Postales de Nueva York/ Wall Street
Thursday, 17 de September de 2009 por Ramón
Aquí empezó todo, en las partes pudendas de un toro que en Wall Street simboliza la Bolsa alegre, la que sube sin parar, las acciones desbocadas, los bonus, los ejecutivos que se sienten los reyes del universo, existan o no motivos ambientales para ello. Un día el toro desaparece y surge el oso, que simboliza lo contrario: el batacazo, el lunes o lo que sea negro, existan o no motivos ambientales, porque a veces toca recoger beneficios con las dos manos, o alguien dijo algo que asustó, o una empresa ganó menos de lo previsto. Si la caída es muy grande se le denomina crash y todo por una nimiedad, porque a un gran banco de inversiones le descubren el truco, perdón la ingeniería financiera, como al pobre Hamid Karzai se le descubrió el fraude, perdón el trasvase excesivo de votos.
Ha pasado un año desde que apareció el oso, se acabó la fiesta y el denostado Papá Estado tuvo que regar con miles de millones a los bancos, empresas aseguradoras y demás especuladores globales que hicieron mal su trabajo para salvarlos de la quiebra y que su caída no arrastrara a todos en un sistema que se basa en la confianza, es decir, en que nadie pregunte dónde está el dinero.
Los ejecutivos volvieron a cobrar sus bonus porque así lo dictaminaban los contratos a prueba de pérdidas que ellos mismos se habían regalado, y algunos se fueron a las Bahamas a celebrarlo. Y motivos tienen para repetir la juerga: muy pocos han acabado en la cárcel, los pasados bonus están a buen recaudo y los nuevos tienen el aroma de las ayudas estatales, que para un buen capitalista siempre es una excitación añadida.
Un año después, los turistas, muchos procedentes de países del euro ascendente, se arremolinan alrededor del toro –la escultura de 3.200 kilogramos de peso de Arturo di Modica-, posan al lado de los cuernos, le acarician el morro; los más atrevidos, sin duda franceses, se hacen la foto cerca del trasero y un par de anarquistas pasan la mano por los huevos.
El Wall Street real, el de la calle, está en obras, como Madrid. Obreros hispanos y negros trabajan en las aceras sin atender mucho a las cintas electrónicas que escupen las cotizaciones del Casino. No hace calor. El día está gris, agradable, con una luz espléndida fotográfica para aquellos que sepan tomar fotos. Los turistas hacen lo que hace todos los turistas. Varios carromatos de vendedores de comida rápida preparan perritos calientes con y sin mostaza y kechup ante una hilera de distinguidos clientes encorbatados. Debe ser que tanto bonus no sirve para aprender a comer mejor. En Nueva York, como en gran parte de EEUU, la comida es un molesto accidente que se produce a mediodía e impide trabajar más horas, una herencia de la Madre Inglaterra que jamás se le dio bien cocinar.
En el exterior de la Bolsa se ha sustituido la patriótica bandera estadounidense, que ocupaba todo el frontal, por un anuncio de cerveza Budweiser símbolo del cambio de rumbo político de la nueva Administración, alejado del patriotismo barato y de las alertas de seguridad que tanto gustaban a George W. Bush para mantener el miedo colectivo como estado político. Algo hemos mejorado.
ramon, vente al bronx (el contraste de lo que fue, lo que es y las universidades millonarias de jesuitas) y a jackson heights- la zona mas ‘mezclada’ de NYC… ahi si se nota mas el cambio, apenas turistas, y la permanenecia de una enorme mezcla de gente llegando… buscando no se sabe muy bien que… y la autentica comida etnica (mejor que en india, corea, sri lanka o italia), porque parece que la nostalgia hace cocinar mas rico). y la horteradita final, naive and sweet que dicen aqui “enjoy your Thursday”
Sí, ahí empezó todo. Esa Wall street marcaba el límite del campamento de los primeros europeos (holandeses) que arribaron a la isla de Manhattan a principios del XVII. Tras “comprarla” a los indios por 25 dólares (unos 600 florines), los colonos enviados por la Compañía Holandesa de las Indias Occidentales establecieron un notable punto comercial que hizo de nexo entre Europa y las vastas extensiones del Nuevo Mundo. Dicen los que saben que aquel nervioso impulso comercial de los holandeses (la gran superpotencia comercial del siglo XVII) quedó grabado en el tuétano de Nueva Amsterdam (que luego sería Nueva York). Un patrimonio mucho más interesante que el integrismo religioso que dejaron después los puritanos ingleses, que la convirtieron en Nueva York. Un ilustre pasado que dejó algunos nombres (Brooklyn, Bronx, Bleecker Street, Staten Island) y se desvaneció en menos de medio siglo.
El País Digital:
“Un grupo de 45 ejecutivos del banco británico Barclays han cambiado de barco y trabajarán para una sociedad recién creada en las Islas Caimán ante el temor de que la Unión Europea imponga límites a las retribuciones de los banqueros. La nueva compañía, llamada Protium y vinculada a Barclays ya que gestionará desde este paraíso fiscal en un “exótico ejercicio de ingeniería financiera”, según The Times, activos tóxicos del banco por valor de 12.300 millones de dólares (8.350 millones), pagará a los directivos un mínimo de 400 millones de dólares (271 millones de euros) en los próximos diez años, añade el rotativo.”
Este es el link a la noticia original (sin desperdicio):
http://www.timesonline.co.uk/tol/business/industry_sectors/banking_and_finance/article6837710.ece
Lobo, que disfrutes de la capital del imperio y gracias por recordarnos que pase lo que pase siempre ganan los mismos, en Wall Street o en las Islas Caimán. Cuestión de pasta o de huevos sin sobeteo anarquista. Salud.