Saltos de mañana de lunes
Monday, 8 de November de 2010 por Ramón
Viajar con maleta es una forma de no querer aprender a viajar sin ella, siempre hacia fuera, cruzando pueblos, ciudades, países, pisando el funesto invento de la frontera. Pero hay otros viajes, a veces más peligrosos, más largos y complejos, el viaje a uno mismo. No resulta sencillo navegar entre tanta máscara, muro y miedos acumulados, los de la infancia, los de la escuela, los de después, los de ahora, los de mañana por si acaso no fueran suficientes. Somos máquinas averiadas que petardean en un mundo repleto de ruidos y en el que no hay mecánicos suficientes para tanta avería. El espejo es quien devuelve los mejores consejos, los que no deseamos escuchar. Es lunes y arranca una nueva semana repleta de días, unos serán felices, otros no tanto. Viajar por el calendario es una forma de tejo, el juego infantil de las niñas, un ir saltando de cuadro en cuadro sin mucho sentido. Muchos no saltan, miran, observan, critican. Yo, mientras, salto y salto porque saltar es otra forma de viajar, de sacudirse, de existir.
Excelente. Que buena manera de comenzar la semana. Gracias =)
¡Salta, salta conmigo!
Ramon, ojala nunca se dejaran los muros protectores del colegio.
Un saludo
No, no es fácil viajar hacia dentro, requiere; ante todo, observación y, si fuese posible, mirar todo desde otro punto de vista para que la identificación con lo mirado no nos haga mucho daño.
Observar recuerdos implica darse cuenta de la máscara que, a partir de dicho acontecimiento, nos hemos puesto. Si son recuerdos gratos, la máscara es la sonrisa y la confianza, buenas amigas y aliadas tanto de uno mismo como de los demás; si son recuerdos amargos la máscara puede ser un muro impenetrable, lleno de dolor y protegiendo la vulnerabilidad de la herida causada.
No hay maleta en la que quepa el viaje al interior de uno mismo, porque lo único que hacemos es sacar cosas que, por lo que sea, tienen un muelle, y en cuanto las soltamos vuelven otra vez hacia dentro…o bien no queremos soltar el lastre que nos daña…o bien es que no sabemos.
Es bueno observar nuestro interior desde otro punto de vista, a veces, mejor, hasta de lejos.
…perdón, el primer punto y coma sobra, es solamente una coma…
Todos saltamos en un viaje… que es el nuestro. El miedo lo dejamos atrás sin remedio, y no por merecimiento. Lo dejamos atrás por qué no somos nosotros quienes nos hacemos.
Nacemos hechos.
…lo de la entrevista de Felipe, con ese mirar al infinito que da la tranquilidad del haber cumplido, ha sido genial.
No acometió la labor de haber volado por los aires a nadie, menuda felicidad el saber que era una opción pero que no se llevó a cabo. Además, el “papeleo” con los franceses hubiera sido… mejor lo digo con pocas palabras: “decidí que no”.
Menudo señor, que estadista, que decisión, que capacidad de verdad… y nos lo cuenta en “modo resumen”, para que no nos aburramos con las diatribas de todo un presidente, como para ahorrarnos algo. Que bendita bendición, que educación la suya, que finura de criterio, así no nos aburrimos (jo !)
Y cuando tuvo ocasión devolvió a Segundo Marey a su domicilio. Que habiendo muchas mas alternativas como por ejemplo, no sé… hacerle desaparecer por algún método limpio, con cal blanca por poner un ejemplo, o en una fosa común con un tal Zabala ?… es todo un detalle por su parte.
… y Millás, en el guindo ?
Desde luego, mentir, no le miente a nadie, y seguro que se siente orgulloso de ello. Esa mirada clara y ese mirar de frente del que actúa con el decálogo la mano.
Me ha enternecido cuando comenta que su hijo, al comer en un Japonés le dice que es la primera vez que cenan todos juntos fuera de la Moncloa y él se da cuenta de lo que han sufrido. Que belleza de imagen, que finura de espíritu de un hombre que no se ha embrutecido por su labor de “estadista”.
Soy otra persona después de haberla leído. Me siento reconfortado.
PD: Otra cosa hubiera sido si Reverté hubiera ocupado el sillón de presidente… el carácter español es lo que tiene. Pero Felipe, un señor.
Ignacio, la palabra estadista no la utilices ni con sorna, que es demasiado grande, en España se extinguió con Azaña.
[…] Me encanta, es del gran Ramón Lobo […]