Día de estampida para los otros
Friday, 16 de July de 2010 por Ramón
Miro por la ventana y veo una estampida: una ciudad que se vacía por los desagües. Es como si todos los habitantes hubiesen recibido la orden simultánea de abandonar su cotidianidad y lanzarse a una aventura relativa. Muchos llevan a cuestas los símbolos de su existencia, embutidos en automóviles recargados en los que no cabe un canario mudo o en maletas arrostradas por aeropuertos, estaciones de tren o autobús.
Los más impertinentes comunican a voces la buena hora de sus vacaciones, a menudo un mero cambio de decorado de la monotonía existencial. Las agencias de viaje hacen su agosto en julio, o antes, ofreciendo paquetes cerrados de felicidad con tres comidas diarias y avión incluido. Atrás quedan los que deben esperar un mes y los que deben esperar a otra vida para que les toque un esbozo de sonrisa, de alegría verdadera. Los parados de larga duración no vacacionan. Ellos no se mueven, solo esperan invisibles y de pie en un hilera prieta de derrotas. .
Tampoco parten los vagabundos que han convertido una esquina ventilada en un puesto de observación ciudadana. Desde ella pueden asistir al desfile sobre la pasarela: las monjas almidonadas de Fellini sobre patines de ruedas, los políticos con sus peleas de salón de café y ventajismos, los empresarios al por menor incapaces del por mayor, los pequeños comercios que se ahogan sin créditos ni aguas milagrosas, las mujeres tristes hartas de compartirse con un zombi, los hombres estúpidos que sacan pecho a los pichones hinchados del parque, los niños gritones que no saben que ser niño es solo un aplazamiento.
Me gustan los vagabundos que se acompañan de animales. Parecen una familia, quizá la que les faltó cuando correteaban por el escenario.
Hoy, apoyado en una esquina, descansando un rato de mí mismo, vi pasar una góndola por la calle Mayor de Madrid. En lo alto iba una mujer desnuda que saludaba a los lados. Casi nadie miró. Solo el sin techo que vive en un pasadizo que conduce a la plaza y yo. Él se incorporó, corrió y dijo a voz en grito: “Venecia, te quiero”.
Hace calor. La ciudad está seca. Sin ruidos. Todo desierto. Salgo de la inmovilidad y sé que todo ha sido un sueño, incluso este post. Cruzo la calle y me acerco al vagabundo que nunca se movió de su puesto, le dejo un par de euros en un sombrero sucio y le doy los buenos días. “Gracias”, respondió cubierto de algas que huelen a ciudad sumergida.
Vente para el Sur.
Creo que lo más me gusta de tu blog, Ramón, son los vídeos musicales, quizás porque la música es lo que más intensamente me conmueve; me gustan todos los géneros, me gustan todos los instrumentos, me fascina la voz humana en solitario y en coros, me gusta la posibilidad que ofrece a los artistas de compartir y participar en un mismo tema. Además de generación (tengo 54 años) hemos debido de transitar por paisajes humanos parecidos para que todas tus elecciones musicales coincidan con mi universo.
Estimado Ramon, un grito, hoy. No tiene que ver con su post de hoy Por ello, le pido disculpas. No se usar bien eso de comentarios todavia.
Los haitianos conectados al web sospechaban una astuta broma: “Francia se apresta a pagar a su sufrido país la suma equivalente al costo de la penalidad que Haití le pago a Francia en oro y demás , en el siglo XVIII, por haberse atrevido a ganarse la independencia por meritos propios”.
Pues no tenían razón de dudar. El anuncio, publicado en el web site del ministerio francés de asuntos extranjeros, era del todo real. Comprobable por navegación y clics.
Lo que no era autentico, era el mismo web site.
The fake site, diplomatiegov.fr — which looks similar to the official site, diplomatie.gouv.fr — includes a video in which someone posing as a ministry spokesperson announced that France had decided to repay “the historic debt of 90 million gold francs Haiti paid to France following the former’s independence at the dawn of the 19th century.
El sitio, superbamente hecho, hasta daba los auténticos vínculos (redirigidos) para los usuarios comunes de los servicios del Ministerio: estado civil, tramites múltiples, visas para extranjeros, Schengen, etc. “Daba”, porque hoy no “da”. Los “servicios” franceses se movieron y el acceso esta bloqueado.
Lo probé yo mismo de inmediato al leer la noticia sobre el pago a Haití de la deuda francesa. Después de dos clics no había forma de saber si navegabas en el sitio autentico o en las páginas de noticias creadas por los “yes men” (¿desde Canada?).
El “hoax” me puso a pensar, y a sufrir. Yo sigo secreta y dolorosamente vinculado al sufrimiento haitiano. Por razones personales viejas. Pero también, porque como ciudadano francés, me lastima, me indigna, me enfurece, que mi país sea incapaz de cumplir con las promesas de su credo republicano, y de actuar decentemente en un caso de justicia moral internacional.
Los franceses, todos, y más que otros, los que hicieron su fortuna a raíz de la destrucción de las Antillas y del Caribe , los que lucen hoy los cientos de miles de casas de lujo en Guadeloupe, Martinique, La Desirade, les Saintes, les casinos de Saint Barth, les marinas et les 1,500,000 veleros y yates estacionados allí todo el año, los descendientes de quienes crearon la mejor vid, los mejores vinos y castillos du Bordelais, merced a su fortuna hecha a sudor del café “plein soleil” cultivado por los esclavos en Haiti y del ron agrícola puro, el supremo vodka del Caribe exprimido de la caña de Basse Terre. Este envidiable arte de vida, se lo debemos hoy en parte al abuso cometido en Haití 300 años atrás. ¿Reparar la historia colonial, imperial? ¿Reparar el sangrado hemorrágico creado por la trata de seres humanos y la esclavitud? No es posible. Pero si es totalmente factible devolver el dinero que además le hemos exigido a la joven nación haitiana independiente y revolucionara. Solamente por haberse atrevido a botar los colonos franceses de su isla. Pagar hoy unos billones de Euros por eso nos saldría barato.
Y así, por lo menos, podríamos devolverle al pueblo de las calles de Port-au-Prince, un mínimo de su dignidad robada.
¿Se imagina, Ramón, la desesperación, la depreciación intima al cual llega un ser humano como Usted o yo cuando nada mas le queda coger en público, porque ya no le alcanza para retirarse en algún rincón privado? ¿Se imagina lo que debe olvidar de sentir, destruir en si para siempre, una chica de 15 anos que ofrece “los tres platos” (expresión colombiana) por un guineo?
Vuelva a mirar las fotos publicadas en El País, tomadas en Puerto Príncipe recientemente, y dígame si Francia no debería ponerse las pilas en hacer algo.
¿Quiénes somos, que nos creemos ¡coññño!, para infligir tanto dolor a nuestros co-inquilinos en el planeta?
si todo ha sido un sueño, es para el deleite y el goce de algun psicologo, porque hay todo tipo de simbolos, imagenes, metaforas…
Yo no lo soy, soy solo lectora, y me gusto mucho.
Buenos Aires en verano no hay nadie, a mi me gusta asi, la gozo mucho
Inmenso!
Me gusta again. ¡Estás en racha Lobo!
Teresa, a mi me pasa lo mismo con la música. Me gusta también mucho lo que has escrito: conciso y completo, como dice mi profe del taller de escritura.
¡Viva la expresión artística! Letras, música… todas. A mi me saca de la mediocridad de la polítca y sus “no artistas” que todo lo destrozan.
¡Si no fuera por estos ratitos…!
Saludos desde el tórrido Madrid
Ramón los ojos escuecen y aprietan después de leerte, elegiste el oficio de periodista, pero LITERATURA en mayúsculas no te ofende.
Me quito el sombrero maestro, un universo en breves párrafos. Emoción y vida.
Devastador y hermoso como lo es también la verdad. Tu imagen en un cine casi desierto me ha recordado…
… http://www.youtube.com/watch?v=wEFugVbzsSo