Geografías subterráneas
Wednesday, 6 de April de 2011 por Ramón
Me gusta el metro de Madrid: huele a sueño, a pesadillas mal despertadas, a duchas demasiado ligeras, a perfumes baratos y colonias de granel. También huele a comidas recién preparadas. Será la crisis que no amaina o el verano que se enjarra, pero aumentan las personas que llevan tartera al trabajo. Me fijo en esas maletitas e imagino historias detrás de cada envase. Quizá el hombre solitario que escucha música en los auriculares sea un solitario que cocina ligero para dejar de ser solitario. Tal vez el obrero que se bambolea colgado de una barra viva con una mujer que le madruga y cocina para se sienta fuerte en un tajo mal pagado. Y la mujer sentada, la que devora un libro de vampiros, puede que tenga una pareja liberada que la mima en un mundo al revés.
Los directores del Metropolitano no viajan en metro. Es la razón por la que la frecuencia de los trenes es mayor donde espera mucha gente y menos donde los andenes están casi vacíos. Pese a la rectitud moral de nuestros dirigentes conservadores, la que se expresa en público, estos parecen impulsar el viaje en grupo, toqueteándonos los que nos caiga en las manos porque a ciertas horas punta no hay posibilidad de truque. Si te cayeron huevos, con huevos te quedas.
El martes me tocó un tipo que parecía boxeador, esculpido a maporrazos. Le miré a los ojos. Eran rasgados, quizá hinchados. Sentí lo que debe de sentirse en el ring antes del primer asalto si te toca un tipo así dispuesto a partirte la cara. El miércoles tras varios giros sobre mi mismo en Alfonso Martínez, parada de aluvión, acabé ante una mujer que disponía de un sofisticado sistema defensivo, no sé si natural o ampliado. Pude darle la espalda para evitar golpes y explicaciones. Hoy viaje junto a una adolescente que mascaba chicle. Cada movimiento parecía una lucha titánica por separar los maxilares. La lengua, decorada con un piercing, era una tuneladora que devolvíar el chicle a la posición inicial.
Las puertas de salida y entrada de las estaciones clasifican a las personas en tres grupos: las educadas que las sostienen unos segundos para evitar el portazo al siguiente; las descuidadas o dormidas, pero tal vez educadas a partir de cierta hora, y las majaderas: aquellas que les trae sin cuidado el prójimo. A estos últimos los atornillaría a una puerta giratoria durante 24 horas. No como castigo, solo para vean mundo.
Ya lo he escrito antes en este blog: no me gustan los guardias de seguridad del metro. Cuando veo uno de mañana mañanera plantado como un antidisturbio en las escaleras de Ópera, con su perro malas pulgas, maullo por lo bajo. Maullar lo por bajini no es muy valiente, pero me saca la primera sonrisa traviesa del día.
Manifestación: hoy jueves 7 de abril a las 1900 horas. Convoca Juventud sin futuro, es decir, la mayoría de este país. Sitio: Plaza Antón Martín. Madrid. ¡Seamos árabes!
A mi no me gusta el metro, pero me gusta verlo a través de tus ojos
esa sonrisa traviesa quizá justifique el día…
el mundo subterráneo, donde millones de personas viajan, se relacionan, se esperan, se buscan, venden objetos, piden dinero tocando algún instrumento, o predican la Palabra de Dios
sin salir al exterior por muchas horas….sin ver el sol, o respirar aire puro
El metro me da pánico pierdo la noción del tiempo y temo no poder salir nunca jamás, ando mirando de rojo por sí me ataca un morlok, me da rabia ser tan caterorra que tengo que comprobar a cada segundo si me pasé de parada o estoy en el color correcto y hay demasiados estímulos como para poder leer
De reojo leches con la pantalla tactil. Ah y siempre que me subo provoco desgraxiaa o le roban a alguien o le pegan a otro o se para o se sube el peor puro aporreador de instrumentos de la historia
Desgracias (cuánto se tarda en lograr escribir con estos endemoniados bichos?
Mirar el metro de Madri en tus palabras…me hace bien!
Y seamos educados también: es de lo poco que queda gratis, es decir, cuesta lo mismo que no serlo. Yo “maullaré” el domingo en la “Festa de la Solidaritat”, en el Moll de la Fusta de Barcelona, contra la pobreza y la injusticia. Cualquier oportunidad es buena, que no abundan!
Quizás a sido una equivocación, o quizás no. Ciudad Universitaria es la parada del futuro, de las oportunidades, de los jóvenes con sueños y con proyectos en mente… también es la parada de la realidad, depende de la edad que tengas cuando pongas el pié en ella. Les miras a ellos, con sus caras de interés, con sus carpetas llenas de ideas, y te miras a tí, que has pasado todo eso y la realidad te ha hecho ver que de poco te ha servido. Pero luego sales a la luz, te fumas un cigarro en la puerta de la facultad y ves a alguien de pelo blanco y ojos azules que espera apoyado en la pared con un teléfono en la mano. Si, es él, creo que es él. Y te ves a mitad de camino. Pasastes las ilusiones del estudiante inocente y te diste de bruces con la realidad, eres uno de esos jóvenes sin futuro y sin esperanza, pero tienes en frente a alguien que lo consiguió, que alcanzó tu sueño y al cual admiras. Y le tienes al lado apoyado a una pared. Tus ojos te delataron… Sentimientos contradictorios que te hacen andar solo medio paso en vez de uno cada día, pero alguien dijo que se hacía camino al andar, ¿no?
me gustas Ramón! tú y tus posts! son cálidos como un café por la mañana… te devuelven las ganas, te reconfortan en esos momentos en que vas medio adormilado por la vida
“Tal vez el obrero que se bambolea colgado de una barra viva con una mujer que le madruga y cocina para se sienta fuerte en un tajo mal pagado.” Lo siento, pero tengo que protestar enérgicamente por esa visión sexista de la vida. ¡BASTA!
Saludos protestones, Montse
Montse has vuelto a fumar
En el aire viajan,
millones de promesas sexuales.
Las veo desprenderse,
con cada racha de viento,
que agita los grandes árboles,
-son nubes de deseo-
Toda la vida palpita, en celo,
aun dentro de las grandes colmenas humanas.
Me sumerjo a la noche eterna,
solo conjurada,
por la luz eléctrica.
Hay una chica muy joven,
-en el vagón-
sentada con la espalda muy recta,
-la observo-
es muy guapa,
pelirroja oscuro, alta,
viste con sencillo y equilibrado desarreglo,
lleva una mochila,
¿viajera?
y atado a su vientre, con una tela,
primorosamente cruzada sobre su cuerpo,
un pequeñísimo bebe,
esta seria,
con esa seriedad amorosa, y solícita,
de joven madre.
Ella no lo sabe,
pero ha traído la primavera,
al centro de la tierra.
Dejé de fumar hace ya casi 5 años y no entiendo por qué me dices eso, ¿qué entendí mal para que me digas que si he fumado? Explícame, porfa
Montse, a mí también me gustaría que me explicaras dónde ves sexismo falto de realismo en el ejemplo citado por Ramón Lobo. Un saludo.
Borja, creo que lo señalé más arriba, por su no lo ves lo vuelvo a hacer: “Tal vez el obrero que se bambolea colgado de una barra viva con una mujer que le madruga y cocina para se sienta fuerte en un tajo mal pagado.” Si yo no lo entiendo mal, hace referencia a una mujer que madruga y cocina para que su marido que es obrero se sienta bien en un tajo mal pagado. A lo mejor lo he entendido mal, si es así explicádmelo, por favor.
Por otra parte, Borja, que se real no significa que no sea sexista, lamentablemente la realidad está llena de sexismo. Por eso, está bien que inventemos realidades alternativas, si las que inventamos siguen reproduciendo los mismos modelos pues…
Saludos irreales, si queréis, pero no sexistas. Y ya sabéis eso de que “cuando alguien señala la luna, el imbécil mira al dedo” o eso otro de “hay que pedir lo imposible para conseguir lo posible” o algo así.
Montse, tu femenismo es basante intransigente y exagerado. Ya te lo he dicho antes: te falta sentido del humor. ¿Dónde está el sexismo en esas líneas? ¿Las mujeres no madrugan? ¿No quieren a sus maridos? ¿No cocinan? ¿Estar enamorado es sexista? Las siguientes líneas a las que citas sucede lo contrario. Quizá te atrancaste tanto que no pudiste seguir leyendo. No lees desde la libertad, sino desde los prejuicios. Eso limita. Puede, incluso, que sea sexista. Bss
Ramón, en ningún momento he dicho que tú seas sexista, he dicho y digo que a mí esa frase que ya he señalado me parece sexista. Y me lo parece porque recrea un estereotipo de hombre (el obrero que trabaja en el tajo) y un estereotipo de mujer (la mujer que madruga para cocinar para el obrero).
Y claro que las mujeres madrugan, madrugar no es sexista lo que es sexista es madrugar PARA COCINAR AL MARIDO. Y claro que querer a los maridos no es sexista, lo que es sexista es que el querer sea madrugar para cocinar para. Y claro que las mujeres cocinan, cocinar no es sexista, lo que es sexista es que el cocinar sea siempre una actividad reservada a las mujeres. Y claro que estar enamorado no es sexista, tampoco lo es estar enamorada, es maravilloso, lo que me parece sexista estar enamorada sea cocinar PARA como una obligación que es exclusiva de la mujer.
Pero vamos, que si tú dices que leo desde mis prejuicios, pues quizá hasta tienes razón. Incluso a lo mejor me falta sentido del humor pero… permíteme dudarlo y pensar que sólo a lo mejor, quizá, tal vez, hay algo de sexismo en esa expresión que usaste y quizá, a lo mejor, tal vez, no soy tan intransigente en mi feminismo como tú afirmas. Y afirmo todo esto desde la más sincera duda, tanto de lo que yo digo como de lo que tú dices.
Saludos, cariñosos y, al mismo tiempo, en desacuerdo con tu visión. Montse