Muertos y vivos
Monday, 1 de November de 2010 por Ramón
En víspera de todos los santos a los vivos se gusta hacerse el muerto. Es injusto, no hay reciprocidad. Madrid se llenó de personas disfrazadas de difunto. Algunas con gran esfuerzo y mérito. Daban casi miedo. En un semáforo vi a cuatro muertos embutidos en un coche decorado con telas de araña y cristales manchados de sangre. Más allá, frente a la estación de Atocha, un drácula se cruzó en el paso de peatones con un tipo tocado con sombrero de copa y este se lo quitó ceremoniosamente porque la buena educación no se debe perder por detalles insignificantes como ser o no ser. En mi calle me topé con una manifestación de muertos. Debe ser que en el más allá también andan con recortes y en crisis. Me deslicé entre ellos con mi disfraz de vivo. Nadie afeó mi falta de compromiso con la fiesta. Debieron pensar que quien hacía teatro era yo.
El Halloween anglosajón ha sustituido en las ciudades al cristiano día de los santos. Es un avance. Como el Carnaval mejora la Cuaresma. Prefiero el Cádiz pagano a la Sevilla de las procesiones (un teatro monumental que merece la pena). En los pueblos se mantiene el almodovariano día de los muertos-santos: acudir al cementerio, adecentar lápidas, colocar flores y hablarle un poco a los muertos-muertísimos. Visto desde fuera resulta rara tanta pasión por los que se fueron cuando vivimos de espalda a la Muerte y a los demás vivos. Vivimos como si este extraño, injusto y no siempre divertido chiringuito de feria fuese eterno.
No, no es eterno. Es simplemente una fracción de segundo que se dilata con el sufrimiento y se acelera con la alegría. Los vivos y los muertos nos damos la mano cada mañana o simplemente nos apartamos la mirada – no vaya a ser que algo raro me salpique- y seguimos nuestro camino.
Entonces anoche te sentiste un Michael Jackson en Thriller, o tal vez, atravesaste el río Estigia y te encontraste en medio del Hades de los exiliados.
Sea como sea me alegro que llegara con bien a su casa 🙂
La semana Santa sevillana es algo parecido a Halloween pero en monumental, salen los muertos a la calle (bueno solo sale un muerto o moribundo, pero se repite) y gente vestida con trajes tétricos, casi como burkas. La diferencia es que esta de ahora es divertida.
Halloween no me divierte ni atrae en absoluto. Los putos niños no me dejaron dormir en toda la noche, llamando casa por casa pidiendo caramelos. Debo estar haciéndome mayor, he aquí una fiesta a la que no quiero apuntarme. Ay.
Bueno, al fín y al cabo estamos en un escenario y todos llevamos disfraces. El disfraz de ir por casa, el del trabajo, el de las risas y el de reirse de lo que más tememos, la muerte.
Hay muchos telones y muchos espejos donde mirarse, mirar y que nos miren. Lo peor es cuando el disfraz lo llevamos por dentro y damos a los demás una versión distorsionada para calmar nuestra conciencia y, de paso, la de los demás….por lo demás, toda fiesta es buena y es necesario normalizar hasta los miedos y la muerte.
Me hace gracia que Drácula cruce por un paso de peatones. Qué políticamente correctos nos hemos vuelto todos… Igual somos nosotros los muertos (de aburrimiento).
pense que se tomaba hoy un dia de vacaciones de todas formas gracias por escribir ha sido genial el post de hoy auque lo que mas me llamo la atencion es lo que le ha sucedido al fotografo Joao Silva asi que voy a buscar informacion sobre eso. Un abrazo fuerte para todos desde la mancha.
Ay Lobo que bien cuentas las cosas!
Vivimos como si este chiringuito fuera nuestro en propiedad, como si las personas fuéramos individuos enteros, como si existiera el mérito y así… también existiera el pecado.
Bendita suerte de fiesta donde solo cuenta el nosotros.
Podríamos imaginar que es mas ético el copeo
que el trabajo y la oración,
y acertaríamos de lleno.
A mi esta fiesta me da igual, no es lo que mas me preocupa de la maldita globalización, lo que mas rabia me da es que Drácula
respeta los pasos de cebra y muchos otros, seres vivos, no tienen ni pizca de educación vial.
Pongamos a Drácula en los cruces de caminos.