El arte de relatar de Enrique Meneses
Sunday, 30 de May de 2010 por Ramón
En la noche del viernes, cuando Enrique Meneses subió al estrado de los premios Cirilo Rodríguez en una silla de ruedas y con la botella de oxígeno entre las manos, muchos no sabían de quién se trataba. Poco después, un auditorio entregado al viejo maestro aplaudía en pie la lección magistral que acababa de dictar uno de los grandes, uno de los nuestros. Ya nadie olvidará su nombre ni las razones por las que recibió el premio de honor.
Meneses, embutido en unos 80 años castigados por el exceso de tabaco, relató micrófono en mano con lucidez, talento, humor e inteligencia su viaje de El Cairo y Ciudad el Cabo en busca de una belleza nubia. Aquella aventura loca, que acabó en un gran libro, es uno de los muchos tesoros que Enrique ha acumulado en su vida y que comparte con nosotros en su magnífico libro de memorias Hasta aquí hemos llegado. El parlamento de Meneses, que duró cerca de quince minutos (y pudieron ser muchos más ante un auditorio entregado), fue la demostración de que el Gran Periodismo fascina, que es el único que puede atraer al lector y por el que merece la pena pagar dinero. El gran reportaje, aunque sea verbal como lo fue este caso, es la esencia del oficio, su género máximo, muy utilizado en otras épocas cuando los reporteros pisaban la calle o partían de viaje y aventura durante semanas o meses para enviar las mejores historias.
Ahora no hay sitio para los grandes reportajes, y apenas para los reportajes. Tampoco hay sitio para maestros como Meneses. Y así nos va. En unas redacciones silenciosas, asépticas, casi hospitalarias, decenas de redactores calientan sus sillas porque esa silla se ha convertido en el eje sobre la que gira todo. Se multiplican los jefes aquejados del síndrome de la gallina que desean tener los polluelos al lado para no sentir dudas sobre su gallineidad. Pocos son los valientes que mandan a los suyos a la calle, que es donde está la vida.
Nos maravillan tipos como Meneses y eso es bueno porque significa que aún no todo está perdido, que todavía sabemos lo que es bueno y lo que nos gusta, en definitiva, lo que es el Gran Periodismo. Saberlo, o no olvidarlo, es un primer paso. Ahora sólo falta el atrevimiento de tirar por la borda toda la basura declarativa que hemos ido acumulando estos años como mecánica de trabajo, sea por pereza, aburrimiento o porque es más barato repetir una sandez que investigarla y dejar sitio a relatores como Meneses u otros como él capaces de contar desde la pasión y la originalidad.
Sol Gallego Díaz, en unas jornadas de periodismo que organiza Aurelio Martín en Segovia, recordó que de las crisis se sale y a veces con mejores ideas, y que el futuro del periodismo depende de los periodistas, de nuestra capacidad de resistencia, de lucha e intransigencia ante el mal periodismo y falta de ética.
Lo sabemos. Sólo hay ponerse en pie y echar a andar.
Sólo el periodismo salvará al periodismo. Parece un tautología pero no lo es. Tenemos que seguir la estela de Sol y Enrique, la estela del mejor periodismo para sobrevivir.
Aún algunos tenemos esperanza e ilusión en gente como tu, Lobo.
Mi enhorabuena para Enrique Meneses, un excepcional periodista.
Abrazos,
Diego
“Sol Gallego Díaz, en unas jornadas de periodismo que organiza Aurelio Martín en Segovia, recordó que de las crisis se sale y a veces con mejores ideas, y que el futuro del periodismo depende de los periodistas, de nuestra capacidad de resistencia, de lucha e intransigencia ante el mal periodismo y falta de ética”. Pues que se lo diga a Enric Gonzalez o Paco Gonzalez. Que si no recuerdo mal el 1º trabaja en el mismo periódico, y no recuerdo haber leído ninguna declaración de la para otros temas combativa Doña Soledad en protesta del “Gulag” de facto a que se ha sometido a su compañero.
De verdad, Ramón, me encanta leerte, pero cuando os ponéis los periodistas en plan corporativo, y más con la gente de vuestros propios medios, y luego ve uno como funcionan en realidad estos medios (siempre a través de la competencia, claro), es que se le saltan los colores de verguenza ajena. Es facilisimo llenarse la boa de palabras como independencia, rebeldía profesionalidad y demás, y porlo que parece es aún más fácil hacerse el estrangis o emitir declaraciones diplomáticas ad nauseam cuando esos temas chocan con la empresa que nos paga el sueldo, véanse temas González o Manolita Lama, al que trataste con una deferencia y presunción de inocencia que, siendo justos, deberías utilizar también con un sujeto tan despreciable como Inda. Por mucho que objetivamente un sujeto como Inda no se la merezca. Por que a lo peor , Lama, aunque trabaje para el mismo grupo empresarial que tú, tampoco se la merece. O se la merecen los dos o no se la merece ninguno.
EL resto de los trabajadores que no somos periodistas somos conscientes de ser unos mercenarios pagados y no se nos llenan la boca de palabras como independencia, objetividad y tal. A lo sumo, de profesionalidad. Y los periodistas estais todo el día con esos términos y basta con ojear un poco los periódicos y ver las televisiones para ver el estado real del periodismo en este pais. La resistencia, lucha e intransigencia ante el mal periodismo no se construyen usando esos terminos solo en la entregas de premios y discursitos complacientes ante la familia real, criticadísima por los objetivos e independientes periodistas patrios. Se contruye a ostias, , a veces, quedándote sin trabajo por defender esos valores o a un compañero que los defiende. Como casi le pasó el otro día a Pepe Domingo, cuando control estaba presto a cortar los micrófonos si hacia mención al caso González.
Pero sobre eso no habla Sol Gallego Díaz.
Eh, y siguiendo en mi papel de mosca cojonera -que, como toda mosca cojonera, lo que de verdad se merece es que le partan la cara de un sopapo, para qué nos vamos a engañar- los elogios a los jefes siempre sobran, Ramón. Aunque se los merezcan. Que ya hay en el mundo mucha, pero que mucha gente dispuesta y presta a elogiarles en todo momento, aunque no lo merezcan. Como a Inda. A los jefes, crítica (constructiva o destructiva, a elección) y si hacen las cosas bien, silencio aprobatorio. Que de palmeros ya está el mundo lleno.
Creo que no debéis llevar las cosas al extremo de la autocrítica masoquista. Es cierto que ya no abundan en vuestra profesión quienes sepan dar a su trabajo el sabor y el acabado de los viejos maestros, como Meneses. No es menos cierto que las facultades de Ciencias de la Información están superpobladas de chavalotes sin la menor curiosidad intelectual, que no leen prensa (o libros, o nada impreso) ni a punta de pistola, que basan su vocación frágil (tal vez diluida al tercer o cuarto “no” que escuchen) más en ensoñaciones románticas que en lo de tener esos imprescindibles siete gatos periodísticos en la barriga…
Pero la base es tan amplia que creo que no le resultaría imposible, cribando y cribando, al hipotético fundador de un periódico en 2010, formar a su alrededor un pequeño dream team de solventes veteranos y alevines. La semilla de un proyecto que, si se hacen bien las cosas, es de justicia que se consolide. Pero ahora toca salir a la calle, a los quioscos, ¿y qué nos encontramos?
1º) Las cuentas no salen. Inmediatamente veréis cómo se han acoplado a las arterias más suculentas del periódico unas voracísimas garrapatas digitales que se apropian de todo el beneficio económico que, en circunstancias normales, generaría el denodado esfuerzo de los periodistas. El dinero que debería afluir a los bolsillos de los editores y trabajadores vuela muy muy lejos. A los predios de Google, a los de Telefónica, a los de…
2º) EL SANTO LECTOR (y sus prioridades posmodernas).
-El santo lector que no encuentra diferencia cualitativa digna de obligarle a sacrificar 1,20 euros diarios para cambiar el esqueleto de diario que le ofrecen en la boca de metro por un periódico de verdad.
-El santo lector que se aburre con los editoriales, con las columnas, con los artículos de fondo, con los reportajes, que ya no sabe masticar intelectualemente… Que se aburre con todo, a no ser que se lo sirvan en forma de potitos, o que es incapaz de meterle mano al filete si no se lo trocea previamente mamá en minúsculas porciones. Que siente horror por el texto y despacha un periódico en, a lo sumo, diez minutos (eso si encuentra argumentos poderosos para detenerse en las páginas de deportes y las fotos de las diferentes secciones son lo suficientemente ricas en colorido, hemoglobina o centímetros de piel macizorra).
-El santo lector, que se aferra automáticamente, para justificar su voluntad de acceder gratis, o no acceder de ninguna manera, a los contenidos de la prensa escrita, al arsenal de argumentos cínicos cocinados por los laboratorios de las garrapatas digitales.
-El santo lector que pasa página a toda pastilla para evitar lo de Darfur y se siente aliviado cuando llega al sitio en el que se escribe sobre Carmen Lomana.
Con lo cual, admirados y no tan admirados periodistas, ya podéis poner en circulación, en nuestra magnífica España, el más noble, riguroso, excelso en calidad, de los proyectos en formato papel que hayan visto los siglos que… el porcentaje de posibilidades de fracaso comercial, por ser panglosiano, podríamos establecerlo en un 99%
La solución es jodida y además lenta. Requeriría no el exterminio de la garrapata digital, que es imposible, sino una legislación internacional (de obligado cumplimiento, no cosmética) para velar por los derechos de los parasitados. Y la solución pasa también, en países como el nuestro, por una regeneración del sistema educativo que haga desechar, cada vez a más ciudadanos, los potitos intelectuales. Que les devuelva el placer de masticar la información, el artículo de opinión, el reportaje, todas las maravillas que nos ofrece la prensa, aplicándole a la tarea el esfuerzo neuronal que se requiera. ¿Pero vamos en esa dirección o vamos exactamente en la contraria?
El problema es, Alfonso, que a lo mejor, cuando nos salimos del ámbito de ese Santo Lector, y entramos en el de un lector exigente y cultivado, éste no está dispuesto a pagar 1.20 euros o más por un planfleto propagandístico en que la opinión está al dictado de lo que siempre nos sospechamos, como son la mayoría de los diarios digamos serios. Un planfleto que además cada día lleva más erratas y tienen más pinta de estar confeccionado por becarios junior (los errores que encuentro en las secciones de sociedad , cine y ciencia, que son las que “controlo” de “El mundo”,”ABC” o “EL pais” son de tal calibre que tiemblo cuando pienso en lo que me colarán en los temas que desconozco) que por periodistas que dominen los temas de los que escriben. Panfletos que en su mayor parte copiapegan las noticias que les sirven las agencias, de tal manera que la redacción de un evento es practicamente la misma en todos los diarios (otra cosa son las valoraciones del mismo, como ya sabemos.)
Yo, sinnceramente, cada vez que paso al lado de un quiosco y veo los “diarios de referencia”, pienso que en muchos casos deberían pagarme por leerlos. Porque yo pago -en teoría- por informarme, no por adoctrinamiento ni aborregamiento político. Y la calidad de a información, lo siento, es ya muy parecida entre la prensa de pago y la gratuita.
Y para que vean que no hablo en modo “retórica”, extraído de la “web” de la cadena SEr: “Jennifer Anniston será la próxima chica Bond”. Es que el becario ni se molestó en traducir de la página argentina de donde lo había copiado el término “vocero”. Sin más comentarios.
Constantine, a mí todavía no me duelen los 1,20. Al menos no en el caso de las tres cabeceras que has mencionado expresamente.
Sí es molesto que la perpetua campaña electoral en la que habitamos (y en la que también habitan los periódicos) haga metástasis y te la encuentres en los rincones más insospechados de un diario: tropezones Gürtel en la crítica de cine (¡Boyero, qué pesado eres, hijo mío!), burlas a ZP en la crónica del ascenso al Mortirolo… Y, sí, el tufillo a adoctrinamiento (no la orientación ideológica, que es inevitable, justo y muy sano que se note) coincido en que acaba haciéndose indigesto, poco soportable. Creo que es una reflexión que está ganando terreno en el pensamiento de muchos periodistas, y que dentro de algunos años, si es que queda entonces prensa de papel, el grado de sobreexcitación política entrará en sus cauces racionales. Se trata de objetividad y de rigor, amigos periodistas, no de asepsia ni de autocensura. Cada vez, ahí estoy con Constantine, sí que tienes más frecuentemente la sensación de que tal o cual periódico ha despertado esta mañana con un desagradabilísimo ataque de histeria.
Por supuesto en lo que más partidario soy de la “tolerancia cero” es en la burricie sintáctica y en la pereza wikipédica. Incluso aunque un redactor meta mano aquí y allá para aprovisionarse de argumentos informativos vía agencias o Internet (en tanto no salga a la calle, como prescribe Lobo, que sería lo adecuado), si ese redactor tiene sangre de periodista, y unos mínimos de formación cultural, se las ingenia para “personalizar” ese texto, de manera que ahí estén latiendo sus inquietudes y sus conocimientos, y no meramente lo que acaba de “cortaipegar” con más o menos disimulo. De acuerdo que en una redacción hay empeños bastante subalternos (por ejemplo, recabar material sobre Jennifer Aniston), pero si, becarios de nuestras entretelas, lo de echarle ilusión, pelotas (con perdón, también ovarios), autoexigencia y curiosidad estáis reservándolo para cuando tengáis tareas de más responsabilidad, entonces podéis estar seguros de que esas tareas no van a llegar nunca. Que lo que os va a llegar es estar los primeritos de la fila en el próximo ERE.
Ramón, leerte es toda una lección de periodismo. Y no puedo decir menos de los comentarios de tu blog. Y me pesa en el alma, pero no puedo estar más de acuerdo tanto con Alfonso como con John Constantine. Y dándole la vuelta a lo que dice Alfonso, para el buen periodista, el vocacional, también debe ser muy frustrante escribir para lo que ha denominado el “santo lector”. Ya no sabemos leer, ya no sabemos escribir.
Ramón, me encanta tu blog. La única pena es que sirva de diván a tanto personaje con diarrea verbal que deben de tener blogs que no lee nadie y por eso necesitan subir sus post al tuyo.
No podia estar más de acuerdo con los comentarios críticos de este blog. El premio se lo han dado a PRISA, a una jefa del periódico, que sigue como tú, Lobo, los dictados editoriales del periódico, pero al pie de la letra. A ver si de una puta vez te pones a hacer periodismo, no lacrimógeno por favor que eres un lata, y te dejas de lugares comunes como “el público entregado”, así son tus notas.
Y cuenta la verdad, que pareces Doña Elena Francis.
Paquito, es facil: déja de leer y búscala en otro lado.
Tiene merito calificar de GULAG a la tercera corresponsalía mas importante de un periódico español. A mi se me ocurren bastantes sitios peores.
A mi, Antonio, y a mi: Paris, Londres, Roma, Nueva York, Moscu, Berlín, Pekín, Tokyo, Bruselas… Si la información en Oriente Próximo aburre ya tanto a los periódicos que incluso los atentados con decenas de muertos se despachan en un cuarto de página o media columna de internacional, y hace que el conflicto Israeli-palestino dejó de interesar como noticia de internacional, años ya.
Estimado John, diferimos, nada mas. Que aburra no quiere decir que allí, en Oriente Próximo, no se este jugando con la estabilidad mundial al nivel de lo que ocurre en Pekin. Si lo que interesa es simplemente lo que aparece en los medios de comunicacion, espero que no tenga la desgracia de vivir en España, pues si contempla la television española llegara a conclusiones traumáticas sobre lo que interesa.
Enrique Meneses es un periodista magnífico y ojalá que nos acompañe muchos años más porque tenemos tanto que aprender de él… Por desgracia, en las facultades de comunicación no se le estudia y, por lo tanto, los jóvenes apenas lo conocen. A pesar de lo que algunos intentan hacernos creer, hay muchos y muy buenos periodistas de vocación y que defienden la profesión con honradez… sólo hay que buscarlos bien.
A todo que sí, Ramón, pero ¿qué hacer cuándo te rebelas contra esas sillas recalentadas, tratas de salir del calorcito de la gallina y al final acaban echándote porque creen que lo único que haces es molestar y cuestionar a la gallina? Supongo que seguir en pie y seguir andando, no?
Ojalá llegue el día en que «Gran Periodismo» sea un pleonasmo.
[…] Parador de Segovia, te cruzabas con tertulianos de televisión, con estrellas del periodismo como Ramón Lobo, Gervasio Sánchez, Francisco González Basterra, José Antonio Guardiola, Soledad Gallego-Díaz, […]
“La calle, que es donde esta la vida” Es, para jodida tristeza de los nostálgicos, una media verdad, la vida también está en esta minúscula pantalla del móvil desde donde respondo.
[…] Grandes periodistas han escrito estos días su particular homenaje a un hombre que hizo de la curiosidad y de las ganas de andar la mejor definición del periodismo. Meneses atravesó África, subió a Sierra Maestra para entrevistarse con los barbudos Fidel Castro y Che Guevara, fue testigo de la marcha de la libertad de Martin Luther King y, entre otras muchas cosas, cubrió las guerras de Canal de Suez o Sarajevo. Repasar su carrera es un curso acelerado de historia. Meneses, junto a Fidel y Raúl Castro […]
Estimado John, diferimos, nada mas. Que aburra no quiere decir que allí, en Oriente Próximo, no se este jugando con la estabilidad mundial al nivel de lo que ocurre en Pekin. Si lo que interesa es simplemente lo que aparece en los medios de comunicacion, espero que no tenga la desgracia de vivir en España, pues si contempla la television española llegara a conclusiones traumáticas sobre lo que interesa.
[…] Alfonso Armada se refiere al corresponsal Enrique Meneses , para destacar la curiosidad como uno de los valores periodísticos principales. La importancia […]