La esperanza de Najwa
Thursday, 22 de April de 2010 por Ramón
La única esperanza de Najwa Malha es la educación. Sólo desde la cultura y el aprendizaje de una Otredad sin cuernos ni rabo existe la posibilidad de salir de la cárcel de la intolerancia, de elegir y ser libre. Prohibir la asistencia a clase de esta joven de 16 años, que se empeña, por decisión propia o imposición de su padre, vestir el hiyab (pañuelo islámico), es un grave error.
¿Prima la libertad de educación o la religiosa? ¿Cuál es el límite de tolerancia? ¿Hay que ser tolerantes con los intolerantes? Un gran debate que no necesita de la aportación intelectual de personajes menores, como Esperanza Aguirre, la lideresa; ellos no debaten, sólo imponen, como el padre de Najwa.
El hiyab no me molesta; tampoco, el crucifijo. Lo que me molesta es lo que a menudo se esconde detrás de los símbolos: una interpretación sesgada de la realidad por parte de los presuntos jefes y subjefes de unas religiones en las que priman la intolerancia con la Ajenidad, es su forma de marcar fronteras y defender su espacio de actuación, el corralito. Las mismas religiones que sirven a muchos para hallar un camino hacia el paraíso (la paz interior) pueden convertirse en un arma en las manos equivocadas. Depende más de las personas que se aprovechan que de los libros que enmudecen.
En los países islámicos no habría siquiera debate: si una mujer, musulmana, cristiana, judía, budista, hindú o atea, joven, madura o mayor no lleva el pañuelo sobre la cabeza interviene de inmediato la policía. Se trata de un delito que se paga con cárcel. Esta actitud no es menos intolerante que la de muchos grupos religiosos cristianos en EEUU. En nuestro campo, es decir, en el cristianismo, se utilizó la Inquisición y la hoguera hasta hace un par de días para tratar con los diferentes. No somos un ejemplo de tolerancia.
Un Estado laico no debería defenderse sólo desde las prohibiciones, a veces necesarias. Una cosa es el hiyab, los hábitos, la kipá o los pantalones vaqueros, y otra la llamada al odio, sea a través de la predica, la educación o el disfraz. Ninguno de esos ejemplos invita en sí mismo al combate. Son decorativos.
Como en el caso del machismo, la batalla verdadera está en la educación, en la transmisión de unos valores laicos de respeto mutuo, y en llevar a las religiones al ámbito privado, donde deben estar. ¿Cómo vamos a prohibir el hiyab cuando en los colegios españoles se enseña, obligatoria o no, una religión que defiende que el Bing Bang pasó por el portal de Belén? No debería enseñarse ninguna visión acientifica de la vida y la muerte; éso pertenece, si se desea, a las iglesias, mezquitas, sinagogas, etc. Allí los dogmas; en el colegio, la ciencia, las artes y el pensamiento. Se debería enseñar Historia de las religiones como si fuera Filosofía, Historia o Matemática. Aprenderíamos a conocernos mejor. El saber y la información son antídotos contra la manipulación. Por eso es necesario el periodismo honesto y de calidad.
No me gusta el padre de Najwa, a quien no conozco, pero le presupongo, ni me gusta que batallee sobre (y en) la cabeza de su hija. Me gusta Najwa y quiero un Estado laico que defienda su derecho a la educación por encima de un pañuelo. Quiero un Estado que defienda después el derecho de Najwa a elegir marido, tipo de vida y pensamientos. Quiero un Estado que la proteja de la intolerancia, del grupo, y que no haga espectáculo con lo que en el fondo no es tan importante, si no una excusa. Además de la educación como un bien innegociable, Najwa tiene otra esperanza concreta, sus amigas solidarias, porque ellas le van a ayudar mucho en el camino de la libertad. In sha’a Allah.
Admiro mucho a Ramón Lobo y siempre aprecio su punto de vista aunque está vez y compartiendo en general su opinión difiero con él en su conclusión.A mí personalmente no me molesta el hiyab, ni la kipa ni la keffiya, pero no se trata de un caso concreto sino del bien común.Como opina Sami Nair en un estado laico deberían ser excluídos los símbolos religiosos de los espacios públicos .Es decir, no se debería permitir el uso del hiyab y de otros símbolos religiosos ni en la escuela ni en la universidad públicas, ni en los ministerios ni en los hospitales públicos…La religión debería pasar al ámbito privado y a los lugares no sensibles: la calle, los lugares de ocio, los templos.Y esto se debería legislar porque puede llegar a ser un problema serio como ya lo es en otros países europeos.Además el hiyab no es un simple símbolo religioso sino como dice Fadela Amira ( ” ni putas ni sumisas “, editorial feminismos ) un signo de opresión y sumisión de la mujer.
Perdón , la autora es Fadela Amara.Yo opinaba que la educación de las niñas debería primar sobre cualquier otra consideración pero leer este libro y otras opiniones de mujeres musulmanas con velo me ha hecho cambiar de idea.Hay que salvarguardar la educación de la menor pero se debería quitar el velo en la escuela porque el reglamento lo prohíbe, no hay que hacer excepciones por motivos religiosos o de otra índole.El velo está suponiendo en los países musulmanes un símbolo del retroceso de los derechos y libertades de las mujeres , lo que no quiere decir que sea siempre así en todas las mujeres que lo lleván.No podemos tolerar símbolos machistas en la escuela pública igualitaria.Pero todo mi respeto a las mujeres veladas voluntaria o involuntariamente.Por otra parte, en los barrios obreros periférico de Francia se está imponiendo el uso del velo a mujeres musulmanas y no musulmanas por parte de los jóvenes varones islámicos que detentan el poder en estos suburbios.A las mujeres que no quieren cubrirse las llaman putas y son carne de acoso y ultrajes.Insisto , respetando a las mujeres que lo usan y sin generalizar sobre el significado del velo, que puede tener varias connotaciones, no se debería defender algo que nos haga perder derecho y libertad.
Creo que hay que educar en los valores democráticos, igualitarios , laicos y cívicos y que después cada mujer elija si quitarse o no el velo, pero respetando los espacios públicos comunes.Es una pena que España no sea laica, no hay narices a meterse con el todo poderoso poder eclesiástico.Un saludo
Y en cuanto a los crucifijos sería conveniente retirarlos también pero no me parece una simbología equiparable al hiyab.Si Nawja fuera a clase con un colgante con la mano de Fátima u otro símbolo del islamismo no habría problema , por un lado no se saltaría el reglamento interno y por otro no exhibiría símbolos discriminatorios para la mujer.Pero hay tanto que debatir ¡¡¡