Navidad linda Navidad
Tuesday, 8 de December de 2009 por Ramón
Hay fechas y calles en las que los seres humanos logramos disimular nuestra presunta inteligencia hasta hacerla desaparecer. Madrid, como otras ciudades de este Primer Mundo tan rebosante de sí mismo, se ha convertido en una pasarela en la que no se escucha la palabra crisis. Decenas de miles de consumidores (antes llamados ciudadanos) nos movemos en comandita guiados por señales luminosas situadas en los escaparates que nos atraen y repelen tras pasar por caja. Los semáforos son un excelente punto de observación sociológica. Los peatones que se dirigen a la acera de la derecha chocan en el centro de la calzada con los que desean alcanzar la de la izquierda y por una sucesión de errores inexplicables unos y otros regresan al mismo punto del que partieron. Así transcurre la tarde, en idas y venidas.
Además de las personas-peonza existen personas-ariete que penetran en tropel en los grandes almacenes practicando una ley de Arquímedes capitalista: todo enjambre que se sumerge en una tienda desplaza la misma cantidad de enjambre por otra puerta. Después están los que se emboban siguiendo los movimientos mecánicos de Cortylandia, un sucedáneo de la felicidad animada. Mientras, decenas de policías municipales abren y cierran calles y aparcamientos públicos a capricho, sólo por contribuir al bullicio y a la confusión general.
El centro de Madrid, donde vivo en condiciones de semiclandestinidad durante estas entrañables fiestas, está colapsado de coches y viandantes. Las calles, peatonales o no, están tomadas por la riada humana. Los menos entran en la plaza Mayor a comprar figuritas para el Belén, los más buscan puestos de artículos de broma en los que compran pelucas con trenzas o unos cuernos de alce, la moda de este año. Hay grupos que chillan y otros que cantan (mal) como si en esta época fuera más importante molestar que ser feliz.
San Miguel, que dejó de ser un mercado de barrio para convertirse en una atracción, se puebla de seres que fotografían y hablan en más lenguas que Babel, estorban y no compran casi nada. Esto del capitalismo tiene misterios insoldables. Los del barrio debemos pelear con la ley de Arquímedes para no ser expulsados por otra puerta antes de hacernos con verduras para la cena.
Cuando las familias abandonan Cortylandia y los padres caminan como si hubieran visto desnuda a Marilyn Monroe me doy cuenta de que este país necesita más que economía sostenible, un buen psicoanalista; tras tantos años de dictadura y tanta sotana no andamos bien de la cabeza. Vamos con aires ufanos de nuevos ricos en la cabeza y cuentas de pobres en los bolsillos.
Los niños que viajan en brazos de sus padres me miran con los ojos muy abiertos. Llevo barba gris, gorro de lana negro y una indisimulable protuberancia estomacal. Observan con ojos de pillo, de esos que se deben de ponen cuando se acaba de sorprender al verdadero Papá Noel vestido de civil huyendo de una cohorte de fans-consumistas. Los niños, los más prudentes en medio de tanta imprudencia, sonríen y callan el hallazgo. Ya saben la verdad y no necesitan compartirla. ¿Con quien iban a hacerlo? ¿Con los mayores que creen que Papá Noel y los Reyes Magos son los padres? Feliz Navidad.
> tantos años de dictadura y tanta sotana?
eche un ojo al Quijote o al Lazarillo y busque otro culpable (si lo necesita) Por lo demás, nuestros abuelos no eran así ¿no?
… y sin embargo… -aún- ¡se mueve!
digo….. me gusta a pesar de todo la navidad, y lo que queda de las celebraciones del solsticio de invierno y nueva entrada de año, renovados.
http://www.youtube.com/watch?v=awsbjbT6G_Q
¡Feliz Navidad RamónLobo, hohohohóoooo! 😉
¡Qué viva la luz! aunque sea en dosis más chiquitas…
A pesar de todo la “Navidad” se segiá celebrando, o eso dicen…
Desde luego España necesita de buenos psicoanalistas….
Tal vez me este convirtiendo en una cinica pero la Navidad es solo para credulos e hipocritas
Vaya, tanto dar vueltas estos días por el centro de Madrid y me he vuelto sin el encuentro con Papá Noel. Ya me hubiera gustado
A mí lo que más me gusta de la Navidad es que me largo de Madrid y me vuelvo a mi casita en Zaragoza (como el de el anuncio de los turrones, hoyga). Una aglomeración salvaje en Zaragoza es como un viernes lento en Madrid. Se respira una paz… La putada son las dos semanas de suplicio anteriores que hay que sufrir con la marea humana. Teniendo en cuenta que yo también vivo en el centro y se sufre nada más poner el pie en la calle, entiendo lo que dice, sr. Lobo.
La navidad no sólo es un tiempo de festejo sino de imposiciones . Yo, por ejemplo, nunca entendì porque en el hemisferio sur, con 30 grados de calor, tenìamos que comer pannetones y demás ingestas hipercalóricas, comprar nieve artificial de decoración o acaso recibir sudorosos Santa Claus.
La navidad no sólo es un tiempo de festejo sino de imposiciones . Yo, por ejemplo, nunca entendì por qué en el hemisferio sur, con 30 grados de calor, teníamos que comer pannetones y demás ingestas hipercalóricas, comprar nieve artificial de decoración o acaso recibir sudorosos Santa Claus.
Consumismo, deseos de felicidad (?¿).. , aparente solidaridad… pero no veo a casi nadie hacerse “consumista” de las ONGs que se nos ofrecen en la calle (Médicos sin fronteras, Save the children, Unicef…etc..) ..demasiada prisa.. no hay tiempo para anotarse y además dicen.”.y si luego no llega?.. “….escusa barata.Sin embargo muchos de ellos si tienen para derrochar en si mismos..no lo entiendo. Donde está la Navidad de los que sufren , de los que están solos ? y no es demagogía.. no hay más ciego que el que no quiere ver..
… sí que existe, sí que existe.
¿hipócritas o crédulos?
No entiendo ese aire de superioridad para los que sí las celebramos modestamente. ¿Y por qué no? Con todo los golpes que depara la vida, ¿por qué no celebrar y estar un pelín contentos, y hacer un pelín contentos a otros, los más cercanos?
Ni que haya que irse al Chunchunkanka o apuntarse a Oenegeses para demostrar nuestra sólida y comprometida Solidaridad (con mayúscula mayusculada)…
También vemos a muchos quejicas anti-sistema, que salvo quejarse -y ya no sé si como pose-no hacen nada por nadie. Con mínúscula-minúsculada, Nada más que incordiar -con mayúscula mayusculada-.
Quépaisdiosquépais.
Habría que poner por escrito a quienes proceda tantas quejas en vez de quejarnos con la boca chica, por estos lares también se estila mucho.
A ver si en otra entrada, escribe, señor Lobo, sobre esta costumbre de pagarla con el más cercano o lo que tenemos más a mano y luego cuando empleas la frase mágica:
¿Podría si es usted tan amable formular la queja por escrito?
Te contestan un ¿para qué? y mil excusas más, total ya se descargaron.
Esto para los que trabajamos o hemos trabajado en puestos de cara al público es el pan nuestro de cada día.
Yo por eso me largué del barrio. Cada Navidad juraba que sería la última. Sólo lo aguanté 2 años.
Vaya, debo ser la rara, ilusa, ingenua que le gusta la Navidad por eso de que es una excusa perfecta para hacer un hueco ver a los amigos y pasar el tiempo disfrutando de ellos.
tras tantos años de dictadura y tanta sotana no andamos bien de la cabeza… qué gran verdad. por fin alguien que me entiende. los de mi generación no lo hacen!!! estaré envejeciendo???
a mí también me encanta la hipócrita navidad… no sé.