buen trecho: comercios cerrados, coches aparcados, ni un alma humana o animal. Sentí frío. Me miré: vestía pijama, zapatillas de abuelo y abrigo. Llevaba gorro de lana negro enrollado sobre las sienes. Parecía el abad trapense de De dioses y hombres. Claudio se deslizó entre las rejas entreabiertas de un cine abandonado. No me fijé en su nombre ni en el cartel de su última película. Parecía la entrada de una estación de metro: un túnel decorado con azulejos blancos; quizá la fantasmal Chamberí que me devolvía al colegio.
Entre escombros y suciedades seguí a Claudio piso de arriba. Recordé Cinema Paradiso, su cuarto de máquinas; también el cine de Charikar, en Afganistán, del que escribí un reportaje en 2001 y un cuaderno en 2009. En una habitación secundaria, esquinada y alfombrada con restos de cintas de películas, descubrí a Claudio asomado a la ventana. Seguía absorto el movimiento de la luna llena. No era una luna fija, quieta, lenta, sino otra loca que brincaba por los tejados. Salté sobre mi gato apartándolo de la ventana, de la tentación de ir tras ella. El animal aún temblaba, tenía los ojos saltarines y la lengua fuera. “Le ha engatusado”, grité.
Ahora, sudoroso, desvelado, sin gato ni luna, ni París ni Woody Allen, tengo miedo de regresar a la cama. Todo parece bailar a mi alrededor: muebles, libros, objetos, casa, ciudad, país. Pienso en un antídoto salvador y no encuentro nada. Solo música. Ahora sí; una deuda: Luis Eduardo Aute.
Gracias!
Lobo quiero invitarte a leer mi blog que salvando las distancias (ya me gustaría a mi poder contar las cosas que me pasan y pienso como lo haces tú) sigo pensando que nuestros forma de sentir y pensar se asemejan tanto que resulta un poco siniestro. Es como si hubiesemos sido en otra vida mellizos y en esta nos hubiesen separado. ¿? Lo puedes creer???.
En el sueño siempre late una verdad que no está presta a ser descubierta fácilmente. Son complicados los sueños, y también pura verdad.
Saludos.
Un relato muy bonito. Recuerda siempre que los gatos son mágicos.
http://www.youtube.com/watch?v=yWi9vS3WYl4
La luna engatusa a los gatos (me gusta!) y, de tan loca, nos vuelve a nosotros también locos, aunque sea buscándola. Hay quien no la encuentra nunca y, al final, se vuelve cuerdo sin remedio. Este Claudio debió ser un gran gato.
Algo parecido a un “giraluna” existe. Es una flor que solo se abre de noche, y las de luna muestra todo su esplendor y olor. Se llama “Galán de noche”, es blanca y tiene un olor bastante embrujante…pero solo crece en el trópico, y en algunas zonas se identifica con leyendas de vampiros y zombies (enamoradizos), de hecho, hay zonas en donde solo se puede apreciar en los cementerios, porque no se atreven a plantarla en los jardines domésticos.