Sombras que se pintan
Monday, 21 de February de 2011 por Ramón
El domingo pinté una sombra sobre la arena y la sombra me pidió que pintara una segunda, alta y con el pelo largo. No es fácil dibujar dos sombras con un sol rodeado de nubes que juegan al escondite.
Hay personas que sostienen que eso no es pintar, sino recortar una sombra, porque las sombras no se pintan. Las palabras definen a quien las pronuncia: esconden, o muestran, la forma de pensar y de sentir. El recortador de sombras copia rayas ayudado del canto de una concha marina. Carece de esperanza; cree que desliza líneas absurdas que el viento o el agua borrarán en unas horas. Los pintores de sombras no necesitan pinceles, lienzos y colores para pintar una sombra. Son personas esperanzadas, que creen en el mañana y pelean por fijarlo, no tanto en la arena, sino duplicado en sí mismos. No recortan porque recortar es ya una forma de limitar, de levantar fronteras. Ellos crean espacios para que la sombra pueda moverse y respirar aire de vivos.
Pintamos dos sombras que al sentirse completas echaron a andar cogidas de la mano y tuvimos que correr para colocarnos delante, en nuestro sitio en el mundo de la lógica de los reflejos, en el ángulo preciso que ordenaba el sol por un instante desnublado. Las sombras rebeldes iban felices, saltarinas, hablando de sus cosas y riéndose sin sentido. Les escuché palabras hermosas: palabras-transparencia, palabras que muestran, palabras-valiente.
Hoy es lunes, y se presentó agrisado. Mi sombra se niega a levantarse de la cama. Dice que le pesa una tristeza fabricada de sombra-mujer y arena.
En los lunes sin sombra me siento en el fondo de un estanque, con los ojos abiertos, no de muerto repentino, sino de vivo que está alerta. Una película de agua verdosa me cubre por completo. Algunos peces juegan entre mis pies mordisqueandome los cansancios. Desde ese fondo observo el transitar autómata de personas apresuradas que no miran, que no callan.
En días así pienso en la arena pintada, en el sonido del mar y en la luz del sur. Tengo ganas de que llegue el verano para construirme una casa de sombra para que las sombras que pinto sean felices, brille o no brille el sol.
Feliz semana.
Las sombras son el negativo de sus dueños, aunque silenciosos y discretos. Las sombras son los títeres de los que no se saben marionetas.
Me ha encantado el post, lo he leído dos veces. Muy buena la elección de la música para acompañar la lectura.
Un saludo y buen lunes
uff, ultimamente me parece que este es el blog de jorge bucay…pero mas bellamente escrito
Cuando se echa de menos al amor tenído, todas las realidades salen sobrando y cobran vida las sombras que te llevan al Sur, al mar, a las sombras abrazadas en el mar brindando con vino sombreado, y en los labios queda la vida de todos los besos dados.
http://www.youtube.com/watch?v=4a9vR5L4bdk&feature=related
Gracias Ramón, por demostrar que no todo en la vida es periodismo y política y desesperanza… Y que sin estas sombras, todo lo otro no es más que un escritorio frío.
Descubrí a Dayna Kurtz hace años en las Noticias de la 2, todavía en época del PP, cuando Fran Llorente y Lorenzo Milá eran una isla en medio de la información uniforme y oficial, busqué al día siguiente afanosamente algún CD y desde entonces no he dejado de escucharla; una maravillosa sorpresa encontrarla acompañando este texto.