Roma ferragosto
Monday, 16 de August de 2010 por Ramón
Ferragosto extendido, un puente que se desborda en lunes. Casi todo cerrado. Hasta los turistas parecen menos excepto en los lugares en los que siguen por razones incomprensibles a un tipo o una tipa con una especie de paraguas semiabierto en lo alto. Los llaman guías y sirven para explicar lo que ya viene muy bien explicado en las guías de papel (pronto, ya, en las aplicaciones del teléfono). Me levanté a las siete. Escribí. Volé. Más páginas; ya tienen anchura natural. Más sexo (en la novela). Saqué la báscula de la secadora completamente empapada. De miedo. Me pesé. Volví a meter en la secadora y escogí el programa de te vas a quedar como la mojama. Escribí más, chateé y salí a dar un paseo.
Por la Fontana tuve que encoger la mitad de la tripa cervecera de la cantidad de gente que estaba parada sin hacer nada de provecho. Todos se creían Anita Ekberg y en algunos casos, sobre todo en los hombres, hay limitaciones. Visité a una amiga en Piazza Nabona. Comí en un sito que ya he olvidado al lado del Panteón. Soñé con un helado mientras me colgan las piernas en el abismo. Caminé y serpenteé. Tras mucho que me pierdo que me pierdo aparecí en la Piazza del Popolo, que merece un aparte. Regresé a casa por la Via del Babuino y de repente, a la izquierda en la dirección hacia la plaza de España, una aparición, una belleza sublime: la entrada de una mansión que sonaba a ruedas de carruajes sobre la gravilla, a caballos y capas, a Stendhal, a siglo XIX, a poetas suicidas y románticos, a un mundo sumergido debajo de este otro lleno de casas prefabricadas de 30 metros e hipotecas carcelarias para toda la vida. Sé que la movilidad social acaba donde tomé la foto y que los muy muy ricos siempre han tenido pocos (ninguno) escrúpulos para ser tan ricos, por decirlo de foma educada, pero hay aromas, vistas, vidas que no se compran con un talonario. Me acordé de Marx, de Groucho Marx: “Para tener estas manos se necesitan generaciones de ocio”. Yo voy bien, pero no tengo hijos. Buona sera.
Tu comentario y tu foto me recuerdan a una que tomé yo hace años en Malmo, Suecia. Lo que para muchos serían varios sueños unidos (una lámpara de cristal por lo menos de Murano y bajo ella un precioso Mercedes Benz granate) fue, para mi sorpresa, el garage de un opulento escandinavo.
Por cierto, si volviste por via del Babuino tuviste que ver la increíble cafetería dedicada al escultor Antonio Canova. Esa sí que sorprende…. tomarse un cappuccino en la planta de abajo o escalar para cenar en el piso de arriba rodeado de esculturas blancas de todos los tipos y tamaños es, sin lugar a dudas, uno de los privilegios que ofrece Roma. Por si vuelves a pasar: Via del Babuino 150.
Leer cada uno de tus posts romanos es una lenta tortura para mí. Qué envidia. (¡Quiero un helado mientras me cuelgan las piernas en el abismo! Buá.)
“Pero qué hacéis en Roma, es ferragosto”. Esto me decían los romanos hace muchos años, y me animaban a ir a la spiaggia si lo que buscaba era bullicio. Ahora vuelvo a Roma cada vez que te leo. Espero que el agua siga saliendo de las fuentes fresquita y buena como antes. A mí me sabía a agua bendita, no sé si por la cercanía del Vaticano, o precisamente porque siempre estaba lejos. ¿Qué le has dicho a la Bocca della Veritá?
Me trasnportas a mis experencias romanas cada vez que te leo, gracias. La Piazza del Popolo y el tridente realmente requieren un aparte, es uno de mis puntos (de mis muchísimos puntos) preferidos de Roma.
SPQR
En estas fechas del año pasado estaba yo en Roma. Un año después, gracias a tus post, cada día vuelvo un ratito allí. (Y gracias a este blog, has ganado un lector para tu próxima novela).
¡Qué alguien quite ese acento al tu que se me ha colado!
Hermoso paseo por el tiempo. Recorres las aceras de Roma sobre mis pasos. http://wp.me/pwJx2-Rh
¿Qué barriga cervecera? ¿Dónde la has visto?