Periodistas al servicio de la historia
Monday, 18 de January de 2010 por Ramón
No es malo que los periodistas se crean escritores, el problema es que lo practiquen. Decía Russell Lynes, alma durante 20 años de la revista estadounidense Harper’s -y a quien ya cité en este blog- que “todo periodista lleva una novela dentro, que es un excelente lugar donde debe quedarse”.
Se trata de una frase ocurrente con la que no estoy de acuerdo, quizá porque ya escribí una presunta novela y estoy inmerso en otra. Pero es válida para defender la argumentación inicial: periodismo y literatura son orillas del mismo río, pero orillas diferentes. Nosotros trabajamos con realidad, escribimos en un espacio muy limitado y de prisa. La ficción no es periodismo, a veces es Literatura.
Las crónicas y los reportajes deben estar siempre bien escritos y estructurados. Para ello es esencial saber qué se quiere contar. El reportaje se escribe en la cabeza, cuando el reportero pisa la calle y está construyendo el relato periodístico con las voces y los sentimientos de los otros, los verdaderos y únicos protagonistas. Una vez recogido el material, cuando el periodista coloca los dedos sobre las teclas del ordenador éstos deben saber ya cuáles son las palabras adecuadas y la mejor estructura para que la historia fluya. Cada vez más periodistas confunden escribir bien con una exhibición de estilo.
La historia nunca está al servicio del reportero, es el que escribe, su cultura, su formación, lo que debe colocarse al servicio de la historia. Cuando el periodista invade el terreno del lector cargado de adjetivos la magia de la comunicación se evapora, el texto no funciona y, sobre todo, se falta al respeto a la gente sobre la que se escribe.
Hay muchos ejemplos de ese estilo florido y ampuloso, tan español, entre los columnistas de los periódicos. Antonio Burgos, que a veces vomita en las páginas de opinión del diario ABC, es uno de ellos. Escribir no es colocar una otras otra palabras rebuscadas ni hacer juegos de artificio con la nada. Hay otros en ese mismo diario que me parecen buenos en la forma, aunque discrepe de ellos, como Ignacio Camacho.
Conozco a periodistas que escriben mejor que muchos escritores y que saben distinguir cuándo son periodistas y cuándo escritores. El portugués Pedro Rosa Mendes es uno de los mejores. Recomiendo su Bahía de los tigres dedicado a Angola, una mezcla de realidad y ficción en un envoltorio novelado, como hizo Kapuscinski en su Un día más con vida. Enric González y Bru Rovira son otros ejemplos de excelente hacer.
Hay varios síntomas de esta mala práctica: el empleo abusivo de adjetivos (el gran Pepe Comas decía que es el lector quien los pone; no el periodista) y la falta falta de información: mucha verborrea, pocos datos. Cuando uno se exhibe porque cree que lo más importante es él olvida que, además de conmover y molestar a los poderosos, nuestro trabajo es contar lo que pasa de forma equilibrada y honesta.
Estos días, entre los enviados especiales a Haití hay excelentes ejemplos de todo lo contrario a lo que describes. Algunos, incluso, se destacan por su ínfimo nivel literario y su falta habilidades periodísticas.
Una duda me corroe, Ramón: y Enric González, ¿cuándo empieza en Jerusalén? El País no es el mismo sin él.
Es cierto, Carmen, hay más periodistas que no saben escribir. Enric empezará en abril, creo. Todos le echamos de menos.
Estoy de acuerdo con Carmen y Ramón, hay periodistas que no saben escribir, mucho menos hablar -tienen fuertes faltas ortográficas al pronunciar algunas palabras- incluso hay quienes jamás valoran la importancia de estudiar historia para hacer mejor su trabajo, sin embargo estoy a favor de la mayoría de los reporteros que se encuentran en Haití (salvo algunos claro) porque sin importar su edad, nivel económico, preparación, etc. día a día, comprueban de qué están hechos: si tienen o no, la fuerza psicológica y profesional para comunicar uno de los máximos explendores del sufrimiento humano.
bueno tanto como demostrar de que estan echo ellos como periodistas, se supone que salen de esa carrera sabiendo a que te expones o te presentas, ya que ese es el trabajo de un periodista, y respecto a escribir mal, opino como Ramon y carmen, el periodista es el alma de la noticia, y el reportero el corazón de un acontecimiento, y si el periodista es un buen profesional eso lo hace su humildad a la hora de realizar su noticia, si en ese momento olvidas que la noticia es lo que tienes frente a tíy piensas que la noticia eres tú, entonces ahí es cuando estas fallando como periodista y como persona, porque al menos desde mi sincera opinión, el que ejerce esta carrera tiene que tener ciertas cualidades como persona; me refiero aque debe ser honesto consigo mismo, humilde con su trabajo realizado, astuto para saber llevar esa vida, y algunas cosas que se me olvidan a estas horas de la mañana…
en fin, el periodismo es la cuna de la informacion, es un pilar de la comunicacion, y una de las carreras mas bonitas, al menos desde mi punto de opinión.
[…] muy recomendable post de Ramón Lobo: “Periodistas al servicio de la historia”. 36.529942 -6.292409 […]
Pues a mí Enric Juliana en “la Vanguardia”, que es alguien a quien leía con interés y a quien su pensamiento, aunque muchas veces no coincido, me sigue resultando de gran utilidad para comparar -e intentar compreder- puntos de vista diferentes, lleva una temporada en que, no sé si por culpa mía, convierte sus columnas en un mero ejercicio ya no sé si de estilo sino de “formula”, con sus constantes y repetitivas alusiones a Fouché, Lakoff, etc etc. Y cada vez más me pregunto más si Juliana tiene algún interés en contar algo o en demostrar su erudición.
Lobo, ningún pero a que el periodista está y debe estar al servicio de la noticia y no al contrario. Respecto al estilo, es discutible, no todos podemos escribir igual; eso sería horrible. Tampoco voy a negar la relación entre literatura y periodismo, aunque me alegra de que precises la diferencia entre ambas, pero no viene mal recordar que hay excepciones. Salud.
Al periodista, como a cualquier otro profesional, se le supone la preparación. La excelencia sólo la consigue con la formación permanente, experiencia y humildad para reconocer que, por mucho que sepa, jamás conocerá nada suficientemente. Mientras mayor sea su conocimiento, mejor mostrará lo que sucede. Sólo así logra distinguirse de la mediocridad imperante. Como sucede en cualquier gremio.
Esta entrada me ha traído a la memoria mi primera clase de la carrera, impartida por José María Calleja. En ella, no paraba de repetir la diferencia entre literatura y periodismo y concluía afirmando “así que no nos pongamos estupendos”.
Estoy de acuerdo en que una noticia no debe convertirse estilísticamente en una novela, pero tampoco en un teletipo porque si así fuera un periódico sería algo monótono. Puestos a citar ejemplos, recomiendo a Fernando Garea, en El País. Es el profesional que mejor resume mi concepción de periodismo desde el punto de vista estilístico.
Salud.
No sé nada de periodismo pero me gusta que seas de los que te moja y dices las cosas como las piensas aunqu eso no se considere políticamente correcto. Como dice Benedetti: “Me gusta la gente sincera y franca, capaz de oponerse con argumentos serenos y razonables” Te dejo el enlace a este poema: http://socavon.net/Poetas-y-Escritores/gente.htm
Un saludo, Montse
Ramon !
Estoy intentando hacerme con tu recomendacion Bahia de los tigres , pero no hay manera , como no les aparezca en su base de datos ( la de los libreros ) no hay tu tia .
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Hecho , gracias .
Se supone que el escritor y el periodista tienen su razón de ser como tales cuando tienen historias que contar, sin importar tanto los estilos o modos como realizan sus trabajos, los cuales deberían ser secundarios. Cuando esto flojea quizás es cuando se hecha mano de otros atributos y se intenta buscar otras luciérnagas con las que alumbrar la ausencia historias que contar; no es de extrañar que se apele a los viajes como via de enriquecimiento literario y periodístico.
Admirado Ramón, permíteme ponerte en un brete para intentar comprenderte: ¿qué opinión te merecen las crónicas que desde Haití nos está regalando Pablo Ordaz? Un abrazo.
Roberto no es ningún brete. Pero no hablo de los trabajos de mis compañeros de peródidico como no comento las mujeres, novias, hombres, novios o amantes de mis amigos. Todos y todas me parecen siempre estupendas. Tampoco menciono a la competencia por sus nombres, ni el de las cabeceras. Sería de mala educación. Prefiero los comentarios generales que en muchos casos me salpican. Estoy seguro de haber escrito crónicas muy bonitas y muy vacías. Abrazos
Hay escritores mediocres y periodistas excepcionales; entre estos últimos destaco a Enric González y Ramón Lobo, que en realidad son escritores con mayúscula. Conozco en parte el asunto porque trabajé 16 años en tres periódicos canarios como corrector de estilo, columnista… Me viene a la memoria una sentencia de Gustave Flaubert: “Nadie se imagina lo que cuesta una frase bien hecha”. Hace unas semanas pubiqué en Internet un artículo titulado “Los talibanes en lengua española” en el que hablabla por encima de alguna gente admirable en lo narrativo pero detestable el lo político e ideológico, citando nombres de reconocido prestigio, y los insultos que recibí no escaseaban. En fin, uno sólo pide que haya coherencia entre lo se se habla o escribe y lo que se hace. ¿Es una quimera? Ramón, me encanta tu blog, un saludo.
Roberto, estaba pensando en Pablo Ordaz al leer el post de Ramón y me ha surgido la misma pregunta.
n
Estimado Ramon,
Es cierto que hacer literatura y hacer periodismo son diferentes, no solo por el estilo en si, sino por las licencias imaginativas, que pueden ser una rica fuente de inspiracion en una y el signo de una grave deficiencia de datos en el otro.
El rellenar reportajes con frases grandilocuentes, repetidas una y otra vez, exagerando los hechos, parece ser la tendencia actual. Probablemente esto se deba a que este tipo de noticias vende mas que otras, pero tambien hace mucho dano, no solo a los protagonistas de la noticia, sino al propio periodista que debe sentirse muy incomodo, al tener que venderse a los circos en que se han convertido muchos medios de comunicacion.
El periodismo que mas me agrada es aquel en el que los datos frios se entremezclan con opiniones serias, producto de la reflexion, la experiencia y el conocimiento. Por eso, pienso que el periodismo es una de esas ramas profesionales, en las que la veterania es un valor anadido.
Un saludo cordial,
(perdon por la falta de tildes, pero este ordenador esta convencido de que no los necesita).
Ramón, se puede ser buen periodista y se debería, además, ser buen escritor. No coincido contigo en que sea el lector el que añada puntos y comas, ya que por este camino sobrarían h, v, b, y, ll, etc., y me arriesgaría a decir también, los informadores, porque nos bastaría con los colegas de la taberna. No se puede ser periodista y decir o escribir “a grosso modo”, “mientras más” por cuanto más, etc., porque tenéis gran influencia en el lenguaje y este, al final, acabaría deteriorándose.
Informar bien, sí, y escribir correctamente ¿Por qué no?
En cuanto a Antonio Burgos, para mí, ni es periodista ni escritor, sólo vive de ello.
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