Demasiados muertos para un solo cementerio
Thursday, 11 de February de 2010 por Ramón
Cuando todo Puerto Príncipe era una morgue al aire libre, su cementerio más célebre, el inaugurado en 1800 y considerado patrimonio histórico y cultural, luchaba por evitar que se le escaparan los muertos. Algunas tumbas se abrieron y escupieron féretros llenos de cenizas; otras, de vacíos. A diferencia de lo sucedido en el mundo de los vivos, en el que la corrupción, la avidez de lucro fácil y los materiales defectuosos derribaron edificios como castillos de naipes, en el mundo de los difuntos las estructuras funerarias que compiten en altura y adornos entre ellas aguantaron bastante mejor el terremoto.
Este cementerio de callejuelas y estrecheces que lo convierten en un laberinto es un lugar silencioso, vacío, sin apenas visitantes. Nadie tiene tiempo de sobra estos días en Haití para limpiar las tumbas, dejar botellas de cerveza, la bebida favorita de los espíritus, o cambiar las flores de plástico de sitio. Se escucha el canto triste de algunos gallos que después del seísmo perdieron la hora y la brújula. El que está más cerca más que cacarear, murmura.
Un hombre arrastra una pala. Se trata de uno de los enterradores. Es muy flaco. Tiene la cara huesuda. Unos cortes cicatrizados de cuchillo atraviesan su pecho. Se llama Joseph Witzgler, cumplió los 43 años y acumula ya siete hijos de la misma mujer. Asegura que todos están bien. Aunque su casa no se ha derrumbado no es segura. “Tiene muchas grietas y no nos atrevemos a dormir dentro”. “Han sido días de mucho trabajo, de enterrar a más de cien personas cada día. El 13 de enero abrimos una gran fosa común y por la noche la tuvimos que cerrar porque estaba llena. La gente traía sus muertos en féretros y los dejaba en el cementerio, cerca de las tumbas de sus familiares. Si no estábamos cansados y teníamos tiempo los enterrábamos”.
Cerca de la puerta, una mujer vestida con un traje blanco grita y se lanza al suelo. Esta muy sudorosa. No se sabe si ha entrado en trance o es que no puede con el dolor de las ausencias que soporta. A la entrada del cementerio hay una cita de Victor Hugo relacionada con la eternidad y para que el sello del origen francés del país se mantenga en la retina del visitante, la primera tumba de la izquierda contiene los restos de una familia llamada M. A. Voltaire. A la salida, otra fase, ésta de despedida reza: Kounye a panse ak pwop tét pan (ahora pasando de ti mismo). Así se le recuerda al visitante que un día, quiera o no, tarde o temprano, también él será difunto como todos los que deja atrás.
El cementerio de Puerto Príncipe se podría hermanar con otros célebres, como el de Poticari en Srebrenica. En él miles de las tumbas tienen la misma fecha: julio de 1995. Aquí, en Puerto Príncipe, empiezan a hacerse su hueco los muertos recientes del terremoto. Hay tumbas y nichos a los que aún no dio tiempo ponerles un nombre. Quizá porque nadie lo sabe. Sólo aparece grabada la fecha con punzón: 12-01-10 y un cierre provisional de cemento fresco. Nada de lápidas. Es un duelo que se aplaza. Nada es definitivo, En Haití todo parece frágil y provisional.
Continúa en Cuadernos de Haití en la edición web de El País.
Lobo, un placer volver a leer tus “Cuadernos”. Ignoraba que tenía el mismo gusto que los espíritus. Al leer tu artículo he recordado una narración de Goytisolo sobre el cementerio de Estambul; los cementerios son campos de muertos, pero hay vida en ellos. Y testimonios. Cuídate. Salud.
Enhorabuena Ramón por estar en la boca del lobo. Cuídate, que tanto dolor traspasa
Me quedo con ésta frase: “Se escucha el canto triste de algunos gallos que después del seísmo perdieron la hora y la brújula. El que está más cerca más que cacarear, murmura” creo que define a la perfección la situación. Gracias por transmitirnos tanto.
Hermoso relato. Incluso el dolor y la funebre parca pueden generar poesia.
En La Paz, Bolivia, en el cementerio general hay un poema a la entrada, que reza: “Vosotros que posais la planta altivos, entrad aqui por el dolor cubiertos, que nunca la algazara de los vivos a de turbar la calma de los muertos”. No se de quien es, pero me parecio hermoso cuando lo lei, y se me quedo prendido en mi memoria.
A partir de manana desaparecere varias semanas del blog porque debo viajar. Pero al volver sera un placer recargar energia leyendo tus escritos.
Suerte y fructifera estancia en Puerto Principe.
Un cordial saludo.
Qué bueno!!!
Gracias
Ramón, al haber tantas Carmen “sueltas” por tu blog (cumples un año y ya has paladeado todos los sabores que da tener posts casi diarios y comentarios de toda índole, y sigues ahí, activo e ilusionado con este proyecto!! olé) me he añadido el Frei, como en mi “avatar” en mi propio blog.
Y bueno, yo te decía en mi “sugerencia” que hablaras de la gente “normal”, los ciudadanos que crean la idea de “estado”, los que hacen el país, te listaba unas profesiones y me olvidé muy injustamente de la más importante en estos días en Haití, la de enterrador. Muy buen perfil. Tiene que ser todo un personaje este hombre. Y el apellido parece alemán. Que estés bien por allí.
Una pregunta. ¿Las fotos de El País son tuyas? Son magníficas
Qué bien que estés ahí. Vamos a leer cosas maravillosas estos días. Gracias por anticipado.