Periodistas, curas y la importancia de la prensa
Monday, 19 de April de 2010 por Ramón
El trabajo de mensajero es complejo y a menudo arriesgado: a nadie le gusta que le traigan malas noticias y menos que se las publiquen. Los periódicos somos un grupo de mensajeros que se organiza para contar lo que otros desean ocultar. Disparar contra el mensajero es uno de los ejercicios favoritos de cualquier poder, legal o ilegal, terrestre o celestial. Primero se dispara, como en el caso del fotógrafo de Reuters Namir Noor-Eldee, como demostró hace unos días la web Wikileaks, y después se niega cualquier investigación. Hay dos excusas estándar: eran terroristas o fue un lamentable accidente. El Ejército de EEUU prefiere la primera.
Sin una prensa libre compuesta de periodistas profesionales con medios económicos, tiempo de investigación y valentía editorial no habría noticias de relieve. Todos los poderes podrían dormir y delinquir tranquilos. Es lo que sucede en las dictaduras. El mundo sería un permanente programa basura lleno de cotilleos, que no son otra cosa que distracciones de lo esencial. Ahora se discute mucho sobre la futilidad de la prensa escrita, pero sin los reporteros de un viejo periódico (hoy en crisis, como muchos), me refiero a The Boston Globe no habría casos de pederastia en Estados Unidos que salpicaran a la Iglesia Católica ni los que salieron después.
Para el cardenal Sodano las noticias de los abusos son “rumores fútiles”:
Holy Father, the people of God are with you and will not let themselves be influenced by the petty gossip of the moment, by the trials that sometimes assail the community of believers.
Y para Bertone, el número dos de la Curia, los abusos nada tienen que ver con el celibato sino con “la patología de la homosexualidad”.
Me ha gustado mucho el artículo de Moisés Naím hoy en El País:
El papa Benedicto XVI también se ha mostrado reticente en responder amplia y directamente a los escándalos sexuales que involucran a curas católicos en un creciente número de países. Si bien es cierto que el Papa ha pedido disculpas a las víctimas en Irlanda, Estados Unidos y otras partes, su reacción y la del Vaticano no han resultado tan eficaces como la de Tiger o Toyota. Más bien, algunas de las repuestas han agravado los problemas de imagen que hoy sacuden a la Curia.
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No sé cuál es el porcentaje de abusos en la Iglesia comparándolos con otras profesiones. Como víctima de las marianistas, los maristas y el Opus Dei, al que le debo mi ateísmo, supongo que más elevado debido a lo cerrado de la institución y el poder omnímodo que siente un sacerdote disfrazado de sacerdote cuando le habla ex cátedra a un niño de ocho o 10 años en la oscuridad del confesionario. Pero eso no es lo más grave, siendo delictivo lo escandaloso es la ocultación sistemática de los casos. De ahí la importancia de los periodistas. Extraordinario el trabajo de Rachel Donadio, corresponsal del diario The New York Times, que ha tenido el honor de una critica directa y personal de cardenal Levada por sus crónicas. Una de las últimas coincide con la tesis de Naím y de la pésima respuesta de una Iglesia dirigida por un reputado teólogo y un pésimo político.
Apreciado Ramón, como tú mismo indicas para ejercer el periodismo en buenas condiciones hace falta dinero. ¿Quién tiene dinero?. Quien tiene poder. No obstante, ¿quién tiene poder desafiará al poder?. Lo dudo. Es una contradicción. He ahí el quid de la cuestión, pues en realidad los grandes medios apenas desafían al poder, al auténtico poder que no es otro que el lugar de donde ellos mimos partieron: Das Kapital!
Buenas noches y buena suerte.
> supongo que más elevado debido a lo cerrado de la institución…
Pues ya se puede uno ufanar de profesionalidad lanzando este tipo de baratas suposiciones… Pero basta hablar con la Brigada de Investigación Tecnológica de la Policía Nacional y la de Protección del Menor para que te expliquen la proporción de curas entre sus investigados… y al contrario que dice, lo fácil que salta dentro de una institución -salta uno y saltan cien ¿no?- pero lo difícil que es con los miles de maestros de colegios y decenas de miles de tíos que abusan de la sobrinita. Y sí, son “curas” los que van a Tailandia de turismo sexual-infantil, como se vuelcan a informar todos los medios ¿no? Pues es bien fácil de saber y no suponer, pero parece que se quedaría usted sin historia. Señor Lobo, lo que sí hace honrado es declarar sus manías, legítimas, pero ésas ya se leen reiteradamente en la parte menos periodística de sus escritos, lo que desgraciadamente puede terminar poniendo en solfa el resto…
Respecto a la afirmación del señor Bertone, y por la parte que me toca, me pregunto desde que la leí si sería punible legalmente. Quiero decir, si las organizaciones gays del mundo podrían demandarle… Claro que si eso ocurriese la repercusión mediática sería grande, con lo que tal vez es mejor callar y dejarlo pasar, más que nada para no alimentar esa filosofía que tanto les gusta: “El que no opina lo que yo, está contra mí”.
Sinceramente, creo que un mundo sin religiones sería un mundo mucho más bonito.
Así que una nueva puntata de actitudes preconcebidas, e indisimulado desinterés por el problema real, ok.
Al menos alguien sugiere preguntar a los expertos… Pues, cada vez que sale un sexólogo en un programa, advierte contra ecuaciones fáciles entre celibato y deseo por los niños, pero en fin no veo que aquí les importe.
Y en cuanto al sueño de “elogro…” y su “creo que un mundo sin religiones sería un mundo mucho más bonito” (?) oye pues precisamente no necesitas “creerlo”, puedes “comprobarlo” viajando miles de kilómetros por el Este y chequeando la calidad de los valores y principios vitales de las gentes
Bueno Fran, no sé que tiene que ver el que yo desee un mundo sin religiones con los paises ex-comunistas, si es que a eso te refieres con que viaje por el Este. De todas formas te diré que lo he hecho, por el este, por países religiosos (de varias confesiones), por paises laícos (dentro de lo que cabe) y tengo mi opinión la respecto, también te diré que en esos lugares, incluyendo el este, he encontrado gente de todo tipo, buena, mala, ruin, generosa, a veces todo a la vez, puesto que la contradicción está en la esencia humana, no me gustan los prejuicios, por eso no me entiendo con las religiones, porque son un constante prejuicio ¿Sólo se puede ser bueno con el prójimo si se cree en alguna trascendencia divina? Definitivamente no.
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Periodistas, curas y la importancia de la prensa…
El trabajo de mensajero es complejo y a menudo arriesgado: a nadie le gusta que le traigan malas noticias y menos que se las publiquen. Los periódicos somos un grupo de mensajeros que se organiza para contar lo que otros desean ocultar. Disparar contra…
Acertada crítica, señor Lobo. Lo triste es que haya quien aún confunda fe con obediencia. La fe va mucho más allá de la obediencia a la jerarquía eclesiástica, pues la palabra de Jesús vale muchísimo más que los falsos valores de los que presumen ser maestros los sacerdotes. Generalizar es malo, y por supuesto no todos los religiosos son pederastas. Tampoco es positivo relacionar tal delito con la homosexualidad, ya que si en nada tiene que ver el celibato tampoco lo tiene la tendencia sexual. Pero con tanta hipocresía, ¿qué se puede esperar? A los pederastas, sean sacerdotes, periodistas o albañiles, duro con ellos.
Exactamente Ramón, el problema de la pederastia por parte de miembros de la iglesia es grave, más que en cualquier otro colectivo ya que ellos predican cosas contrarias, pero no dejan de ser pasiones y delitos personales. El principal asunto es que los dirigentes de la iglesia se han encargado de ocultar los casos, con lo que se convierten en cómplices de los delitos. Una muestra de la poca importancia que ellos le dan a los niños abusados y violados es el hecho de que el Papa haya declarado que los casos de pederastia la principal dañada es la iglesia… ¿y los cientos de niños abusados, qué? ¿ellos no son los principales afectados?. ¡¡No puedo con ellos!!.
queeeeeeeeeee es esto
COMO? no entendi nada y perdon pero no encontre lo que necesitaba
agan un mejor trabajo