Libros que reman contigo
Wednesday, 16 de February de 2011 por Ramón
Hay libros mágicos, libros-palabra, libros-voz que colman los silencios. Libros que si no espantan la melancolía, al menos le dan calma con voces prestadas. Hay libros-bastón, libros-ventana, libros-hoja-de-luz, libros-para-respirar-fuerte. Tengo uno que viaja conmigo, Las ciudades invisibles de Italo Calvino; es un libro protector hecho de desiertos, un libro que devora miedos y lejanías.
Ahora tengo otro, Luz de la Memoria, construido de restos de naufragios. En él habitan frases que vuelan, frases que brotan de los labios de personas con la memoria gastada, a las que la enfermedad de Alzheimer ha despojado de parte de su vida. Sin los artificios del lenguaje, sin lo superfluo, les queda la frase desnuda, directa, poéticamente rotunda: “En una ventana puedes poner un amigo”; “las sillas siempre están cansadas”; “veo muchas puertas pero no encuentro la salida”, “la risa es una canción sin letra”; “un beso da oscuridad porque cierra los ojos”; “mi hija siempre quiere tener razón y la razón se a di yo”…
Es un libro para mascar escarcha. Contiene la tristeza de lo irremediable y la alegría de lo que sobrevive a pesar de las tormentas.
Escribe el prologuista Juan Cobos Wilkims: “En esta travesía no es el viajero el que olvida el equipaje en la estación, es la maleta la que parte y abandona a su dueño en el andén. Lleva dentro (…) los recuerdos de toda una vida”.
Me imagino esa maleta sin dueño cargada de tesoros en un vagón de primera clase y veo a un hombre viejo y encorvado que en la estación de destino se encarga de recoger las memorias ajenas y de colocarlas en los estantes de un almacen enorme bajo un cartel: sueños perdidos.
Pepa Medero Rubio y Carmen Vides Bernabé han completado dos trabajos extraordinarios: cuidar de los enfermos y recoger sus pensamientos en este libro que edita la Asociación de Familiares de Enfermos de Alzheimner de Huelva.
Siempre imaginé así la memoria: apagándose recuerdo a recuerdo, rostro a rostro, nombre a nombre dentro de un laberinto de sombras en el que se pierden las palabras. Sé que hay cientos de miles de personas que padecen Alzheimer y otras cientos de miles que lo padecen cuidando de otros, con paciencia y cariño. Pienso en ellos.
“Los sueños son la vida con los ojos cerrados”. Como esta canción que abre los míos: Londres, lluvia, 1981, cuando reorganizaba mi vida y aprendía la norma básica para ser feliz: empeñarse en ser feliz.
A ver si aprendo yo también a serlo…. saludos Lobo.
Londres, lluvia, 2011, la historia se repite, empeñándome en ser feliz, rodeada de buenos libros y de muchos recuerdos que cuento cada semana como si fuesen la primera vez… para alguien que ya no puede recordarlos… Gracias por tus palabras!
Libros-voz, canciones-acuarela…los recuerdos son caminos torcidos que solo la memoria es capaz de recorrer. Y aún así la hoja de ruta es borrosa. A veces los recuerdos se confunden con los sueños y es difícil no añadir o restar detalles a lo vivido.
Buena entrada y como siempre un placer llegar de madrugada y leerte.
Un saludo
Me ha gustado mucho el post, y las frases entre comillas las voy a copiar y las voy a pegar en la cocina.
Saludos…
Los restos de naufragios están impregnados de olor a mar que no se va nunca y poco entienden de contaminación. También la olvidan. Buenos días!
[…] Escribe Ramón Lobo sobre el libro que está leyendo: “Es un libro para mascar escarcha”. Alzheimer. ¡Comparte! | […]
También mi madre va dejando su memoria a retazo, no sabemos dónde… Llegará el momento en que ni siquiera pueda reconocernos. Poco a poco, porque hace ya tiempo que ella no es la que fue, nos hemos ido haciendo a la idea. Es, en realidad, el duelo antes de la muerte. Mientras tanto, mi hermana ha tenido la hermosa idea de que escribamos a mi madre todas las semana una carta y yo he aprovechado para que cada una de ellas sea como un pedacito de la vida que hemos tenido junto a ella. ¿Servirá de algo? Puede que no, pero mientras le leen las cartas algún destello de ese tiempo asoma y cuando sucede… sonríe. Para mí, suficiente.
Gracias por la recomendación. Tomo buena nota.
Por si os interesa, hoy en Madrid a las 20 horas, en la sede de Embajadores de la Escuela Oficial de Idiomas (C/ Embajadores, 70 – metro: Embajadores, línea 3), se presenta el libro “Mémoires pour souvenir” (éd. Cherche Midi, 2009) del periodista parisino Didier Audebert, que trata sobre la enfermedad de Alzheimer. El autor debetirá en francés en el aula 15 de esta sede.
Precioso tu post y triste la realidad de las personas que padecen ésta enfermedad, así como triste es la realidad de sus seres queridos. La memoria “son” los cimientos de nuestra casa interior; si desaparece, queda un elemento vacío, nosotros. Menos mal que se sigue amando a quien la padece; por lo menos el amor ocupa esos espacios desaparecidos.
Como sempre tu escreves com a alma…penso que temos que segurar firme nossa maleta, pois quem sabe um dia estaremos na estação sem saber onde encontra-la. Abraços! Elizabeth
me acorde la cancion de un argentino Luis Alberto Spinetta llamada “Los libros de la Buena Memoria”
aca va un parrafo, si queres escucharla es muy hermosa, aunque vieja..
“El vino entibia sueños al jadear
Desde su boca de verdeado dulzor
Y entre los libros de la buena memoria
Se queda oyendo como un ciego frente al mar…”
Lobo, ya sabes que la enfermedad obliga a construir una memoria de la desmemoria. No es mal compañero de viaje Italo Calvino. Salud.
Gracias por contagiarnos tu emoción esta tarde. Fue un instante digno de guardar en la maleta… Gracias, Maestro.
[…] Libros que reman contigo http://www.ramonlobo.com/2011/02/16/libros-que-reman-contigo/ por sonrisadecrack hace 2 segundos […]