Personas que te guían como Heródoto
Monday, 2 de November de 2009 por Ramón
Ryszard Kapuscinski tuvo en sus comienzos una redactora jefa que le regaló el libro de Historia de Heródoto. Tiene mérito, pero casi más leerselo porque el completo son nueve tomos. Cada persona tiene sus heroicidades. Dicen que Aldous Huxley devoró la Encicopedia Británica desde a primera palabra hasta la última, algo que conmocionó a un joven Gabriel García Márquez.
Nunca me regalaron libros extraordinarios más allá del Libro de los abrazos, que me vendrá bien en este viaje. Pero hubo tres personas que, de alguna forma me empujaron al Periodismo y a lo que soy, o creo ser.
Bernardo Arrizabalaga es el primero, la piedra fundacional. Leyó mis pésimos poemas juveniles con los que lograba grandes éxitos entre las chicas de mi edad, y alguna fuera de mi órbita natural, y tuvo la gentileza de no decirme la verdad. Me animó a leer y durante años me recomendó textos. El primero de sus consejos fue Muerte en Venecia de Thomas Mann. Me fascinó y aún más las conversaciones posteriores en las que él me explicaba la novela. Debía tener yo dieciséis años y no era joven de mucha lectura, siquiera cómics. De Mann llegué poco a poco a Franz Kafka, que me poseyó desde la primera página. Creo haber leído todo de él. Mi padre, ex militar y poco dado al humor intelectual, decía para justificar mi melancolía: “No me extraña, leyendo a ese Kafka”.
De la segunda persona ya hablé en otro post: Juan José Porto, mi primer jefe cuando comencé a colaborar en la agencia Pyresa. No me regaló Heródoto, pero me enseñó a escribir sin demasiados adjetivos y me recomendó saludar a todos al subir la escalera porque los volverías a encontrar al bajarla. Es un hecho, aunque muchos aún no lo sepan.
El tercero, José María Doñate, histórico redactor jefe y después subdirector de El Heraldo de Aragón, donde hice prácticas durante el servicio militar en 1980. Una tarde, cuando subrayaba teletipos junto al jefe de Internacional y único miembro de la sección, Doñate se acercó a mi silla, me puso la mano en el hombro, y preguntó al tendido: “¿Alguien sabe dónde está Afganistán?”. Como no respondí, hizo presión con su mano en mi clavícula y repitió la pregunta. Respondí con las orejas coloradas: “¿Asia Central?”. Doñate abrió los brazos y exclamó: “Tenemos un especialista en Afganistán y nadie me había informado” y me mandó seguirle a su despacho. “Bien, pues vas a hacer tu primer viaje” y me envió a cruzar la calle a la Facultad de Derecho para entrevistar a un sabio, Leandro Ruíz, experto en Asia central. Fue mi primer texto sobre un tema internacional.
Desde entonces me dedico a esto al periodismo, a viajar algunas calles más lejos y a tratar de entender la política internacional. Pero tengo mis deudas con Bernardo, Juan José, Doñate y Leandro Ruíz, que me enseñó que todo tiene un marco donde colgar las perchas. El gran Kapuscinski lo llamaba contexto.
Me ha emocionado tu post, por muchas razones. Hablarte de mí peca de vanidad o de inutilidad, pero te diré que me has recordado a mi madre al hablar de quienes te empujaron a ser periodista y a ser quien eres. Es muy fácil, ya, pero como no conoces “mi” personal contexto, 🙂 , no puedes entender hasta qué punto decir que mi madre me hizo ser quien soy es importante. Ella me enseñó a leer con tan solo 3 años, leía conmigo, me regalaba colecciones de libros, de aventuras, de viajes…por su culpa tengo el gusanillo nómada dentro, muy a pesar suyo. Y encima dices que hiciste practicas en El heraldo, “mi” periódico!! Soy maña, lo que también ha hecho un poco de mella en quien soy hoy. Y hablas del gran Kapunscinski, uno de mis “imprescindibles”! leí o más bien devoré y volví a leer sus “Viajes con Herodoto”.
Supongo que sabrás todo de él, pero por si…hay una web muy interesante, donde también habla John Lee Anderson: El gran viaje de Kapuscinski, un seminario virtual de periodismo y literatura
http://www.elboomeran.com/minisites/kapuscinski/index.html
Muchas gracias por el post, Ramón. Espero que algún día pueda escribir un post como este explicando por qué me dediqué al periodismo.
Por cierto, dentro de poco me incorporaré como redactor a un periódico de tirada nacional, así que espero que puedas leer alguna información de las que escriba y criticarme 😉
Lobo, los caminos para llegar al Periodismo son variados y casi todos están protagonizados por personas cercanas y por libros, películas o vivencias de otros. En algunos casos es una tradición familiar. Lo importante, a mi juicio, es que una vez que has llegado no debes olvidar que te trajo hasta él. Sinduda Mann es un buen camino para llegar, como Mark Twain, Truman Capote y tantos otros. Yo hice mi primera entrevista en 6º de EGB a un escritor y ya me alabó, aunque su halago tuvo más que ver con el hecho de que fuera amigo de la familia más que con la entrevista en sí. Pero aquí estamos y con vocación de seguir. Cuidate. Salud.
“me recomendó saludar a todos al subir la escalera porque los volverías a encontrar al bajarla”
Fantástico consejo, no lo olvidaré si algún día subo la escalera.
Mis mejores deseos en tu viaje a Afganistan.
En el primer post que escribí acababa diciendo “Viva Internet” y me estaba acordando de Kapuscinski, de sus problemas para enviar sus crónicas cuando viajaba por África, periodista pobre de un país pobre, tanto como la tecnología de entonces, y de su soledad en Irán, en los primeros días de la revolución de los ayatolás. Tengo la impresión de que le hubiera gustado encontrarte en algún viaje y de que para entonces se hubiera inventado Internet.
Con tanto remolino periodístico, integración y sinergías tecnológicas, vieja y nueva escuela que no existen, al final lo que se necesita (y los más jóvenes echamos en falta) son Heródotos en una redacción. Heródotos en la vida y Heródotos en el periodismo. Tal vez, el problema es que los subdirectores, redactores jefes y demás “prefectos” cercanos se han olvidado del valor fundamental de empujar a los que empiezan cuando están tan preocupados en no caerse de la foto.
Un abrazo Ramón