Plan de choque aunque me devore Silvio
Tuesday, 22 de March de 2011 por Ramón
El otro día me crucé en el espejo y me saludé creyendo que era otro. La memoria de mi mismo era generosa: me había embalsamado en 85 kilos, casi sin arrugas, pelo gris, nada de flotadores laterales ni curvas de la felicidad. Liso, pero sin exagerar. Nunca rivalicé con las tabletas de Cristiano Ronaldo. Y menos aún con las de Aznar, quien dedicó tanto talento a sus abdominales que olvidó compartirlo con España.
No soy deportista. Jugué al balonmano de forma aceptable. Practiqué atletismo hasta que decepcioné en una salida de 110 valla en Vallehermoso. Nada más abrir los ojos, tras el impulso inicial, vi delante a un pelotón de insolidarios que me sacaba una considerable ventaja. Desconcertado no superé una sola valla. A la tercera me retiré simulando lesión en el ánimo. También futbuleé en los recreos del colegio como delantero estrella, es decir, delantero-centro-charla, el que departe sin moverse con el portero contrario hasta que le cae la pelota cerca y chuta. La mayoría de mis goles nacieron de la palabra, de mi capacidad de distraer al guardameta. Creo que hubiese sido un buen novelista. Sabía captar la atención del contrario desde el primer minuto.
El tipo que estaba dentro de mi espejo era un desafío, un insulto, nada que ver con mi redondez estomacal, llamada cervecera. Nace del estrés de dejar de fumar sin etapas ni autoengaños. La protuberancia es la reacción psicológica a la escasez brusca de nicotina. Los psicólogos lo llaman ansiedad; yo, mala leche.
Sea quien sea el tipo acristalado no me gustó nada más verlo. Tras unos ajustes mínimos, y horas de paciencia, acepté que era mi doble, o mi doble era yo respecto a él, no recuerdo bien. El caso es que me he puesto a adelgazar muerto de envidia. Objetivo: presentabilidad en cuatro semanas. Método: proteínas y más proteínas. Acabo de cenar un montón de guarradas y tengo hambre. Bebo té con sacarina pero la Nespresso me coquetea desde la cocina con voces de sirena. George Clooney, irritado por mi cambio de bando, me ha borrado de su lista de amigos de facebook. Siempre supe que adelgazar era difícil, todo un reto; pero nunca tanto.
Me duele la tripa por dentro. Es como si un alien voraz y desalmado me estuviera devorando el estómago centímetro a centímetro. Escucho su masticar. El engorda, yo me escuchimizo. Mi tripa se parece a Italia con un Berlusconi insaciable dentro. No tengo miedo a quedarme vacío, oscuro, intrascendente. Lo que tengo miedo es a agacharme y que después me quieran falsificar la edad.
Ánimo, Ramón, yo estoy también en pleno proceso de deshacerme de los excesos del invierno y pasada la primera semana… lo demás sigue siendo un infierno.
Reconcíliate con la fruta, la piña de lata es ligerita y si descubres al asceta que vive dentro de ti encontrarás consuelo en las digestiones ligeras. La comida se atomiza en mi sistema digestivo como si jamás la hubiera ingerido, pero el que le gusta gustarse en el espejo lo tiene que pagar.
Lo dicho, ánimo.
Ramón, deberías estar en Libia o Japón en lugar de preocuparte por la dieta y tontear con blogs y twitter…
lo bueno que adelgazastes…
lo malo…es tener a Berlusconi adentro…elíminalo porque es tóxico…
Súmale 3 litros de agua a tu ser, de por sí líquido, y ánimo. (los placeres carnales son aliados, no los dejes pasar).
Mejor un viejo magro que un hombre muerto…animo!
Me río.
La eterna batalla que se dirime en los países de la opulencia.
Saludos
Buenos días! ¿No estarás con la dieta Dukan: los tres primeros días sólo proteínas… y tal y tal…? Bueno, sea como sea: ánimos. Luego vale la pena, dicen… 😉 De todas formas, es bueno marcarse retos.
Como no soy un insolidario como los de tú pelotón,te comento que llevo -26 y estoy encantado.Yo lo hago con muy pocas proteínas y mucha verdura y ensalada.Haz el que más te guste,todos funcionan si eres constante.
Salud y buenas noches.
¡Qué obsesión la tuya con la gordofobia, hijo!
Sí eres un gran novelista!!!
Pues yo, al revés. Voy a por los 90, si no los peso ya. Luego, a mover el ‘octanaje’ a musculatura.
¡Ánimo! Aunque creo que con un laxante que expulsara a Berlusconi de tu cuerpo sería suficiente (es como tenia, lo devora todo).