Cuando un periódico muere
Thursday, 22 de December de 2011 por Ramón
Los gramos de libertad respirable están contados. También están en la fila de los recortes. Cuando uno muere o lo asesinan por dejadez, incompetencia o falta de dinero, que hasta sobrevivir es un negocio, se reduce la calidad del aire y aumenta la asfixia general. No es un asunto medioambiental, sino un asunto pivotal en una democracia: un sistema de personas que respiran libremente sin seguir ordenes dictadas por megáfonos: “Un, dos; un, dos”.
No importa el formato: digital, papel, tuiteado, de pago o gratis, hablado o en movimiento; lo que importa es el peso de las palabras, de las imágenes, que son las que alimentan y protegen la democracia, sea imperfecta, adulterada o secuestrada. Siempre es mejor esto que Pyongyang.
Ha muerto ADN y sus periodistas salen a ley de la selva. Lo siento por ellos; les doy las gracias por un producto honesto y digno y les deseo toda la suerte del mundo.
Pese a esta ‘limpieza étnica -uno de cada cuatro periodistas perdió su trabajo en España en 2011-, somos unos privilegiados comparados con otros, que su desgracia llega vestida de muerte. Nosotros somos víctimas de la crisis; ellos de la defensa de la libertad, también de la nuestra y la de los impasibles y callados,
Un fuerte abrazo, México.