Roma y el sexo de los Allende
Thursday, 19 de August de 2010 por Ramón
Leí hace años un libro de Isabel Allende llamado Afrodita. La segunda parte está dedicada a recetas culinarias que fomentan las ganas de dormir la siesta bien acompañado. Son útiles, incluso con el recurso solitario de la imaginación. La primera parte, que es la que devoré (con perdón), está centrada en la memoria y los sentidos, de cómo el aroma de un vino que se abre en Amsterdam puede transportar a los brazos de otra persona en Santiago. Vino, amor, desamor.
No recuerdo con exactitud pero en algún momento cuenta que sus padres, o sus tíos, o alguien de la generación anterior, hacían el amor, una forma educada de hablar del sexo sin soliviantar a los dioses, con un camisón largo que disponía de una ranurita bordada en forma de cruz en la que el padre casto y puro debía introducir, supongo que en la oscuridad y acelerado por las calenturas, el colgajo tieso y firme más impuro solo por el deber de procrear, no para gritar ni gemir ni sonreír ni gozar, que eso son cosas del demonio, sino como un penoso trabajo por el bien de la especie. Isabel Allende decía que solo a la Iglesia se le podía ocurrir algo tan pornográfico. No sé porqué, cuando me encontré está tienda de tabaco cerca del Colegio Español he pensado en el sexo malabar de la familia de Allende. Buona sera.
Jajaja, sólo a ti se te podría ocurrir pensar en el “sexo casto” al ver esta puerta.
“…Señor, no es por vicio ni por fornicio, sino para dar un hijo a tu servicio…”, decían en Macondo.
SPQR+
ese es uno de los tantos libros que tengo pendiente leer….saludos desde Cuenca
“dormir la siesta bien acompañado”. Ramón, no doy con el nombre de la figura retórica utilizada porque metáfora se me queda corto. Sería algo como mmmmm, similar a ronroneo pero con emes ¿monmoneo?
Vicente, eso no lo dicen en Macondo, es de “Como agua para chocolate” de Laura Esquivel, mejicana.
Lo siento Teresa, eso lo ley en Cien años de Soledad.
Yo no he leido “como agua para chocolate”.