Verbos y sustantivos con carga ideológica
Wednesday, 14 de October de 2009 por Ramón
En los medios de comunicación occidentales se califica de atentados los ataques contra objetivos militares en Afganistán. Es otra prueba de la carga política que tiene el lenguaje -contra la que los periodistas deberíamos estar alerta- porque una guerra consiste en atacarse y causarse bajas mutuamente a través de los medios de los que dispone, sean de tecnología puntera o rudimentarios, hasta que uno de los bandos dice basta, se rinde o negocia una salida honorable.
Desde este punto de vista, los ataques de la insurgencia afgana contra objetivos militares pueden equipararse a los bombardeos estadounidenses sobre objetivos enemigos que a veces matan por error a civiles. En esos casos, aunque su número supere el centenar, no los calificamos de atentados terroristas, y hacemos bien; tampoco de masacre. Algunos medios se encuentran más cómodos en el eufemismo efectos colaterales.
Gastamos las palabras anticipadamente y cuando una persona hace explotar una carga adosada al cuerpo en medio de un mercado de Kabul repleto de civiles nos resulta insuficiente el sustantivo atentado y lo decoramos de adjetivos: terrible, dantesco, horroroso, etc. Nuestro trabajo no es decorar los textos ni tomar partido, sólo informar de manera equilibrada y honesta.
El caso de España
Esta utilización política del lenguaje en España tiene sus razones. Somos un país que padece desde hace décadas los atentados de ETA, una banda armada que actúa como una organización mafiosa, no como un grupo de liberación nacional. Una segunda sería la indefinición del Gobierno socialista que no se atreve a decir que en Afganistán hay una guerra que nos salpica cada vez más desde 2007. La misión inicial de reconstrucción ha dejado de ser real. Sólo la ministra de Defensa, Carme Chacón, ha sido clara una vez hace unas semanas (y ya no lo ha repetido con palabras tan rotundas). Los demás (Fernández de la Vega, Rubalcaba…) siguen jugando con los sinónimos ante una oposición que también juega con los suyos y que carece de sentido de Estado y de memoria, pues fueron ellos los que mandaron las tropas hace ocho años.
Afganistán no es Irak: se trata de una misión de la OTAN aprobada por el Consejo de Seguridad de la ONU.
Me desagrada que mueran civiles afganos y también soldados occidentales y por una cuestión de proximidad geográfica y emocional, me afecta especialmente cuando los muertos son españoles, como el cabo Cristo Ancor Cabello. El mejor homenaje que se les puede hacer, a los vivos y a los difuntos, es que la opinión pública española sepa la verdad sin sordina ni vergüenza: en Afganistán se libra una guerra y los soldados de la OTAN combaten y están entrenados para ello. La obligación del Gobierno es dotarles de los mejores medios para proteger su vida y la de los civiles a su cargo. Las opiniones públicas, aunque muchos dirigentes no lo sepan, son responsables y tienen capacidad para entender que los Ejércitos no son una ONG.
Una guerra es una guerra y muchos gobiernos occidentales llevan años tratando de enterrar lo que ocurre en Afganistán bajo toneladas de retórica: un conficto abierto y cada vez más complicado. Y también llevan escondiendo (o tratando de ignorar) la historia de este país roto y destrozado por 30 años de batallas. El último que ganó una guerra en Afganistán fue Alejandro Magno y tuvo que hacer dos cosas: lo que ahora consideraríamos un genocidio (sus ejércitos exterminaron a todos los pueblos que se opusieron a su conquista), pero también buscar sólidas alianzas (la famosa Roxana, su esposa más querida, era una princesa de Oxiana). Británicos y soviéticos recibieron por todos los lados y estos últimos se emplearon a fondo con aviones y helicópteros de combate, como hace ahora la OTAN. El control del cielo no garantiza nada. Estas fotos aéreas de Afganistán, que publicó ayer The New York Times (http://atwar.blogs.nytimes.com/2009/10/13/afghanistan-from-the-air/), muestran un territorio imposible de dominar. “Desde el aire, la impenetrabilidad de esta región se hace evidente”, escribe el fotógrafo Moises Saman.
Me adelanto a las propuestas contra la molicie de Ramón de los sábados: un libro, corto, en realidad es una obra de teatro, permite entender como ningún otro la palabra terrorismo: Los justos, de Albert Camus.
Saludos,
http://killthecliche.com/
Es algo que yo ya llevo tiempo denunciando sobre el conflicto armado colombiano.
Los medios de ese pais, los europeos y los norteamericanos juegan a los verbos, sustantivos y adjetivos con carga ideologica como tu dices desde hace mucho tiempo.
Allí para empezar según los medios y el gobierno no hay una guerra, si no grupos terroristas que quieren recortar las libertades. No se entiende bien entonces que el gobierno luche contra estos grupos como en una contienda belica mas. Es decir se bombardea pueblos, aldeas, selva, se combate a sangre y fuego, pueblo por pueblo, aldea por aldea, bosque por bosque. Y se asigna practicamente todo el presupuesto del pais en armamento y en el ejercito, a lo cual hay que añadirle las cifras astronomicas y millonarias que aporta el gobierno estadounidense con el plan colombia, para la lucha contra el narcotrafico y el terrorismo dizque.
Las acciones de las FARC, ELN, EPL y otros grupos insurgentes son siempre calificadas como atentados terroristas, ya sean policias, militares o paramilitares los que sufren las consecuencias. En caso de que por medio se lleven la vida de algún civil, ya sirve como excusa para hundir un poco mas la imagen de estos grupos e insistie en lo malos que son que asesinan al pueblo. Cabe decir que cuando es al contrario, el ejercito o la policia quien asesina civiles, no es llamado atentado terrorista, para empezar los medios nunca decian que el gobierno matase civiles, eran acciones heroicas donde se daba de baja algun guerrillero, en este caso ni se molestaban en llamarle efectos colaterales, en el mejor de los casos alegaban que el civil era abatido por error al ser rehen de algun terrorista guerrillero. Destapado ahora el caso de asesinatos masivos de campesinos para disfrazarlos de guerrilleros y asi dar la impresion de exito en la lucha contra las FARC, los medios han buscado una nueva manera de proteger la verdad, no le llaman actos terroristas ni masacres del ejercito, le llaman falsos positivos.
Pero siguiendo con las nomenclaturas, las guerrillas del pais no son tal segun los medios y el gobierno, son narcoguerrillas, o narcoterroristas, ese mismo apelativo no es usado para calificar a un gobierno el cual tiene a mas de 60 congresistas bajo rejas por apoyar, financiar y ordenar a grupos paramilitares.
Lo mismo sucede con el tema de los secuestros, las guerrillas solo secuestran en ningun caso hacen prisioneros segun los medios, a su vez se encargan de que jamas se hable en ningun medio de comunicación de los secuestros que realizan los grupos paramilitares, tampoco se menciona nada sobre las desapariciones forzosas que ejecuta el ejercito.
Es facil, hay que seguir usando esos terminos con fines politicos, no vaya ser que si la lucha contra el terrorismo es llamada guerra, comiencen a recibir apoyos politicos los grupos guerrilleros.
Lo mismo sucede a nivel politico, solo hay que comparar el trato que la prensa da a Hugo Chavez y el trato que da a Alvaro Uribe, mientras el primero es tratado como un dictador, el segundo con acciones mucho mas ilegales es todo un heroe condecorado por cada lugar que pisa.
Si el primero trata de modificar la constitucion es un dictador, si lo hace el segundo solo hay silencio de los medios, y es que no vaya ser que los pocos aliados que tiene occidente en América látina pierdan su poder y un movimiento contrario a los intereses como es el bolivariano logre crecer, consolidarse y apartar tanto a Europa como a USA del control de los recursos del continente.
Así funcionan las cosas y dificil que cambien.
Por cierto Ramón Lobo, me ha gustado mucho el analisis que has hecho sobre la forma de redactar lo que sucede por algunos medios, la mayoria. Y tambien el anterior sobre la definicion de terrorismo. Es grato encontrar opiniones discrepantes a la corriente actual.
Me gustaría saber si has hecho algún trabajo periodistico en Colombia o sobre el conflicto colombiano, he buscado en tu egoteca y no he encontrado nada. Existe la posibilidad de que en un futuro no muy lejano pises este pais para contarnos tu manera de ver el conflicto? Alguna propuesta de tus jefes sobre Colombia? jeje todo esto lo pregunto porque me gustaria leer tu opinión ya que soy un estudioso del conflicto colombiano y considero muy acertadas la mayoria de tus reflexiones o informaciones.
Saludos y enhorabuena por tu blog!!
Daniel: nunca trabaje en Colombia, pero es algo que deseo desde hace años, seria un reto profesional y personal. Tengo algunas ideas, quizá en 2010. Saludos
Vuelvo a compartir el punto de vista que nos expones, Ramón. Pero, una vez detectado el problema me gustaría saber de dónde viene. ¿Son los altos mandos periodísticos los que solicitan estos toques amarillistas o son los propios periodístas los que deciden decorar sus crónicas con estos adjetivos? Nunca he estado como corresponsal de guerra y me gustaría que me respondieseis a esas preguntas.
Gracias y salud.
Por lo general es el periodista el que decora su texto; los jefes, en muchos casos, decoran los titulares
Recomiendo ver “Generation kill”, de los mismos que hicieron ” The Wire “, una serie de 7 capitulos sobre un grupo de marines al principio de la guerra de Irak.
Lobo, las palabras con adjetivos nunca son neutrales, tampoco quien las escribe pretende que lo sean. Otra cosa es el sesgo en la información o la deformación de la realidad, la difusión y publicación de unas noticias en detrimento de otros. El maniqueísmo occidente-oriente, buenos-malos. Salud.