La noche blanca en la ciudad ruidosa
Monday, 13 de September de 2010 por Ramón
La noche blanca llenó Madrid de gentes. Salí a dar un paseo entrada la noche después de luchar con la novela y releer un libro por trabajo. Caminé casi una hora por la plaza de Oriente, Gran Vía, Montera, Sol y la calle Mayor antes de regresar a casa, a la cueva, al refugio. Me crucé con cientos, quizá miles, de personas. No conocía a nadie, nadie me conocía. Fue un paseo espectral en medio del jolgorio. Era un invisible, sentí soledad, la que existe en una ciudad presumida y presuntuosa de millones de seres que no miran. Había niños que gritaban sobre un columpio y pandillas de jóvenes que vociferaban sin motivo aparente. Todos parecían de farra, menos las putas de Montera que iban de romería. La oscuridad confunde disfraces, quita máscaras.
Cansado de una noche blanca sin mucho talento escénico, evité como pude los restos de basura en dirección a mi calle. Al doblar la última esquina me encontré con una niña de ojos muy azules que me llamó. Preguntó si era amigo de Cinderella. Le respondí que sí, muy amigo, aunque hacía tiempo que no la veía. La niña movió la cabeza a los lados, como si desaprobara mi discurso. “No me dices la verdad. Sé que eres uno de ellos porque estás iluminado por dentro”. “No es una iluminación, solo una sonrisa muy grande de felicidad”, respondí. La niña me exigió detalles de mi afirmación que no le di por pudor. Desde la acera de enfrente, otra niña me lanzaba dardos y exclamaba: “Mentira, no tienes luz, solo es una cerilla que se apagará pronto; no es felicidad, es una ilusión”. No me gustó el tono ni su pesimismo, como si mi desgracia le pudiera beneficiar. Entonces me desabroché la camisa y le enseñé un ombligo del que desde hace un tiempo sale una luz naranja que no tiene fin. Pasó un grupo de chillones y el líder de la manada dijo: “Vaya tripi”. No le entendí bien. Solo sé que la noche no es blanca, ni negra, ni naranja. Se trata de un espacio de juego para la imaginación. A mí, por ejemplo me gusta imaginame lleno de luz aunque casi nadie la vea.
Para ver la luz propia de una persona, hay que ser capaz de mirarle sin envidia, con respeto y tolerancia. Todos tenemos la capacidad de que brille una propia, lo malo es que muchas personas malgastan su tiempo intentando robar las ajenas. Basta con saber que eres uno más dentro de un gran universo, pero que tu luz es necesaria para que haya más brillo en un mundo, en el que muchas veces, es la luz la que brilla por su ausencia.
La noche en blanca es la noche borreguil por excelencia, en la que la Gran Vía vuelve por sus fueros de Cañada, madrileños que no han pisado un museo en todo el año salen a sentirse culturalmente activos, aunque sean más bien pasivos. Este año escapé, gracias a dios y a las fiestas de mi pueblo adoptivo (que al no tener me he tenido que inventar).
Y no digo que este invento me parezca mal, digo que no es lo que pretenden vender, aunque desde luego miles de “madrileños” lo compren (creo que cuanto menos madrileño eres, más te gusta este circo). Y si te gusta el pan y el circo, normal que proclames césar al faraón Gallardón.
Pues a mi, desde la distancia, me parece una iniciativa acertada; solo estuve una vez hace ya años en la Notte Bianca de Roma, y fué muy interesante, aunque se aguara finalmente por la lluvia.
Lobo, tu soledad me suena, me siento identificado, y piensa que quien no tiene luz propia está condenado a la mala sombra.
Es cierto que cuando sonríes te iluminas. Eso debió ser lo que vio la niña de los ojos azules. Créetela porque normalmente sólo quien tiene esa luz es capaz de verla en los demás. Los científicos explican el fenómeno con complicadas fórmulas de equilibrio de sustancias que se generan cuando sentimos placer. La repelente de enfrente debía ser científica. El del tripi seguramente se refería a lo que acababa de ingerir. Otra sustancia… Buen lunes!
Me has recordado una pequeña historieta de cómic que leí en el número 15 de “La luna de Madrid”, en febrero de 1985, hace ya mucho tiempo. Está firmada por Pedro Roldán. Dice así:
“Dormía placidamente sumido en un indolente vacío cuando de repente MORÍ. Debo reconocer que de primeras me asusté, pero en mi ex-vida, destaqué como eminente curioso, y siempre había esperado este momento con ansiedad. Al fin sabría qué hay tras la muerte. Me siento como encerrado. Todo es oscuridad y silencio… Un momento, oigo algo… (suena una radio) ¡Anselma! Pero… es evidente, que aún estoy en mi cuerpo… ¡Qué curioso! ¿…? No me puedo desprender de él. Parece que la cosa va más despacio de lo que me esperaba. Veremos en qué acaba… Esto… no estaba previsto. Es francamente insufrible. Debo esforzarme por salir de mi envoltura carnal. Lo intenté una y otra vez, pero todo fue en vano. Y de repente, como en una revelación lo supe. EL OMBLIGO, principio y fin de la vida. EL OMBLIGO. Llave de entrada y salida de este mundo. Por favor, QUE ALGUIEN ME LO TOQUE.”
Me gusta volver a abrir mis viejas Lunas.
Saludos.
¿Sabes que en la noche blanca
es plata lo que esparce el cielo?
Y la luz naranja, es, a lo lejos,
fuego para entibiar las manos
frías y tristes de estar solas.
Me ha llamado la atención esto que dices: “Me crucé con cientos, quizá miles, de personas. No conocía a nadie, nadie me conocía. Fue un paseo espectral en medio del jolgorio. Era un invisible, sentí soledad, la que existe en una ciudad presumida y presuntuosa de millones de seres que no miran”. ¡Qué cierto es!, de nuevo Galeano lo dice mucho mejor que yo:
“Lo peor es cuando comés acompañado pero en realidad comés solo … ¡La cantidad de solos amuchados, el amuchamiento que enmascara la soledad y que a veces la multiplica. A veces no hay nada peor que estar solo cuando uno está acompañado, falsamente acompañado por una multitud donde nadie se encuentra con nadie”.
LA MUCHEDUMBRE SOLITARIA, recuerdo que era el título de un libro que nos aconsejaron en 4º de Carrera en la asignatura de Sociología. Entonces me llamó la atención el título, por lo que significa, y hoy me sigue llamando la atención. Delibes también dice algo parecido en su libro UN MUNDO QUE AGONIZA, cuando dice “estamos más juntos pero no más próximos … somos más pero no mejores”. En fin, como diría mi admirada Mafalda: “¡Qué atrasado está el progreso!” o eso de “¿Y no será que en este mundo hay cada vez más gente y menos personas?” En fin …
Un abrazo en soledad pero no solitario, Montse
gracias Ramón y mil gracias Montse x tu indispensable aportacion. sabias palabras
Raquel: muchas gracias por tus palabras, aunque creo que exageras un poco, ehhh!! De indispensable mi aportación no tiene nada, ¡qué va! Es más, a veces siento que soy demasiado impulsiva y digo demasiado, debería aprender a callar un poco, pero… En el fondo me quiero como soy. GRACIAS.
Un abrazo, Montse
No calles, Montse, no calles. Enriqueces el blog del lobo solitario este que cada día está más melancólico.
Por cierto, lo del tripi me parece normal si vas por ahí enseñando un ombligo con luz naranja…
Gracias Kanene, qué amables sois conmigo, se agradece!
Un abrazo, Montse