Muerto de frío en democracia
Monday, 16 de May de 2011 por Ramón
Esta es mi primera experiencia bloguera con el iPad 2. Perdón por las erratas. Despeñaperros. El que dirige el tren debe ser de Finlandia: el aire acondicionado está tan alto que ha atraído a una pareja de pingüinos. Hace mucho frío. Detrás de mi asiento tres personas dormitan tapadas con chaquetas y jerséis. Una legión de cubanos cargados con unas maletas enormes, que tardaron media hora en colocar en los altillos entre voces, órdenes y contraórdenes, enmudeció nada más arrancar. Supongo que estarán congelados. Tengo escarcha en la barba, pero el tipo de Finlandia no se da por aludido. Sus ayudantes solo preguntan: “¿auriculares?”.
Este tren es una metáfora de la política: un espacio en el que un tipo y sus amigos deciden -en gresca aparente con otro y sus amigos que se oponen- la temperatura en la que debemos vivir o sobrevivir todos. Los ciudadanos votamos a los manejadores del termómetro y votamos también la temperatura ideal. Hay una oportunidad cada cuatro años. Después, los manejadores se cambian de collar y ponen el cartel: ‘cerrado por vacaciones de oído’ y se dedican a sus cosas, a discutir, a echarse en cara todo, a repartirse todo.
Es injusto: les criticamos por todo; si van a Lorca, porque van; si no, porque no fueron. Basta con revisar las fotos de aquellos días para saber quién debía estar y quien no, quien se aprovechó de la tragedia para colgarse de Facebook y sacar pecho.
Falta una semana para las elecciones en las que decidirían la temperatura de miles de ciudades y pueblos. No he escuchado discursos, solo frases hechas, ruidos. Sí he escuchado los eslóganes de las manifestaciones que ayer se multiplicaron en España. Hay algunas muy buenas.
Se dices algo en contra de la clase política, si discrepas demasiado contra lo establecido, es decir el negocio de unos pocos, te cuelgan el cartel de antisistema -yo lo tengo para algunos; yo que he pagado mi casa con intereses de usura-.
Antisistema deberían ser los que se aprovechan del sistema, los que fabrican leyes o las derogan sin importar el daño que hacen a la comunidad. A veces esas leyes, o su ausencia, ayudan a otros a llenarse los bolsillos, a hundir bancos y cobrar bonos y construir especulaciones en ningún sitio.
Este sistema imperfecto y secuestrado ofrece mecanismos de reconquista: libertad de expresión, de manifestación y de voto, y de no voto.
Yo, desde luego, no acudiré a las urnas a no ser que suban la temperatura de este maldito tren. No iré, no por rebeldía democrática, sino porque estaré muerto… de frío. Buena semana.
Otro sambenito importante que leí ayer en “El Pais” es el de “descontrolados” y “violentos”, bastante más adecuados para este sistema, descontrolado porque no hay regulación y bien se encargan de que no la haya y violento porque su violencia estructural es bastante más agresiva y destructiva. Jamás pensé en que no votaría porque sigo afirmando que no todos los políticos son iguales y había un abismo entre la decencia de Inés Sabanés y la chulería de Esperanza Aguirre, pero por encima de esos políticos está el sistema y esta vez han tirado tanto de la cuerda, que se ha empezado a aflojar peligrosamente. Hay que coger el otro lado de la cuerda.
Yo creo que no votar o votar en blanco es callarse y (des)contentarse con lo que salga. Además perjudica a los partidos menos votados y beneficia a los grandes. Por eso creo que casi cualquier otra opción es mejor, por difícil que lo pongan. Yo viviendo fuera, tengo que pedir las papeletas por anticipado y pagar de mi bolsillo el franqueo (que me devuelven de manera muy complicada), todo para votar al Partido de las Buenas Gentes de Bar o similar. Que piensa de #nolesvotes?
Estoy con Mnur, hablan de violencia aquéllos que la practica todos los días al apoyar un sistema que lleva la violencia en sus propias entrañas. Y encima ni siquiera se mancha las manos, haciendo así que sea pase más desapercibida. ¡Manda güevos!
Yo creo que sí votaré y desde luego ni será ni al PP ni al PSOE.
Saludos, Montse