Llueve a cántaros
Friday, 17 de September de 2010 por Ramón
Llueve. Deben caer goterones porque repican como campanas contra los tejados. Acabo de terminar un texto para el periódico que cuando me levante deberé pulir bastante. Me gusta el sonido de la lluvia. Su olor. A tormenta. A tierra mojada que vuela. Me gusta cuando la vida me entra por el olfato, debe ser una querencia de mi pasado lobo por los montes de Asturias hasta que me salvó Rodríguez de la Fuente. Hoy di una charla en la Casa Encendida. Me quedé satisfecho. Cuando sucede esto es que me he mostrado y cuando muestro me revuelvo por dentro. Me pone triste revolverme, repensar, resentir. Llueve menos. Se apagan las gotas que ya son diminutas, sin energía, y los truenos se alejan tronando hacia otro lugar. Madrid se ha refrescado. Tengo ganas de invierno, de frío, de jersey gordo. Tengo ganas de edredón y de sentir su calor. La vida son sensaciones, poco más. Tengo ganas de que llegue la noche del viernes, del fin de semana, de que las distancias se hagan tan pequeñas que baste alargar la mano. Apenas llueve ya. Los truenos parecen un concierto lejano, casi un susurro. Tengo sueño y ganas de soñar que me despierto y me subo a un tren que viaja hacia un tiovivo lleno de caballos con el pelo rizado. Me gustan los tiovivos y me gusta la gente que se baja de ellos de un salto, como si ya no tuviera miedo a los abismos. Un salto nada más. Solo uno.
La lluvia se perdió en alguna señalización mal puesta porque ha regresado con fuerza: rayos, centellas y truenos. Me gusta este descontrol, este va y viene de aires y gotas. Miro por la ventana y saco la mano para mojarme. Me gusta oler, pero me encanta tocar, ser tocado, me gusta mojarme hasta emparme, sin miedo, como si fuera la última vez.
Te pondrás triste por repensar, revolverte y resentir, pero sobretodo eres valiente por contar tus cosas así, tan transparentemente, a todos. A mi también me gusta la lluvia y el olor a barro. Pero si pienso que la vida es poco más que sensaciones, no sé, me quedo con cara de no puede ser, tiene que haber algo más… porque sinó me pasaría el día buscando sensaciones que me gustan. También me gusta el estar a disgusto.
Precioso. Pude sentir esa luvia (que casualmente está mojando Caracas también estos días) y pude sentir, también, ganas de mojarme hasta empaparme, “como si fuera la última vez”.
Un abrazo.
me hizo acordar una cancion de Madonna que se llama Rain:
“Rain, feel it on my finger tips
Hear it on my window pane
Your love’s coming down like
Rain, wash away my sorrow
Take away my pain
Your love’s coming down like rain”
es para escuchar en dias lluviosos
¡Esas primeras lluvias, siempre tan bienvenidas!
En mi caso fue escuchar y quedarme también muy satisfecha, y muy agradecida por la generosidad…y también una se queda repensando, resintiendo, pero sin tristeza, todo lo contrario, con el alma más reconfortada…
Gracias!
Cuando llueve así, como anoche en Madrid. Cierro los ojos y me imagino como Gene Kelly en Bailando bajo la lluvia, pero en mi barrio en mi calle, cantando a voz en grito “ Al Alba, Al alba” y después si, después el edredón, y despertar bien abrazada.
Yo echo de menos el repiqueteo de la lluvia. Las nuevas persianas que tuve que poner en casa me “aíslan acústicamente” y ya no lo oigo por mucho que me concentre. Y la echo de menos porque arrastraba los posos y, como un niño en la noche de reyes, sabía que a la mañana siguiente mi regalo sería un aire más fresco y limpio. Ahora, a veces y en las pocas ocasiones que llueve (aquí estamos mutando al Sáhara), abro la ventana en rebeldía contra la tecnología y las nuevas persianas para seguir escuchando esa lluvia.
Ramón: estudio Periodismo en la Universidad de Navarra. Estoy haciendo un reportaje y me gustaría exponer la experiencia de un corresponsal de guerra. ¿Podría hacerte una entrevista corta? Espero tu respuesta y gracias.
Tal vez porque cuando llueve nos vaciamos con la lluvia, que nos penetra y nos limpia…Tal vez porque en Santiago, dicen, la lluvia es arte…
Tal vez porque la lluvia despierta los sentidos…
Tal vez por eso..tus palabras desprenden magia.
Hola, Ramón
Te escuché en LCE. Me gustó lo que contabas. Te hice una pregunta y creo pudo entenderse de manera distinta a lo que quería decir. Era una reflexión en voz alta, más que una pregunta; me preguntaba si la izquierda hoy se ha vuelto tan inofensiva para el poder, que el poder hasta se siente cómodo ofreciendo espacios donde habitar (LCE, o la tabacalera de Lavapiés).
Quizás, como quise entender de tus palabras, se trata de hacer lo que uno puede y donde uno puede, sin más.
En fn, solo quería aclarar que no había la menor crítica personal, sino cierta frustración frente a un mundo en el que a veces piensa uno que la batalla está perdida.
Un abrazo
Sólo te leemos mujeres?
extraño comentatio, gemma
yo no soy una mujer