Sobrevivir a las vidas que no fueron
Tuesday, 5 de July de 2011 por Ramón
Con los años uno aprende a sobrevivir a sus vidas perdidas, a las que pudieron ser y no son, a las que se escaparon, a las que se olvidaron, y a las prohibidas, también. Con los años se aprende a convivir con la vida que se tiene. Es a ella a la que respiras, sacas brillo. La nostalgia, la saudade, es un motor, un ralentí, nunca un destino. En noches largas como la de hoy, mitad calor, mitad nervios por el cambio que empieza, se aprende que todas esas vidas, las que son y las que no son, alimentan, diferencian, nos singularizan como una huella.
Vivir es una larguísima carrera de relevos de uno mismo. Cuando cae el insomnio en vertical ayuda la música. Desde las notas nace un tipo de silencio donde conversan todos los yos. Desde ese centro interior, escribo, pienso, sueño. Somos también eco de los otros, de encuentros, de manos y dedos que se ofrecen, que dejaron de sonar, de reír en la memoria. Abro la boca y solo sale aire; son las manos las que hablan, las que teclean. Buena semana empezada.
a veces la vida es ir de error en error hasta el error final. Dices que con los años se aprende a convivir con la vida que se tiene. Bueno tu tienes edad para saberlo. Yo espero no acostumbrarme a una vida que no quiero. A veces el relevo que te das en la vida es un engaño, un compromiso adquirido en un momento de ilusión (ilusión: distorsión de la realidad) del que no puedes salir por la inercia adquirida aunque todo tu físico te pide salir de ahí. Hay decisiones que se incrustan dentro como un cuerpo extraño. Sólo el tiempo produce los anticuerpos, pero claro, a veces demasiado tarde. La vida es algo que pasa naturalmente, que no se fuerza, pero a veces, las circustancias, las personas, la sociedad, la soledad, te hacen recorrer un camino que no es el tuyo. Yo siempre espero no dejarme llevar, abstraerme de esos lazos invisibles que te van atando. Escuchar a mi cuerpo, que es sabio, no a mi mente que, desde luego no lo es.
En esto, Ramón, la verdad es que no sé si darte la razón a ti o a Helena. Seguramente me quede con lo que debería ser, que es la opinión que nos expresas y con lo que es, que es lo que piensa Helena. Verdaderamente la felicidad es aceptar lo que hemos sido, lo que hemos vivido. Lo otro es un pasar por la vida sin dejar ningún rastro. Pero siempre hay un momento para volver a empezar, para romper con la infelicidad. Nadie dijo que la vida tuviera que ser larga. Pero por lo menos que lo que vivamos sea intenso.
enhorabuena lobo. encantador relato de lo que es la vida.
Precioso Post Lobo y precioso comentario Helena;
Yo creo que vivo mucho de ilusiones, distorsiono mi realidad por miedo a mirarla cara a cara; y así ando: Perdida!
Y Manzanita:Qué Grande! Qué voz y qué estilo tan personal!
qué decir, su “Ramito de Violetas” es una de mis favoritas…
Qué pena que ya no esté.
Lo óptimo sería no tener esas vidas perdidas, que pudieron ser y va a ser que no, olvidadas, las prohibidas, etc.,de las que hablas, sino haberlas vivido a tope a la manera que sea mejor para cada uno, sin perderlas, haciéndolas que fueran, sin dejarlas olvidadas, cayendo en la tentación sin prohibírtela. Y después de eso, irlas cerrando sin llave, llevándote la experiencia a la siguiente para no volver a errar en lo que erraste y disfrutarla más aún que la anterior y así sucesivamente. Para, al final de la carrera, cuando ya no puedas entregarte el testigo porque has llegado a la meta definitiva, volver la mirada, abrir las vidas desde el recuerdo y regodearte en ellas diciendo: “Coño, que me quiten lo bailao”, y tirar definitivamente el testigo. El problema es, que de todo ésto no nos vamos dando cuenta sino al final, cuando el testigo pesa tanto que lo que deseas es soltarlo y no mirar atrás ni para ver lo bueno que se puede entresacar…La carrera es injusta, igual que la vida. Así que como dice Helena, escuchemos al cuerpo, aunque la mente a veces se empeñe en no dejarnos hacerlo y…VIVAMOS!!.
Lobo, y convivir con la que es. Salud.
Ramón, muy poetico tu “Sobrevivir a las vidas……” y muy interesante para reflexionar sobre ello. De todas maneras, las vidas que pudieron ser y no fueron poco nos podrán aportar ya a los que sobrepasamos con creces los 65 años, si no es el morbo de imaginarlas distintas, más placenteras y más plenas. Totalmente de acuerdo contigo en que los años te enseñan a convivir mejor con la vida que se tiene, sobre todo cuando el tiempo ya se vá comprimiendo a pasos de gigante.