Tiovivos con (mucho) vodka
Thursday, 22 de July de 2010 por Ramón
Esta noche, tras el séptimo vodka, vi la vida encaramada en un tiovivo. La feria daba vueltas y vueltas a cámara lenta. Los pasajeros podían subirse y bajarse de un salto de la plataforma sin apenas esfuerzo y una vez en ella, por alguna desviación educacional, se peleaban por encaramarse a los caballitos de ojos azules. Los afortunados, los triunfadores, saludaban al público que les vitoreaba pese a ir vestidos con un traje príncipe de Wall Street y corbata a juego. Yo, con mis siete vodkas en la mochila, deshojaba una margarita junto a un pino cortado. Un vagabundo se sentó a mi lado y dijo: “Hay gente que por mucho que se empeñe no sabrá nunca nadar en una bañera”. Hablamos de náufragos y mares repletos de acordeones que cantan canciones de fantasmas durante la noche. Los jinetes se sucedían en un tiovivo decrépito mientras que nosotros, sin movernos del banco de madera, viajábamos por mundos piratas en busca de una brizna de felicidad.
Era madrugada profunda. Se apagaron las luces, el cerebro y los vodkas que no me dejaron de subir al tiovivo. A mi lado yacía un muerto en espera del amanecer. Apenas habló, sólo murmullos. Cuando el viento escampó la letanía se hizo presente. El muerto decía: “Voy a volar hacia el cielo”. Era noche nublada con huelga de celo de los ángeles controladores. No había estrellas ni barcas de Caronte, sólo migas de Pulgarcito que nadie quería perseguir.
Me despedí del muerto que cantaba y me tumbé en la calle. Una señora repintada me preguntó desde la acera: “¿Se puede saber que diablos hace?”. Tras suspirar mucho, respondí: “Espero a los mares interiores para no ahogarme nunca más”.
esta noche, sin vodkas, pero con acordeones… en colombia tocan ritmos de angeles y de diablos, paramilitares que matan y violan y mujeres avergonzadas que siguen viviendo sus vidas de la mejor forma posible.
Gracias Ramon, me tomare unos roncitos (que no vodkas) cuando termine este informe de los horrores del daño colectivo e individual… no para celebrar, sino para poder seguir viviendo y creyendo que todavia se puede creer en otros tiovivos.
¡Pisha!, míratelo.
Aunque no lo creas aun existimos personas persiguiendo las migas de Pulgarcito. Porque el dia que se acaba la fantasia, las cuestas se invierten y ya solo se puede ver hacia abajo.
Un saludo cordial.
PD. Te siento triste Lobo, pero no pierdes la vitalidad. Y eso es de imitar.
Gracias, Don Ramón.
Hay quien cree en milagros
…hay quien comete maldades
Lobo, yo no me canso de leerte
Que te emborraches de nostalgias de vez en cuando es bueno, estamos hechos de recuerdos no?
Mis mejores deseos para ti y esta bonita canción
http://youtu.be/STVAAPAo7B0
A mi me pone triste leerte cuando estás triste, Ramón… un abrazo desde Manchester. Ya solo te faltan otros 3.
X mi lo que me flipa es que despues de los vockas , tengas el automatismo incorporado de escribir. Tio , bravo.
Nunca fui amigo del vodka, sino más bien güisquero, derivando (cuando el bolsillo acompañaba), al Cuatro Rosas, protagonista de una bonita canción de Gabinete Caligari. Hasta que llegó el veredicto de un matasanos acongojador, y acongojado quedé: parece que el hígado comenzaba a protestar seriamente por mi hobby. Ahora el vinillo de las comidas, una cervecita de pascuas a ramos, y gracias. Me cuentan los testigos de aquellos años que era un bebedor juicioso y hasta gracioso, que se me veía “suelto”, pero no pelmazo. Así que la noche de Madrid ha perdido un borracho de cierta calidad.
Uno bebe, aparte de porque sí, supongo, que porque se te hace más fácil trascender tus límites y fronteras habituales. Y así te subes al tiovivo, haces el paseíllo por una cuerda floja (en mi caso a modesta altura y siempre con red de protección, por si acaso), prescindes de todo aquello que te encorseta y te aleja de tu buena o mala esencia. Y encima te ocurren cosas interesantes, conoces gente a modo a bordo del tiovivo, y te asalta una lucidez casi filosófica. Lo jodido son las resacas.
No censuréis, no compadezcáis, no os apartéis del bebedor que sube al tiovivo (sí del borrachuzo broncas o llorón). Así que, señor Lobo, con siete vodkas por banda, viento en popa y a toda vela. Quién pudiera…
Brillante, como todo lo que escribes.