Periodistas y taxis
Saturday, 29 de May de 2010 por Ramón
“Los periodistas van ahora a todos los sitios en taxi mientras que los que nos leen se mueven en autobús y metro”. Esta gran frase es de Ramiro Villapadierna -corresponsal de ABC en Berlín y finalista del premio Cirilo Rodríguez-, define el problema esencial de la profesión: el desinterés por las historias.
Los relatos periodísticos en los que hay gente que dice, siente y cuenta, por el color, olor y sabor que tanto repito, han sido expulsados de las páginas de muchos diarios en beneficio de los aquellos que pretenden ser gente y decir cosas de cierta relevancia cuando a menudo son meros simuladores que tanto vivir en el tiovivo no recuerdan lo que es tierra firme. Este mal también afecta a la clase política a la que tanto espacio gratuito regalamos. No es posible mantener el contacto con la realidad, y gobernarla con acierto, desde el coche oficial. Sin realidad, los partidos pierden elecciones; los periodistas, lectores, oyentes o televidentes que tal vez no regresen jamás.
Sol Gallego Díaz ganó ayer el XXVI Premio Cirilo Rodríguez. Gran periodista, gran corresponsal y gran jefa, una maestra de periodistas y un referente ético para todos los que piensan que esta profesión maravillosa está en crisis.
No es el Periodismo que ejerce Sol, Ramiro y José Antonio Guardiola, el segundo finalista, o el de Enrique Meneses, otro maestro y Cirilo de honor, el que tiene problemas. Los que fallan son las empresas que no se saben adaptar no ya a la crisis económica, sino a la gran revolución tecnológica que estamos viviendo. Para la grandes revoluciones no sirven los ERES, es necesario un bien cada vez más escaso: inteligencia
PD. Cuelgo este post un poco tarde pero tengo coartada: anoche descubrí que no soy tan resistente a la reiteración del gin tonic como al vodka.
Gracias por el post. Otro finalista de los premios, José Antonio Guardiola, dijo también ayer como que las empresas deberían saber que “el buen periodismo necesita tiempo”, que él mismo estuvo diez añitos para hacer EL reportaje ese en la Suráfrica de Mandela. O qué decir de Enrique Meneses, que el otro día, desde la cama en La Paz me dijo, “Javier, en sesenta y pico años de profesión no he ido en mi puta vida a una rueda de prensa”. Pues eso 🙂 Abrazos.
¡Enhorabuena a la ganadora, a los finalistas y al Cirilo de honor! Cuando leo sobre estas reuniones que tenéis me da una envida, se nota que sois una gran familia. ¡Ah!, y cuidado con los excesos que la edad no perdona, jejeje.
Un abrazo, Montse
Hola, Ramón. Por supuesto que es imprescindible que las empresas periodísticas de esa era Gutenberg en doble crisis (que algunos quieren enterrar con gran regocijo, mientras que a otros, ese entierro y ese velorio nos traen a muy mal traer) tengan en cuenta esa revolución tecnológica en marcha.
Pero estáría igual de bien, incluso estaría mucho mejor, que otras empresas empiecen a ser un poco o un mucho más respetuosas con la propiedad intelectual e industrial ajena. Y si no lo son de motu propio, porque consideran que el pastel del que se han apropiado malamente es sólo suyo y no quieren repartir ni migajas, alguien debería indicarles que lo de la patente de corso está feo. Pero que muy feo.
Me refiero a Google y me refiero a los proveedores de conexiones ADSL.
Está bien que cualquier cosa entre en declive porque se ha quedado anticuada, porque no se adapte al paso que marca la nueva sociedad (aunque uno, rencoroso, acabe preguntándose si no será que la nueva sociedad está volviéndose un poco gilí). Pero lo que no está nada bien es que sentencien a muerte a una actividad, a un sector de la industria o el comercio, a unos profesionales, porque su trabajo queda, de repente, en el más absoluto desamparo, banalizado por una gratuidad improcedente y forzada por el latrocinio.
Si los señores de Google y los proveedores de conexiones ADSL se sientan en una mesa con los perjudicados y se avienen a aceptar que se encaucen los beneficios económicos que generan las actividades saqueadas hacia sus creadores, vamos por el buen camino. Alguien, de una puñetera vez, en este país y en otros países, tiene que obligarles a soltar la presa de entre sus fauces. Por las buenas o por las malas.
Accesibilidad en la red a los contenidos periodísticos, literarios, musicales, tiene que dejar YA de ser sinónimo de latrocinio. Si no, lamentabilísimamente, quedarían muy pocas ediciones de “cirilos” por delante.
Está bien ser autocríticos, desde la prensa, y subrayar una cierta falta de agilidad y de capacidad de adaptación a los tiempos por parte de la gente que viene del papel y con el papel quiere continuar. Pero lo esencial es no perder de vista nunca, ni por un segundo, es que el problema fundamental es que estáis siendo saqueados por tierra, mar, aire y ADSL. Que el estado de derecho tiene que funcionar, también, para la prensa y para los derechos de propiedad sobre sus contenidos.
No tengo la menor duda de que, si se decretase la libre disposición de los automóviles y que cada uno de nosotros pudiera pasarse por los concesionarios convertidos para servirse gratis total, esa industria resistiría viva unos tres o cuatro días. Creo que la gallardía con la que la prensa de papel, como desde hace algunos años más el disco y como dentro de nada el libro, está tratando de sobrevivir a este huracán tecnológico, merece un poco de respeto y un poco de lucha. O sea, más autodefensa y más juzgados y menos poner la otra mejilla.
Es una visión del asunto, la mía, manifiestamente impopular. Pero creo que es la única perspectiva que te permitirá asistir a los “cirilos” de 2025. Un “cirilo digital” suena a chufla.
Me alegro muchísimo de que Sol Gallego Díaz haya ganado el Cirilo Rodríguez, la suya es una de las columnas que jamás dejo de leer porque me encanta comprobar que todavía hay personas que piensan y que piensan bien, y eso me despierta la esperanza.
Me había empezado a preocupar tu tardanza.
Hace años me contó un periodista que la prensa podía regalarse porque los beneficios de publicidad,anuncios por palabras, CONTRATOS con AYUNTAMIENTOS y ADMINISTRACIONES “amigas” para publicar a tamaños mayores y mas caros de lo necesario… Esquelas… Conseguïan q un periodico con 180mil ejp tuvieran mas de 1.000 millones de beneficios… O eran 10mil millones…? Mientras los fotografos por contrato renunciaban a los derechos de las fotos… Resumo:
Eso de la prensa actual, con portadas incluyendo fotos sangrientas… Tienen lo que han cosechado?? Un poco de autocrítica please.. Es lo que pretendo con este comentario, reflexionen periodistas y jefecillos…
Como estudiante de periodismo, no puedo estar más de acuerdo contigo… efectivamente, hace falta que regrese la profesión de verdad, y me voy a permitir la licencia de emplear una frase que nos repite muchas veces un profesor, Rafael Bardaji, que aunque mal sonante, creo que describe fielmente el concepto.
Para hacer periodismo de verdad, tenemos que salir “a la puta calle”
Ramón, ALGUNOS periodistas van en taxi…. otros mucho, gran parte, el grueso de ellos, no.
Enhorabuena a Sol Gallego-Díaz, una gran periodista, sin duda.
Saludos,
Diego
Me hice la misma pregunta el otro día, cuando esperaba para cruzar la Castellana mientras pasaba una comitiva de la Cumbre Unión Europea-América Latina: ¿cómo es posible que los políticos se pongan en el lugar del ciudadano si ni siquiera están obligados a respetar los semáforos en verde para los peatones?
Yo lo del taxi de Villapadierna lo interpreto como Lobo, no como alusión a poder adquisitivo, sino como distancia física entre el narrador y lo narrado. Lo que suele, más castizamente, resumirse como “ver los toros desde la barrera”.
Como no es mi oficio, todo son conjeturas a partir de la observación de esa fauna tan peculiar que sois. Y tan variada. Me fascina ese oficio y me fascinan quienes lo ejercen con decencia y con brillantez. Por eso, a lo mejor, detesto tan enfáticamente a los periodistas ful, que a veces son también periodistas de éxito (esos no es que no se apeen del taxi, es que el taxi es, como mínimo, un Mercedes). Y no perdono a los que prostituyen su independencia para convertirse en consejeros áulicos, en sicarios o en fontaneros de los superpoderosos. ¡Profanadores!
Supongo que deben ser muy corrientes los episodios de desconfianza recíproca entre el periodista “de salon” y el periodista que se implica, hasta físicamente, como un perro callejero, en sus historias. Pero es que esa misma paradoja se da entre los novelistas: los que tienen genio, intuición y finura de oído suficientes para que nos los creamos sin que, en realidad, abandonen nunca la célebre torre de marfil, y los que se alimentan de experiencia y se asfixian si no la refrescan permanentemente.
Me parecen igualmente necesarios para el degustador de periodismo grande un Umbral (ejemplo más reciente del gran periodista exclusivamente literario que ha dado este país) que ese descomunal Kapuscinski que no sabía trabajar sin poner en alerta los cinco sentidos, implicándose y pisando todos los charcos. Uno y otro hacían periodismo de ley. Uno con mucha puta calle (y puta selva, y puto campo de batalla) en el curriculum y el otro, como mucho, adentrándose a veces en calles de esas por las que también circulan putas.
El guante que lanza Rixar#6 no lo recojo por dos motivos. Creo que responder a esos argumentos le corresponde a la gente del oficio periodístico, o a los que queréis entrar en él. Y, segundo, vaya semana ubicua que os he dado por este blog. Disculpas, pero es que todos los asuntos de esta semana han sido de los que me hacen saltar y meter baza, como si tuviera un resorte.
Enrique Meneses, un gran periodista injustamente olvidado. Sus memorias ,”Hasta aquí hemos llegado”, de Ediciones del Viento, ofrecen más claves sobre el periodismo que varios años de universidad. Y son muy, muy divertidas. Estás peor de lo que crees, Ramó: el último gin tonic me lo bebí yo mientras contabas chistes.
No he leído nada de Ramiro Villapadierna, pero ahora lo voy a seguir porque a mi también me gustó su mirada periodística. Interesantes jornadas las de los cirilos. Muchas ganas de leer a Meneses y un placer veros hacer el ganso contando chistes.
qué bueno mientras duró amigo Reimon
“Ritos de la prensa”: http://abcblogs.abc.es/divanesteoeste/2010/5/30/-div-class-imag
un gran abrazo
Ciertamente, cuando el periodista pierde el contacto con la realidad, en un principio, pierde al lector, aunque si se mantiene y persiste en su error -de manera voluntaria o errónea-, el lector al final vuelve, pero vuelve desorientado para embrutecerse y envilecerse poco a poco, creyendo que no necesita leer otros puntos de vista, que “¿para qué? Si todos dicen lo mismo…”.
El problema es que muchos son conscientes de ello y persisten. El problema es que el periodismo no debería estar dominado por empresas ni intereses, aunque éstos tengan la Licenciatura en Periodismo y cientos de batallitas y años de experiencia, sino por aquellos que no buscan “hacer periodismo”, sino que actúan movidos por una nobleza natural que les empuja a salir a la calle y formarse para entender el mundo y para tratar de hacérselo llegar al frutero, al albañil, al pensionista, al mecánico, al universitario, al parado, al mendigo. También los premios pueden ayudar a desorientar. Y es que, ¿acaso es más digno el periodista que el electricista o el taxista? ¿Cuál de ellos se juega más veces la vida? El problema no es el periodismo, el problema somos nosotros, que andamos con los valores adormilados y las miras puestas en el sueldo diario y no más complicaciones, nosotros que dejamos que nos gobierne quien nos gobierne, nosotros que preferimos ser corderos antes que leones.