Ante el pelotón de fusilamiento
Saturday, 19 de June de 2010 por Ramón
Morir ante un pelotón de fusilamiento tiene una cierta poética y un aura de heroicidad, quizá porque está asociado al Ejército y a la guerra, y, sobre todo, a los perdedores y al cine. Por eso Sadam Husein solicitó ser fusilado. Quería ser grande en el último instante. Consideraba que era el método adecuado a su condición de presidente de Irak, un título al que nunca renunció. Sus enemigos no solo le negaron el privilegio sino que le ejecutaron por ahorcamiento el 30 de diciembre de 2006, como un criminal cualquiera. El dictador iraquí recibió el mismo trato que él dio a sus opositores más destacados, porque los otros, la mayoría, solo desaparecían.
Esta forma de pena capital es tan antigua como las armas de fuego. Dicen que resulta más barata que otros sistemas, como la inyección letal, y es, según los expertos, menos dolorosa para el reo si se aplica correctamente. Solo se necesita puntería y un equipo sincronizado que dispare a la vez.
Un pelotón de fusilamiento está compuesto por cinco o más miembros. Por lo general son voluntarios. Uno de los ejecutores tiene una bala de fogueo y no de fuego. Él no lo sabe, porque la decisión depende del azar. Así se consigue que ninguno tenga la seguridad de haber causado la muerte al condenado, una rendija para manejar mejor la culpa.
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Duro…
Saludos
Lo leí ayer en El País y me pareció un artículo muy bueno, a la par que duro.