Machismo, feminismo y jueces
Sunday, 20 de December de 2009 por Ramón
Vuelvo a pisar terreno pantanoso: mis amigas feministas (que no hembristas; ya he aprendido) se equivocan al centrar una parte muy visible de su lucha por la igualdad en descubrir un femenino para cada masculino genérico (hace un par de días colgué un post con un link a un provocador artículo de Arturo Pérez Reverte, a quien aprecio mucho, titulado Chantaje en Vigo). Gastamos energía en lo menor y perdemos de vista que la guerra importante contra el machismo y sus derivados debe darse en la creación de valores igualitarios más allá del sexo y las inclinaciones sexuales.
Cuando observo a los niños en un parque (en primavera; no en estos días siberianos) veo cómo los padres (y madres, ¡lo he hecho!) insisten en prolongar en sus hijos los roles en los que fueron maleducados: niñas arrastrando muñecas que aprenden a ser madres; niños con pistolas que aprenden a matar. A ellas se les inocula el virus de la sumisión, del rol secundario supeditado al macho; a los niños se les enseña el valor de la propiedad, de cosas y personas, a sacar pecho como gallitos de pelea y el muy estúpido “los hombres no lloran”, que representa una mutilación emocional.
Subvertir este esquema desigual es más urgente e importante que pelearse para que la Academia acepte palabras prefabricadas fuera del circuito clásico de la invención del lenguaje: el habla popular y la literatura. Estoy de acuerdo en limpiar el lenguaje de machismos, racismos, homofobias y… de ignorancia. Es un trabajo pedagógico de largo aliento, como la defensa de los minusválidos psíquicos. Después de muchos años se ha logrado desterrar, más o menos, la utilización del vocablo subnormal como insulto. Ahora la lucha continúa con el autismo empleado como adjetivo despectivo.
Los códigos que generan la violencia machista surgen en la infancia, en los valores que se enseñan en los parques, casas y escuelas, en la publicidad y en la televisión. El problema empieza en el reparto desigual de roles… Apenas se ven obreras y camioneras cuando para ejercer estos trabajos duros el sexo no es importante. Odio el mito del príncipe azul, un invento diabólico y machista que ha hipotecado la felicidad de muchas mujeres que lo buscan como los niños buscan estos días a los Reyes Magos.
La lucha contra el machismo es un trabajo complejo que exige políticas complejas y que estemos más atentos a la profundidad que a la espuma.
Un ejemplo del enquistamiento del mal es la sentencia de la Audiencia Provincial de Madrid que absuelve a un masajista de violación (la califica de agresión sexual) porque la mujer no opuso suficiente resistencia. Los razonamientos de la sentencia me parecen un delito en sí mismo que exige la actuación de un tribunal superior. Un magistrado que firma este tipo de argumentos está incapacitado para impartir justicia, considerarse servidor público y cobrar de mis impuestos. No sé si será desacato, pero un juez así además de un imbécil es un criminal en potencia.
No son luchas incompatibles, una cosa no quita la otra. A través del uso de la lengua también se hace ese reparto tradicional de roles que sigue perpetuando un mundo machista. Aquí lo tienes, además, en una administración supuestamente progresista (gobierna el PSOE).
http://montsepedroche.wordpress.com/2009/07/29/carta-abierta-a-la-sra-ministra-bibiana-aido/#comments
Montse
Los roles..ya aparecen incluso antes de nacer..Aun se preparan los colores..para el futuro bébé..azul o rosa ( eso, en nuestra afortunada sociedad )..luego como tu dices Lobo..en los juegos..ya claramente está definido.. Y sólo hay que mirar el bombardeo de anuncios de juguetes sexistas y violentos..que van dirigidos a la población infantil.. Si la propaganda hace “efecto” ..en los adultos… más aun lo hará en la personalidad de los menores.. No podriamos llamar al defensor del menor ?
Clavado, Ramón. Menos tonterías de “os y as”, y más trabajar donde realmente hace falta.
Los roles…¡qué quimera romper con ellos!. Quienes lo intentamos solo conseguimos que nuestros hijos sufran, se sientan excluidos y, al final, incapaces de soportar el sufrimiento de nuestros pequeños, dejemos de insistir socialmente y nuestro esfuerzo por cambiar los roles se quede reducido al ámbito particular. Triste, ¿no?
n
Te agradezco este artículo. Del anterior sobre Pérez Reverte me sentí muy decepcionado. Realmente describes la perpetuación de la desigualdad. Es lógico que en esta lucha contra la discriminación se cometan excesos. En toda lucha por conseguir derechos es así. Porque son luchas por la distribución del poder. Y el poder no se regala, siempre se consigue tras una lucha dura, nadie lo cede con generosidad. En la larga reivindicación de los derechos de trabajadores se han cometido algunos excesos. Pero no por ello se puede despreciar el esfuerzo de los sindicatos, de las organizaciones obreras. Así pasa con la lucha por los derechos de las mujeres. Una causa justa contra una desigualdad (solo basta pensar cuál era la situación de la mujer hace 40 años en este país). En sus reivindicaciones puede cometerse algún error. Pero no se puede despreciar por ello al feminismo, con sus conquistas y sus reivindicaciones pendientes. Pero siempre los mismos (que casualidad) se centran en esos posibles errores para ensañarse contra algo tan justo, tan noble y que tanto esfuerzo cuesta, como demuestra la sentencia que ejemplificas.
No veo nada excluyente ni incompatible en luchar contra la violencia de género, contra los techos de cristal, contra… y, a la par, contra la invisibilización que supone el lenguaje no inclusivo… No es fácil siempre encontrar el término adecuado pero sí que lo es poner voluntad por erradicar el que no “nombra”. Lo que no entiendo es esa irritabilidad y crispación que le entra a determinados señores, que afilan sus plumas cuando de igualdad se habla… Penoso un Pérez Reverte, espadachín de lo casposo.
A mi me cae mal ese señor, porque me he ido encontrando gente de la que habló mal en su libro poniendo verde a antiguos colegas cuando ya se retiraba y sabía que no se los iba a encontrar de frente, etc. Su agresividad, su prepotencia. ” Dime de lo que presupes y te diré de lo que careces”, en seso se puede resumir la vida de ese tipo. Por todo eso, el artículo que comentaste el otro dia para mi carece de validez, porque la presona que lo escribe ya en sí tiene poca credibilidad, a lo mejor viniendo de otra una se lo hubiera tomadao mejor.
El machismo no sólo se ve en los puestod de mando , en la cotidianeidad, ahí es donde impera el machismo en este pais.
Lo he tenido que leer dos veces. Aprecias mucho a Arturo Pérez Reverte????
Nuria, no sabes cómo te entiendo. Con mis sobrinos Áureo y Montse que viven en Madrid lo notamos menos, pero con Elenita y Martín que viven en un pueblo manchego (mi pueblo) no lo sabes tú bien. Al final tienes que callarte para evitarles sufrimiento y seguir tragando con cosas intragables aunque en el ámbito privado tú hagas otras cosas.
Víctor, gracias por seguir defendiendo el sentido y la importancia del Femenismo pese a que hay muchos y muchas que pretenden caricaturizarlo y presentarlo como lo que no es.
Yol, estoy contigo, el machismo actual es muy sutil, nadie se atreve a declararse machista abiertamente, quedaría como un cavernícola. No obstante, de puertas para dentro las cosas no han cambiado tanto con respecto a la distribución de las tareas domésticas, por ejemplo.
Un saludo a todas y todos, pese a quien pese. Y no soy yo precisamente que se guíe por lo políticamente correcto, conste.
Montse
Estoy con Mª José, además, si esa lucha por un lenguaje no sexista y no excluyente es tan poco importante por qué su crítica mueve ríos de tinta, ¿debería ser igualmente poco importante eso de criticar lo que es nimio, no?
Ventura: apreciar a alguien no es compartir todo su pensamiento. Nos conocimos en Bosnia y hay cosas que unen para toda la vida. -)
Montse: me encanta el debate y los comentarios y las discrepancias y hacer las tareas domésticas
Ramón, nunca he dudado de ello, por eso me decepcionó que le dieras publicidad a ese artículo de Reverte. Apreciarlo es una cosa y difundir alguna de sus barbaridades es otra; como tú muy bien dices apreciar a alguien no es compartir todo su pensamiento y en algún momento parecía que lo compartías.
A mí también me encanta el debate y los comentarios y no me gustan nada las tareas domésticas, ea!!
Saludos, Montse
El machismo es una actitud y una de las primeras manifestaciones de las actitudes es el lenguaje. Deberíamos aprender todos a controlar algo tan intuitivo como el lenguaje, porque puede hacer mucho daño sin que nos demos cuenta.
El resto de barricadas de la lucha no pueden dejarnos sin ver ésta.
Montse: estoy de acuerdo en un aspecto: en que a veces se producen situaciones cómicas por llevar las cosas al extremo, por eso colgué el post de Arturo. No creo que el lenguaje sea menos machista por decir jueza o poetisa (muchas no quieren) pero sí cuando utiliza como arma. En este debate se puede decir todo, pero decirlo bien. Si cualquier salida del carril es censurado perderemos frescura. Ése era y es mi objetivo. Por lo demás, odio todo lo excluyente, incluso el odio.
-)
a mi me fastidia bastante eso de “de género”, ¿de qué genero” … como decía mi abuela, eso es “del género tonto”… no refiriéndose a hombres ni a mujeres, sino a la tontería por la tontería.
Creo que llamar “de género” al maltrato y a la violencia invisibiliza y complica aún más la lucha contra aberraciones tales. ¿La violencia tiene género? y de ser así ¿cuál sería?, entiendo que las mujeres históricamente hemos estados mal-tratadas en grados superlativos, y hay demasiados casos que salen a la luz como para todavía pensar que no es así, pero creo que llamar “de género” ningunea también a los hombres y se supone precisamente que ESO no lo queremos para nosotras ni para nadie, no?
Genial artículo de nuevo, por lo menos sintonizo, no puedo discrepar mucho, aunque a ratos le cojo el gustillo y todo 😉
Sobre “el principe azul” hay un “esquech” maravilloso y desternillante de los Martes y Trece (¡ Y que no falten ninguna Navidad!, porque … “¡¡a dios pongo por testigo….!! jajajaj que los recuerdo siempre).
http://www.youtube.com/watch?v=2RJuRcCdRNw
En este enlace está enterito, a ver si te hace gracia Ramón y te oigo a lo lejos en la distancia alguna risilla o aullidico. También es apto para todos los contertulios de acá, en su txokito.
Además que imparte, si tal cosa es posible, cierta justicia. No en vano, he podido constatar que (muchas) mujeres, sí , las que hemos acaparado para algunos la “violencia de género”, también somos cómplices y promovemos en gran medida eso que tanto odiamos, tanto o más que los hombres.
(Y lo he vivido en muchas situaciones cientos de veces; bien por activa, por pasiva, o por “testiga” ;-). También si no que se lo pregunten a Arundhati Roy 😉 )
Saludos cordiales y frioleros, pero cálidos por dentro.
Lo de luchar por cambiar el lenguaje me parece tan absurdo como combatir el sintoma queriendo atacar la patología; es como el gordo que deforma todos los espejos que ve para que le muestren lo delgado que cree que debe estar aunque luego siga sufriendo las mismas enfermedades cardiovasculares y derivadas de esa misma obesidad, es como la mona que se viste de seda, que desde que va de seda no sabe ni por qué le gustan los platanos ni por qué se le arriman los monos .
En general, lo de querer cambiar a las personas o al mundo entero en una suerte de actitud o verdad verdadera de la buena no me gusta pero nada. Apesta .
Yo digo ” la juez”, ” la medico”, “la abogado”… porque me da la gana. Asi que lo seguiré haciendo .
Había leído el artículo de Pérez Reverte, y creo que esta vez tiene mucha razón. Esta vez, digo.
Ramón, ¿por qué echas pestes de ese juez? ¿Conoces los pormenores del caso?
A las sufragistas de Estados Unidos, Gran Bretaña les costó más de 50 años conseguir el derecho a voto; la segunda mitad del siglo XIX, y las dos primeras décadas del siglo XX. En España, surgió el feminismo a principios del siglo XX, de manera tímida, pero nunca como una organización fuerte. Ni siquiera en la Segunda República tuvo el sufragismo apoyo por parte de los partidos de izquierda, consideraban que las mujeres estaban muy influidas por la Iglesia católica; tampoco es que la derecha fuese muy entusiasta en conceder el voto para las mujeres.
Y así llegamos a 1977 cuando llega la democracia a España, y surge el feminismo del acelerón. Pero nunca tuvieron una base firme; en España la ignorancia acerca de la medicina de las plantas medicinales es muy profunda, la onagra es una planta medicinal, que procede de América del Norte, se extendió por Europa, y llegó a España, a partir del siglo XVIII. Consigue una revolución en la salud de muchas mujeres, dolencias como dismenorreras, y endometriosis, se mejoran notablemente. Así, de esta manera tan sencilla, y sin tanto rollo feminista se consigue una pequeña revolución.