Discrepar no es un delito, pero lo parece
Tuesday, 1 de December de 2009 por Ramón
Construimos una sociedad en la que todos debemos opinar lo mismo, vestir de forma similar, ver programas de televisión que son como dos gotas de agua (sucia), ser felices los mismos días y atragantarnos juntos con las malditas uvas.
Acallamos las otras voces por miedo. Algo muy grave en una democracia: “Chsss, no digas eso, que no les va a gustar”. Es como si por encima de todos planeara un ente castigador que escucha hasta lo que no se expresa (y no es Sitel, Mariano). En esto no hay derechas ni izquierdas, el censor individual y colectivo no entiende de ideologías. Los partidos políticos son monolíticos, centros de poder en los que no corre el aire y todo el mundo piensa igual aunque algunos piensen poco. Siguen al líder como un mesías y allí donde él se enfanga se enfanga la militancia. También sucede en los periódicos donde se extiende la gripe A de la uniformidad (primeras páginas iguales, las mismas fotos, los mismos problemas). Una sociedad de pensamiento único dividida en dos bandos cosméticos: los que lo ven claro y los que lo ven oscuro. En lo esencial nadie saca el pie del tiesto.
Un ejemplo: la llamada cuestión vasca. La división drástica entre buenos y malos impide saber algo de la otra parte, de sus motivos, de sus argumentos, de sus sentimientos. No me creo que en el mundo abertzale no existan los grises. No hay reportajes en la llamada prensa nacional sobre las madres de los presos. Tampoco existen en la nacionalista reportajes sobre la gente que debe mirar cada día debajo de su coche. Creo que perdemos algo más que información. No es sólo libertad de expresión lo que está en juego, lo que verdaderamente está en juego es la pluralidad, la diversidad, el derecho fundamental a ser diferentes. Resulta más fácil defender los derechos de una especie animal o vegetal en vías de extinción que los de un pensamiento cercado por la dictadura de la uniformidad.
(Seguirá)
Señor Lobo, he asistido hoy a su conferencia en Málaga y me he quedado verdaderamente admirado de su oficio, su cultura y su forma de hablar. Me ha encantado, sólo me queda esperar que las cuatro ponencias que nos quedan sean igual de buenas que esta cuando menos.
Respecto al contenido del post, estoy de acuerdo: la globalización no sólo unifica criterios económicos o políticos, sino también informativos. Eso es un peligro, porque se tiende a enfocar el interés público en unos determinados temas y, por tanto, a olvidar otros. Las respuestas a este problema son, por suerte o por desgracia, la especialización y el hiperlocalismo informativos; géneros periodísticos que van a ir avanzando y comiéndose a determinadas páginas de los diarios generalistas.
Querido Ramon;
solo queria agredecerte la presencia hoy en la conferencia, soy la chica morena que internivo torpemente, ha cambiado mi vida en tan solo unas horas, siempre he luchado por hacer ver la realidad hacia lo demas, tras golpes y mas golpes, porque no les gusta pensar diferentes de la sociedad por miedo, no me pude expresar como hubiera deseado en la conferencia pero los nervios me pudieron en ese momento, pero siento mucho que aun existan personas que piensen que la culpa de que, las cosas no salga como deben de salir, en los medios de comunicacion, sean de los periodistas, cuando estais luchando dentro de lo que las leyes os permiten por difundir la realidad lo mas objetivo posible, sus consejos seran guardados con agrado y devocion en mi corazon y mi mente, con un cordial saludo me despido diciendole, que sus palabras para mi son lo mas real que mis ojos pudieron leer, gracias por enseñarnos parte de la realidad de nuestro mundo Ramon.
Es curioso cómo los dos bandos, los que lo ven claro y los que lo ven oscuro, miran para otro lado cuando algo les saca de los caminos seguros de lo “políticamente correcto”.
La política en el País Vasco es terriblemente pendular. Terrible, no sólo por lo que tiene de “frentista” sino por la condena que supone que el péndulo vaya en una sóla dirección, hacia delante o hacia atrás, hacia un lado o hacia otro, pero sin explorar más caminos que los de la senda trillada.
No vaya a ser que entremos en un conflicto serio de conciencia…
Esto no tiene nada que ver con esta entrada de su blog. Nada más quería darle las gracias por haber estado en Málaga ayer para dar su conferencia sobre Reporterismo de Guerra. Gracias a ello he conocido su blog (lamento mi ignorancia), que seguiré de forma periódica.
Un saludo
He leído su artículo, como todas las mañanas, y me ha gustado; pero sobre todo me ha hecho reflexionar, sobre los tonos grises.
No a la uniformidad. No a lo políticamente correcto. No a la autocensura. No al miedo. No a los arrivistas, estén donde estén, esa especie de carroñeros.
arribistas queria decir.
[…] Discrepar no es un delito, pero lo parece […]
Vaya, parece que el bolo de Málaga ha sido interesante. Tanto como la reflexión que nos brindas hoy. Hace tiempo quise hacer un documental sobre la cotidianidad de los jóvenes de la kale borroka y me encontré con que el tema no interesa moverlo, ni a unos ni a otros.
Tiene usted razón. Por ejemplo esta muy mal visto decir que los familiares y amigos de los terroristas son culpables de haber sembrado y regado la semilla del odio asesino que acaba llevando a unos al cementerio y a otros a la cárcel. Si uno tiene un hijo en la cárcel es una desgracia, por tanto es un desgraciado y de ahí a victima ya sólo es un pequeño salto.
Ramón, imagino que conocerás el libro de Fernando Aramburu, Los peces de la amargura. Habla de ese mundo gris, negro o blanco en el que está sumido el País Vasco, y en cada uno de sus cuento describe una realidad espeluznante. Independientemente del punto de vista de los protagonistas todas las historias tiene lo mismo en común, el sufrimiento.
n
Tienes toda la razón… hasta que pones el ejemplo. Comparar los familiares de los presos (presos por elegir matar, secuestrar, apoyar a terroristas…) con los que por cumplir con su obligación, y para no ser asesinados, deben mirar bajo el coche, llevar escoltas… creo el ejemplo no es muy acertado.
Asesinar y evitar ser asesinado no es comparable.
Julio Medem intentó precisamente buscar esos tonos grises en “La pelota vasca”, y mira la que se montó.
Queda claro que nuestra sociedad actual esta llena de opresiones cuando piensas diferente, y llena de gente que piensa que es bueno seguir las tendencias.
Ymientras nosotros mismos no nos liberemos de nosotros, seguiremos mesurando lo que pensamos.
Lobo, lo fácil es siempre el blanco y negro, sin matices y a ser posible con las vísceras en lugar del cerebro. Salud.
Pues a mí, Rosa J.C, que tiene usted en su blogroll me insultó de manera reprobable por Twitter solamente por dudar de la veracidad del caso Yoani Sánchez, solo por dudar, que no negar…..
Creo que debería de aplicarse el cuento de este muy buen post.
PD: Queda usted agregado a mi lector de noticias, seguiré este blog. He leído poco aún, pero me parece que es estupendo.
Nos leemos.