Horas dormidas, desiertos que despiertan
Thursday, 24 de February de 2011 por Ramón
Es viernes. Madrugar tanto y tantas veces seguidas me convierte en un hombre que arrastra horas dormidas; horas que cuando llega el viernes debo reanimar pacientemente, una a una, para que respiren vida con los ojos abiertos. A veces, cuando hablo por teléfono, el cansancio ajeno entra por mis oídos duplicándose sin vocales en un sueño paralelo repleto de piedras de otro camino.
Piedras, horas…
La distancia agranda o empequeñece los fantasmas, las pesadillas y las risas. La distancia es una frontera que se cruza. Es viernes. La hoja de luz del salón está muda, apagada, quizá duerme las horas que a mi me faltan triplicado en dos blogs y en un proyecto de novela. Soplo hacia la hoja de luz para mecerla y la distancia que nos separa no me devuelve nada, ni un suspiro de no me muevas.
Ahora soy un desierto. Cuando subo a la duna más alta y siento el frío de la noche veo en la distancia otros desiertos. Escucho sus gritos. Son los que se han levantado, unos en armas, otros en palabras, todos en sangre, gota a gota, río a río. Desde mi duna desértica pienso en mi memoria las imágenes del día vistas en Al Yazeera. Corre por ellas un mundo reducido a imágenes de vídeo borrosas tomadas desde un teléfono móvil.
Es viernes y estoy cansado. Busco músicas dentro de mi cerebro pero en lugar de notas me llegan horas dormidas, las mías y las del teléfono estirándose los minutos y los segundos. Tengo sueño, un sueño piedras y arenas movedizas.
Cumple Ramiro Villapadierna 20 años sentado en una atalaya en Europa, sea en Praga, Sarajevo, Belgrado o Berlín, siempre oteando noticias, escribiendo con inteligencia en ABC. Me alegro mucho de que siga allí, de vigía, por si vienen los hunos o los otros. En los tiempos que corren no son los hunos ni los tártaros el peligro verdadero; la guerra ya no está en la frontera sino en la retaguardia donde los que parecían amigos y aliados vacían los almacenes y los beneficios sociales y lo llaman modernización de existencias.
Ramiro resiste los vaivenes y los eres, quizá sea la distancia o lo mal que está el correo, pero resiste.
No andan bien las cosas en esta profesión de preguntones que dejaron de preguntar y de preguntarse cuando periodistas como Cecila Ballesteros salen al mercado en contra de su voluntad y méritos y allí permanecen meses sin estar entre las prioridades de altas de los medios de comunicación. He conocido pocas editoras como ella: rápida, talentosa, cazaerratas y cazagazapos de primera y con excelentes ideas. Quizá sea eso, Cecilia, no son ideas lo que compran los nuevos bárbaros, prefieren los desiertos mudos. Pero cuidado con los desiertos que parecen muertos, callados por generaciones de muerte, porque un día resucitan y devoran. Me gusta el grito: Bengasi. Me suena a revolución global.
Buen fin de semana.
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Un día el eco me trajo esta reflexión: “Seguiremos hablando con la arena, hasta que aprendamos el idioma del viento, que es capaz de dibujar siluetas, valles y crestas. Las fugaces palabras se vuelven transparentes desde que escapan de los labios. No hay huellas, no hay rastros”.
Ahora acabo de entender que no se puede escribir ni contar historias en arenas movedizas. Quizás tan solo describir cómo se tragan a los incautos.
Un saludo Lobo y buen fin de semana 🙂
Excelente artículo, de veras.
Y aunque los halagos no serán algo nuevo para ti, debo decir que aprecio enormemente tu trabajo. Viendo tu larga trayectoria me reafirmo en mi deseo de seguir en la brecha, día a día y bocadito a bocadito hasta llegar a realizar aunque sea un mínimo de la gran labor que tu has realizado como periodista.
Un saludo, Ricardo Dudda
querido Reimon, me honra que te unas a mi cumpleaños oriental y espero que soplemos las velas pronto sobre una Sachertorte regada con rakija o viceversa. En cuanto a los regalos de cumpleaños estoy diciendo a todos que mejor cheques al fondo de pensiones que acabo de abrir por lo que venga; te pasaré los datos porque es en un banco de Tirana y el albanés lo improviso cada vez con más dificultad. Gran abrazo desde el largo invierno. Ramiro
Pocas veces se puede estar más de acuerdo…..al llegar el fin de semana dales descanso a esas horas que pesan como piedras. Quiero un lobito sereno para el lunes que terminara para siempre con el segundo mes del primer año de la segunda década de este globalizado siglo. Dulces sueños a estos tres tremendos periodistas.
Ánimo para su amiga Cecilia Ballesteros. Queda invitada a las movilizaciones que los trabajadores del grupo PRISA tenemos en marcha para evitar los más de 2500 despidos que inmisericórdemente está dispuesta a acometer esta compañía. Dígale que la añoramos el pasado jueves, cuando terminamos cortando la Gran vía porque nos juntamos más de mil trabajadores. Por supuesto está usted invitado también Señor Lobo, que no todo en la vida son las grandes causas internacionales, también están las grandes causas locales, y con esto no digo que no lo sepa porque confío en su sentido de la lucidez.