25 de abril y la memoria
Monday, 25 de April de 2011 por Ramón
Si se mira la historia portuguesa con un ojo y el presente con otro existe riesgo agudo de bizqueo crónico. No creo que los tiempos pasados fuesen mejores; los mejores son los que están por venir, por los que aún peleamos. Después de aquel 25 de abril de 1974 entró una corriente de aire fresco en España y se puso feo cantar el inocente Clavelitos en las escaleras de Derecho. Su estribillo era motivo de aporreo policial, siempre con el palo demasiado largo y el sentido del humor muy corto.
Me gustan las revoluciones porque lo ponen todo al revés, aunque sean una ilusión óptica que se apaga en unas horas, o en días, hasta que aparecen los Cavacos Silvas y Durao Barrosos que de pura plastez ha dormido a la Unión Europea entera, que debía de ser su misión de estratega. Frente a la Utopía, las malditas corbatas.
“Lisboa se me aparece como un barco que navega”, dice Cardoso Pires en el libro que escribió entre una muerte y la otra, la definitiva. Portugal es una isla amarrada a una España que no la mira, y ella se lo pierde porque es hermosa. Mientras aquí pastoreábamos con el segundo José Camilo Cela, el raro, allí escribían como los angeles Miguel Torga, Lobo Antunes, Pires y mi Saramago favorito.
Han pasado muchos años y solo queda un puente colgante, una canción hermosa, el brillo de los ojos, algunas sonrisas y nuestro Clavelito reconvertido.
Aquí no tuvimos revolución, nosotros renunciamos de otra manera: mucho consenso, nada de rupturas ni toses altas, cerrando los ojos a la historia reciente, a los torturadores de nuestros guantánamos de andar por casa. Vengo de pasear por las playas de Huelva, de respirar salitre y Áfricas. En el centro de la ciudad de Huelva, bulle un pijerío crecido por lo que parece que viene. Al norte, en la carretera hacia Sevilla, en Bollullos, siguen los olvidados, los silenciosos, los muertos sin nombre que duermen en fosas comunes.
Lobo, las revoluciones son hermosas, y pocas mas hermosas que la portuguesa y la cubana; pero como decía Cabrera Infante, cuando triunfan mueren y lo que viene después es otra cosa. Mantengamos la esperanza y la lucha para que lo que venga después sea lo mejor. Salud.
Y por qué serán tan difíciles en este país las revoluciones, piensan desde mis ganas de calle, mis apagados veintitrés.
La Revolución de los Claveles marcó un antes y un después en la política de Portugal y, sobre todo, en su pueblo. En España parece que nos olvidamos de ella, que otros hechos reclaman más nuestra atención; muchas personas no saben de qué les hablas cuando la nombras. Es nuestro país vecino y de pronto no existe.
Estoy estudiando periodismo en Barcelona, pero soy gallega y, por cercanía, tengo más contacto y más conocimiento de la historia portuguesa. Esto se nota en la otra punta de España.
Mis compañeros y yo hemos creado un blog donde publicar nuestros trabajos (http://uniodeleads.org/) y hoy, también ha parecido oportuno dedicarle unas palabras a esos claveles rojos… para que sigan vivos y lleguen a todo el mundo. Frente a las “malditas corbatas”, realidad.
gracias por comunicar de ese modo
Hola,
me pareció interesante compartir con vosotros este link: http://www.youtube.com/embed/G_gmtO6JnRs
Otra forma de expresar el disgusto, Italia esta vez….