El lento declinar de la fábrica de la paciencia
Tuesday, 25 de January de 2011 por Ramón
A los macho alfa les gusta jugar a ver quien mea más lejos, como si mear lejos fuese el baremo de la excelencia. Los animales que tienen miedo fabrican ruido para ahuyentar el peligro. Mear lejos es una forma de hacer ruido. Hay tiempos de crisis en los que la orden es retirar los espejos para que nadie se vea reflejado. Sin reflejo no hay miedo y sin miedo deja de ser necesario el ruido. Entre tanto trasiego en las tramoyas se nos ha olvidado qué es impostura, qué memoria.
Son pocos los que reconocen que la crisis actual del periodismo es una crisis de calidad. El problema no es solo la caída de ventas, el problema de fondo es que en bastantes casos no merecemos que nos compren. Me gustó la columna de Andrew Alexander, defensor del lector del The Washington Post. Escribe en su último día en el cargo: “Un asunto dominante [en los mensajes de los lectores] ha sido el declinar de la calidad periodística del Post. Comparto esa visión. He escrito antes que el peor de los días del Post es el mejor de la mayoría de los periódicos. Impreso y online [el diario] conserva una inmensa influencia en el periodismo y en el discurso público”.
No es Internet lo que nos está hundiendo, es nuestra incapacidad de hacer autocrítica, de confiar en nosotros, de apostar por buenas historias que merezcan ser leídas, de ser atrevidos. En tiempos de crisis nadie se arriesga, solo se recortan gastos. El director de un periódico conservador español acaba de despedir a su secretaria con una carta. La razón que le ha dado es que estaba una lista como si esa lista le fuese ajena. El periódico aludido ya despidió a la mitad de su platilla para mejorar la calidad y garantizar la supervivencia. ¿Querrán cobrar por cortar y pegar? El lema subyacente es claro: todos los que cobren más de 700 euros al mes sin derecho a nada ponen el peligro el proyecto empresarial. No es solo cosa de periodistas. El mal es general. Los que tiraban al plato se quedaron sin platos.
Alexander denuncia erratas, fallos gramaticales y “pequeños e intolerables errores que erosionan la credibilidad”. La credibilidad es lo único que nos sostiene y es lo primero que arrojamos por la borda. Sobra peso. Fuera la credibilidad, los grandes reportajes, los veteranos.
Pese a todo, tengo fe. En los lectores que demandan historias, gente que paga a cambio del resultado de mucha paciencia en el rastreo inteligente de lo que es noticia, que rechaza el todo vale, el qué más da. Tengo mucha fe en los jóvenes que empiezan, empujan y no se rinden.
La autocrítica no es lo habitual; la critica, tampoco. El periodismo es una profesión que se basa en el control (crítica) de los demás pero no soportamos que los demás opinen de nosotros. Internet nos acerca a la gente que vomita insultos y a la que propone ideas. Lo sano es escuchar, aprender. Escuchar en un flotador que salva personas y genera noticias, historias que contar. No estoy más pesimista o realista bien informado que otras veces. Solo estoy atónito. Boquitonto. Pasmao.
Nos queda Winston Churchill. Y Supertramp. Y nos queda la verdad. A la verdad no se la puede despedir (de momento).
A la secretaria no la conozco…pero a algún amigo de alguna sección sí…25 años de experiencia por la ventana…tarde o temprano caeremos todos…y acabarán pidiendo texto y fotos en el “chino de la esquina”…como ya predije hace muchos años…no iba muy desencaminado…cuando las fichas del dominó veas caer…
Fool´s Overture es una de mis canciones favoritas…será la edad…
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Escribía C.G. Jung que el hombre pasa por cuatro edades en su vida: el atleta; el guerrero; el estadista y el espiritual. Así, el profesional también refleja en sus escritos la edad por la que va transcurriendo en este mundo. Estoy convencido que hay sitio para todos, lectores de los cuatro grupos entregados a sentirse identificados con el periodista. En mi humilde opinión D. Ramón, le encuentro a usted en el tercer grupo. La autocrítica solo puede ser bien ejercida a partir de la experiencia y la reflexión. Me identifico con sus escritos. Por supuesto es un grave error prescindir de profesionales estadistas, aunque hay que reconocer que los demás también cuenta para cubrir las necesidades intelectuales de todos los lectores, en los distintos momentos de cada uno.
Yo sigo comprando EL Pais todos los dias..aunque ya no es el mismo..y ya no lo leo con tanto entusiasmo ni curiosidad..pero lo echo de menos si no lo compro. No puedo sustituirlo por la version de internet ..no me sabe igual. Recuerdo cuando empezaba a leer el periodico por las cronicas taurinas de Joaquin Vidal..ya se ya se lo que pasa con los toros..fueron cosas de juventud… pero Joaquin Vidal escribia mas que bien…
Nos echaran a todos Lobo..pero resistiremos lo que se necesario..nada de irnos sin pelear..
Besos desvelados..
Ramón estoy de acuerdo en la esencia de tu discurso pero sinceramente estoy harto de ver y escuchar a los mismos tertulianos a todas horas, todos los días, opinando de lo divino y de lo humano, sabiendo de todo, entendiendo de todo, en programas de información, en programas de telebasura………. Nunca informan siempre opinan y bloquean el paso al resto de los periodistas.
Un abrazo
Raúl
A lo mejor una solución es que varios buenos periodistas os juntéis y creéis un periódico digital nuevo, vuestro, y cobréis por ello. Dentro de mi absoluta ignorancia pues no soy periodista, pienso que esa es la vía que hay que abrir. Se empieza por poco, sin soberbia, ni grandes metas y, una vez que empecéis a anda,r iran surgiendo ideas y caminos a seguir. Estoy convencida. El proyecto se irá diseñando y transformando. Igual que pagamos por spotify y flirk, etc, etc.
Yo os animo a que lo intentéis. Dentro de unos años seguro que es el sistema habitual. Pero siempre se necesitan valientes que abran brecha.
Saludos, Paloma. Aprovecho para responder a Celia: no estoy en contra para nada del pensamiento de los pasados siglos que nos han hecho avanzar. Y entiendo el pesimismo generalizado. Gracias por tu post, Celia.
Saludos animosos.
Paloma
Preferimos antes la cantidad sin calidad y también sin costes. ¿Qué se pretende conseguir?
Los “mandamases” de las diferentes factorias en las que trabajamos, optan por querer profesionales cobrando como becarios (sin menospreciar a éstos, que lo fuí hace bastante tiempo y sin cobrar un duro).
Eso sin mencionar que la calidad de los trabajos desempeñados, hoy en día, ya no es una prioridad. Hoy todo vale, mientras salga adelante la producción.
Porque es mejor dar morbo, carnaza, sangre , insultos, peleas… Porque esto es “lo que da dinero”, lo que demanda la masa. Realmente, ¿esto es lo que queremos? ¿Aborregarse o aburrarse es lo que queremos los televidentes, lectores y oyentes de los diferentes medios de comunicación? ¿Esto es lo que queremos para nosotros y las siguientes generaciones?
¿Dónde está la noticia, la información de lo que pasa en el mundo? EL MUNDO. No el conjunto de unos frikis metidos en una casa, en una sala de baile, en un plató de televisión lanzándose improperios…¿Dónde?
Efectivamente, la crisis del periodismo y del mundo de la comunicación está en la calidad, pero no por culpa de no quererla o no intentar conseguirla, sino por culpa de los que deciden qué es calidad. Por culpa de aquellos que sólo miran porque sus carteras esten boyantes, sin importarles lo que se hace ni cómo se hace. “Mientras haya imagen en la pantalla, un artículo ocupando hojas, una voz rellenando la programación, da igual lo que salga. El caso es rellenar!!”
¡¡Grandes señores…, muy grandes!!
Para no lanzarme con teorías voy a exponer un caso concreto. Todo un ejemplo de donde no buscan historias de carne y hueso, profundamente humanas los periodistas.
José Luis Burgos es una persona con minusvalía física. Obligado a estar en silla de ruedas. Desde hace más de una semana está en su segunda huelga de hambre (La primera duró 24 días). Su lucha es contra el Banco de Santander, la entidad más poderosa de este país. Ningún medio se está haciendo eco de las condiciones escandalosas por las que su casa va a ser embargada, ni de su lucha. En 2009 se ejecutaron judicialmente 113.000 hipotecas. En 2010 se estima que superaron las 120.000. Más de 2000 cada semana. Su lucha no es un exotismo, afecta a demasiadas personas. Pero los periodistas no aparecen. Sólo aquellos de raza que no temen a los más poderosos. Mientras, José Luis Burgos nos da una lección de valentía y dignidad.
http://rosamariaartal.wordpress.com/2011/01/25/jose-luis-burgos-en-mi-casa-no-podria-quedarme-con-los-brazos-cruzados/
Ramón,… todo esta cambiando,… aunque no tiene por que ser todo para mal. Puede que esto sea el toque de atención que necesitamos, a lo mejor buenos periodistas como tú, lo que necesitáis es precisamente esto, salir de esos medios que vician el trabajo, y plantear alternativas, donde prime el periodismo de calidad, sobre otras cosas. Yo lo apoyaría y estoy seguro de que mucha gente, también lo haría.
Ramón, se te ha olvidado comentar (y creo que lo digo sin ironía), que el grupo para el que trabajas va a prescindir en estos días de 2.500 personas… (no se me ha ido un cero de más, no). ¡Glup!
Yo hace mucho que no compro ningún periódico (muchos meses, parece parte de otra vida), y leía, encantado, El País.
Descanse en Paz.
hhhhh
Esta bien escuchar de vez en cuando reflexiones y terminar diciendo que se tiene esperanza en las historias y en los jóvenes que empujan. Solo que cuando tienes 28 años, estas en un medio y propones algo y te dicen que no, que esperes, tengas paciencia, que de momento te dediques a copiar y pegar teletipos , que están en un proceso de reestructuración y que todo llegará y nada llega pierdes esa esperanza. Sobre todo cuando además cobras 700 euros y es tu padre el que te tiene que pagar las factura. Y todo eso no tan lejos de donde te sientas tu todos los días.
Entre el post y la noticia pasaron bastantes horas. Tampoco te voy a explicar como se leen los textos que escribo. Son abiertos. Gracias por tu interés. En todos los sitios cuecen habas.
¿Para qué pagar por la mañana lo que ya has leido en línea anoche? ¿por las noticias copipegadas de agencia con sus erratas, meteduras de pata, y general ausencia de cualquier atisbo de confirmación de fuentes? ¿por los artículos de opinión cocinada para gustar al lector ávido de ración ideológica afín?
Cada vez parece más que se compra “el regalo (la promoción)” que acompaña al papel con teletipos, publicidad y consignas.
¿dónde quedó en periodismo?
Me encanta fool’s overture.
Autocrítica falta mucha. Y cada vez veo más periodismo previsible y menos análisis y verdad en los periódicos. Creo que cuando me quiero informar realmente de algo ya no voy a las grandes cabeceras de siempre… sorry. Para temas políticamente incómodos, me salva el Guardian, algunas webs y poco más.
Pero tú continúa cuestionando y alertando, lo necesitamos todos!
Muy de acuerdo con el texto de Ramón. Muy de acuerdo también con que en tiempos de crisis (en este caso del Periodismo) pueden -y deben- surgir iniciativas que no repitan los errores que han originado, precisamente, su creación. No obstante también debo notar, por experiencias cercanas, que un profesional de la información no puede elaborar como norma una pieza de calidad si se le exige escribir una historia cada dos horas. Una buena historia exige tiempo. Tiempo para conseguirla, tiempo para contrastarla y tiempo de construcción para que el lector se sienta atraído por su calidad. Y es que, en los tiempos que corren, da más pasta la información de última hora que la información bien explicada y tratada en profundidad, aunque esta última salga algo más tarde. Combinar ambos aspectos es muy complicado.