Un mundo de saqueadores
Wednesday, 3 de March de 2010 por Ramón
Si un cataclismo reventara las paredes de El Corte Inglés del paseo de la Castellana de Madrid, por poner un ejemplo familiar, miles de ciudadanos ejemplares acudirían prestos a robar lo que fuera y estuviera a su alcance. Los más fuertes y organizados se llevarían aparatos de televisión de plasma; los menos, ropa, cosméticos, joyas, cualquier objeto fácilmente transportable. Hasta las inocentes viejecitas que se persignan al salir de misa se transformarían en feroces saqueadoras. Así somos los humanos. Lo vimos Puerto Príncipe después del terremoto de enero; lo vemos en Chile, tras el de febrero. En Haití caímos (caí) en la trampa de las imágenes de la televisión global y hablamos de la violencia interior del país más pobre de América, que la hay, y mucha, pues la miseria lo es.
Algo de racismo subyacente se esconde en esas imágenes y en nuestra reacción. En el caso chileno no salen negros, pero sí personas de clase humilde y origen indio. Otra clase de sectarismo en la mirada del camarógrafo y del jefe de informativos que decide difundir las imágenes.
Para ser saqueador no es necesario asaltar unos grandes almacenes destripados por un terremoto. A veces basta con ser empresario o compañía petrolera y hacer negocios poco claros en Sierra Leona y Liberia. O Gobierno y cambiar dictadores de trono para llevarse mejor las riquezas de un país pagando un poco menos de mordida, que los beneficios se esconden en los decimales. O farmacéutica y experimentar con seres humanos como se hizo en los años 50 en la región de Ituri, al noreste de la República Democrática de Congo. Hay saqueadores negros, pobres e indios que nos escandalizan y saqueadores de cuello blanco que se sientan en el mismo banco de la iglesia, acuden al mismo club de tenis (cuidado con los agentes del Mossad) y acarician la cabeza de los mismos niños en el parque. Aparentar decencia es a veces muy indecente.
El motor es la impunidad, o la sensación de tenerla. Es cuando surge el monstruo que llevamos dentro. Aparecen los roldanitos que meten la mano en la caja y los asesinos en las guerras, personas capaces de transitar de la extrema amabilidad a la mayor de las violencias. Basta un cambio en la decoración y el sentirse por encima o fuera de la ley. Es el miedo al castigo lo que nos somete, no la educación y la cultura.
No sé donde leí: “Para averiguar la verdadera medida de la bondad de un hombre sería necesario averiguar de qué sería capaz si supiera que jamás iba a ser descubierto.”
Estoy de acuerdo con lo que cuentas en el post, Ramón: los mayores saqueadores son siempre las multinacionales y los gobiernos corruptos. Sus miembros pueden entrar en el Corte Inglés y llevarse lo que quieran pagando con el dinero de otros… Pero algo sucede con Latinoamérica, ¿o no?. Recuerdo que cuando cubrí el terremoto de Sichuan, en China, no hubo incidentes de este tipo. La población se volcó con las víctimas y había una especie de hermanamiento, una necesidad de ayuda y un respeto que no veo en los reportajes que llegan de Haití o de Chile, ni en las crónicas que estás publicando en El País. Eso se traslada también a la criminalidad, que es mucho más elevada en el continente americano que en el asiático. ¿Por qué será?
Lobo, es fácil poner a la indecencia la cara de la miseria, como bien dices hay algunos “decentes” que dan miedo. Salud.
Ayer pensaba eso. ¿Qué haríamos nosotros?
Ayer, viendo el noticiaro de una cadena de televisión, aparecieron imágenes de barrios ricos en los que había gentes con pistolas y escopetas haciendo guardia.
¿Qué sucedería aquí? Lo mismo. Y después, eso sí, seguro que habría algo que rascar de las ayudas oficiales. Como en todos los sitios.
Lobo me encanta tu instinto depredador para contar las miserias humanas
Me he acordado de las “famosas” imágenes y pies de foto, de cuando pasó lo del Katrina en los USA.
Salían imagenes de unos negros, con agua hasta el cuello, cargando bolsas y otros enseres y se trataba de “saqueos”; la misma foto pero con gente blanca, entonces, eran “gente intentado salvar sus pertenencias” (aclaro, que estaban haciendo exactamente lo mismo que los “otros”).-
Las noticias planteadas de esa manera, eran de vergüenza ajena.
PD: algún día me explicaran, porque ante una catastrofe natural y humana, la gente decide llevarse televisores, radios y cosas no comestibles (?).-
Ah, y muy bueno el artículo, por cierto.
la educación y la cultura también ayuda. si renunciamoa a creer en eso mal vamos
Totalmente de acuerdo con el post Ramon y me gusta la obsevacion de Zigor cuando habla de la violencia en el continente Americano y en el Asiatico y su pregunta ¿ por que sera ?
De acuerdo.
Un abrazo
Acá en Chile toda la gente anda desorientada, a veces los saqueos, o el pillaje, como le encanta decir a los “informativos” tiene su raíz más en la desesperación que en otra cosa, en la necesidad de hacer algo, de sentir que algo sigue dependiendo de ti.
Tu artículo guarda mucha verdad entre sus líneas, porque nada se dice del saqueo, del robo cuando es fruto del cálculo y la premeditación. Si se ven más personas pobres saqueando es precisamente porque fueron las que más perdieron con este desastre, perdieron porque otros, dueños de constructoras o autoridades locales y nacionales, quienes cuentan con el poder económico y político, decidieron ya hace mucho que esas personas no importaban. Hoy aparecía un poblador mostrando un ladrillo de su edificio, relleno con papel de saco de cemento, papel. Ese tipo de cosas ya sobrepasan la negligencia.
El “saqueador negro, pobre o indio” aparece y se demoniza, se persigue, pero el de “cuello blanco”, el criminal, queda en una impunidad casi laudatoria, cuando en la teletón del día viernes, muchos de ellos aparezcan haciendo sus millonarios, hipócritas aportes.
Muchos saludos desde Santiago de Chile.