Internet no huele a calle
Tuesday, 15 de September de 2009 por Ramón
Internet ha creado en muchos periodistas y jefes una cierta confusión: creer que el ordenador es una ventana abierta al mundo desde la que se puede oler la realidad y ahorrar dinero. Escribimos sobre los peligros de Facebook y otras redes sociales en el carácter de los jóvenes -decimos que están perdiendo el contacto humano-, pero somos nosotros, los periodistas, los que estamos perdiendo el contacto con la realidad sentados todo el día ante nuestro ordenador buscando noticias de otros, sean de la BBC o de la Voz del Tajo (dicho con todo el respeto), y declaraciones de políticos que han aprendido el juego y tampoco necesitan pisar la calle para hablar con los presuntos ciudadanos, sino que se montan un audio ante el espejito mágico y lo cuelgan en su página web o en la del partido para que los periodistas rastreadores descubran un buen titular que llevarse a la boca.
Los nuevos periodistas, los jóvenes que no son inmigrantes digitales como nosotros sino nativos de pata negra (la frase es de Rupert Murdoch, quien la debió copiar de otro lado), montan productos digitales desde los que auguran la muerte del papel (que a buen seguro vivirá más que muchos auguradores), exigen que corra el escalafón periodístico como si esto fuese un asunto de edades y no de capacidad y méritos y critican con fervor la pereza de los medios tradicionales, eso sí, sin moverse de la ventana del ordenador que afuera hace mucho frío.
Hay grandes excepciones en España entre esos jóvenes, y otras más que aún desconozco: Mikel Ayestaran, Mayte Carrasco, David Berain, Sergio Caro, Unai Aranzadi… Periodistas freelance que salen a la calle, se manchan los zapatos de polvo y saben que Internet no es una ventana abierta ni cerrada, sólo una maravillosa herramienta que permite difundir y recibir de una forma económica, completa y directa (¿democrática?) información y que pone un mando a distancia en las manos del lector-espectador, que con el tiempo aprenderá a crearse nuevas jerarquías de confianza, a descubrir lo bueno, a separar la basura de lo excepcional, como hacemos cada día en los quioscos y librerías.
Los medios tradicionales, verdaderos portaaviones rodeados de canoas, tenemos varias ventajas: potencia de fuego, unas cabeceras históricas que llevan impresa la confianza de muchos años, tanto en el buen hacer de grandes compañeros que nos precedieron como en las decenas de periodistas capacitados en activo. Sólo tenemos un problema: el rumbo es el equivocado, y como el relato del rey nadie se atreve a decir que está desnudo.
No sé si hay que pagar o no por la información que circula por Internet, pero sí por algunos servicios premium, como la hemeroteca y el acceso a ciertos contenidos de calidad del diario a los que también se podría acceder en el papel. Por lo diferente y extraordinario, se paga. Por lo que tienen todos por bien contado que esté, no.
Liberation ha inaugurado un servicio de pago que permite seguir la elaboración del diario. Es una gran idea meter al lector dentro del proceso, porque él es la parte final y esencial. Cada firma, sea de información u opinión, debería estar acompañada de una dirección de correo electrónico. Los comentarios, como los de este blog, siempre son magníficos y te ayudan a mejorar. No hay que tener miedo a las criticas; es la esencia de este oficio y a menudo nos las merecemos.
Si por “diferente y extraordinario” entendemos… “de calidad”… entonces podemos estar de acuerdo. Aunque… ¿cómo se acostumbra a los usuarios/consumidores/ciudadanos a pagar por lo que hasta ahora era gratis?
Saludos, Ramón!
¿La voz del Tajo? Jajaja, es el periódico de Talavera. El primer director de diario que conocí fui el de ahí. Un señor que se llamaba Alfredo Retana y además poseía la publicación, ¡y la tele local!
Después fue el de Tribuna de Salamanca, donde ya sí trabajé. Fue mi primer diario de papel.
Eso sí, no creo mucho en eso de “Nativos digitales”, creo que hacen más tonterías en la red que los inmigrantes. Será por aquello de sentirse como en casa que hace que se pierdan las formas y también el tiempo.
Por lo demás, creo que mucho digitales, al leer esto y muchas crónicas desde muchos sitios pensamos “ojalá”.
Totalmente de acuerdo en todo con el artículo Ramón. No creo que los periodistas debamos reducirlo todo al ordenador por más que avancen las cosas, porque ¿qué pasa con lo que no llega a la Red? La famosa ‘brecha digital’ podría acabar marcando también definitivamente la información. Mejor traducir el mundo y llevarlo luego a Internet.
Qué debate más bonito…
Un post excepcional.
La “muerte” del papel, más que desearla y animarla, parece una decisión (o no) del consumidor. Es la observación del consumidor, el ver que, en general, la propensión a pagar baja (se estima en, dicen ahora, un 12% de la audiencia).
En todo caso, estamos en el mismo barco, creo, los que intentamos que sea económicamente sostenible el periodismo de calidad. Es decir, la democracia.
Un saludo,
Luis
“Por lo diferente y extraordinario, se paga”. Buen debate 😉
Hemos subido tu post a la comunidad NextMedia sobre el futuro de los medios de comunicación:
http://www.gnoss.com/comunidad/nextmedia
Un abrazo
EquipoGNOSS
estas mas equivocado que una gallina en un garaje, no tienes ni idea del cambio en internet, eres periodista de papel de water.
saluditos
muy gráfico el “titular” de tu post. 🙂
Ramon , cuando lei este verano tu primera cronica como enviado especial a Afganistan para cubrir las elecciones pense …….este hombre tiene que estar feliz .
Tus cronicas y las de Mikel Ayestaran me acercaron a ese lugar .
agur
Ramón,
En esta ocasión tengo que mostrar mi disconformidad con tu post. Comparto la idea de que el buen periodismo es aquel que se hace en la calle y no desde la pantalla del ordenador. Sin embargo, creo que el problema al que se enfrenta el periodismo hoy en día es mucho más profundo. El sectarismo que impregna la información -sólo hay que fijarse en el cambio de rumbo que ha dado El País con el Gobierno después de que éste autorizase la TDT de pago- y la existencia de los gabinetes de prensa institucionales, que manejan la información según les conviene es, bajo mi punto de vista, el gran problema.
También es cierto que estos dos aspectos se suman a la dejadez de muchos periodistas, que aceptan esta situación sin rechistar; a la precariedad de los empleos, que imposibilita cualquier atisbo de rebelión; y el auge de Internet como fuente de información.
Cada mañana, cuando ojeo los periódicos en papel, siempre me hago la misma pregunta, ¿para cuándo un periódico objetivo? ¿Es mucho pedir como lector?
Salud.
Ramón, en mi humilde opinión lo importante no es mostrar a los lectores cómo hacemos los diarios. La Coca Cola empezó a explotar eso en España con las visitas de los colegios y luego siguieron los diarios. Sigue siendo fascinante para la mente infantil, que a menudo hoy se sorprende -cuando ya son algo grandes- de lo poco y mal que usan los ordenadores los periodistas. Antes teníamos ventaja, porque los lectores no tenían la tecnología de producción y edición. Hoy la hemos perdido.
Me sigue gustando ver a la gente visitar el diario, pero siempre me enfado cuando veo a los periodistas huir y a los jefes cerrar sus despachos. Las visitas molestan, ya se sabe.
Por eso creo que el proceso interesante es el inverso: dejar al público entrar en los medios para participar en su proceso y formar a los periodistas para aprovechar esa conexión.
Ese es el periodismo conectado, P2P, de fuente abierta o de red social que deberíamos hacer más.
Y es exactamente igual que tu quejío sobre la calle. ¡Claro que falta calle! Los que sufrimos y también somos culpables del exceso de autoedición lo sabemos. Algunos reconocemos la culpa. Otros siguen mirando alrededor en la redacción y regocijan su espíritu y su ego cuando ven mucha gente alrededor. Poder cuantitativo.
La calle es imprescindible. Pero la calle ahora también está en internet. Tanto por la actividad de los ciudadanos como por la de las fuentes. Y debe ser aprovechada con las técnicas convencionales del periodismo aplicadas a la red y también con los nuevos métodos de procesamiento de datos y fuentes sociales.
Abrir el proceso para conseguir que cuando estemos sentados al ordenador tengamos la misma inquietud, la misma actitud investigadora y crítica de los buenos periodistas cuando se comen la calle con los oídos y los ojos abiertos con la pasión del que solo quiere contar.
Abramos el proceso, pero no de las páginas, de la información.
La atomización del periodismo y la política de abaratamiento de la producción de noticias hará que las noticias las cubra, cada vez más, una miríada de periodistas independientes o en muchos casos falsos freelancers que serán, en realidad, stringers precarios. El riesgo, la iniciativa y la pasta correrán por cuenta del periodista, y el medio se llevará la gloria de la firma destacada y su cobertura ‘global’, eso sí, a un módico precio… eso llevará a una división de los periodistas en meros trabajadores de la información, en situación tan precaria como en épocas pasadas, y una subclase de reporteros más aventajados que, por su nombre o prestigio, podrán negociar unas condiciones más dignas. El panorama es desolador, porque nadie parece asumir el principio de que el periodismo de calidad cuesta mucho dinero. ¿Cómo convencer a las empresas periodísticas de que el periodismo auténtico debería ser la esencia de su negocio? ¿Acabarán los reporteros formando cooperativas/productoras al estilo Magnum?
Sí, cada vez más parece que la función de un periodista en los medios actuales es “dar forma” a contenidos, en vez de luchar por descubrir historias propias. También existe la creencia en algunas redacciones de que la calle es un “premio”, como si no fuera algo necesario. Quizás, el periodismo freelance es el único camino para los que no quieren resignarse a esto.
No puedo estar más de acuerdo contigo!! ¿No será una cuestión de humanidad? No puedo evitar recordar también en tus palabras al maestro Kapuscinski. Internet es una herramienta maravillosa, pero si no hay encuentro con el Otro… no nos hará mejores personas 😉
Me quedo con la anécdota, es decir, con la referencia a la BBC y La Voz del Tajo, porque me queda cerca (La Voz, no la BBC) y porque me da pie a opinar. Fue el primer medio en el que trabajé, en el tránsito a la década de los 90, cuando todavía era diario, los teletipos salían en un rollo interminable que había que cortar a mano y escribíamos en Olivetti.
Entonces había periodistas que sólo pasaban el trámite del teléfono, como hoy se adosan a las pantallas para “hipertextualizar” el trabajo de otros. Ahora y entonces los hay que prefieren hacer periodismo, en Talavera o en Afganistán. Porque en los tiempos que corren algunos incluso encuentran medios y empresas que permiten seguir haciendo periodismo, que para otros muchos resulta un lujo tan innecesario como caro.
En todo este debate apasionante hay un tema que me parece fundamental, tanto para los inmigrantes digitales como los nativos pata negra (que términos). Las fuentes. Lo que realmente contribuye a hacer buenas informaciones en el soporte que sea son las fuentes que la apoyan. Antes necesitabamos 3 fuentes contrastadas como mínimo para sostener una historia. Ahora lees en la prensa de papel o en la digital o escuchas en radio o televisión noticias que se aguntan con una versión y no se contrastan.
Estoy de acuerdo casi con todos vosotros pero me ha gustado el post de Juan Varela, de alguna manera recoge lo que muchos de nosotros pensamos.
Nuria
No creo que ser mal o buen periodista dependa de salir más o menos a la calle. Hay grandes investigaciones periodísticas fruto de la lectura de mucha documentación (sumarios, informes), buenas fuentes y, casi siempre, algo de suerte. Y todo sin mancharse los zapatos.
Entiendo por ‘calle’ algo que va más allá de la calle física, que también. Salir a la calle debería ser tener ‘contacto directo con las fuentes’, sean éstas del tipo que sean. También pasan cosas en Internet: hay barrios peligrosos, soplones y tapaderas. Conspiraciones pequeñas y grandes. Delitos deleznables y grandes historias que contar.
Por otro lado, hay mucho periodista que se cree que hace calle porque se mancha los zapatos en: manifestaciones previsibles, inauguraciones oficiales, ruedas de prensa injustificadas, mítines plúmbeos…
Como yo, muchos periodistas jóvenes estarían encantados de estar todo el día en la calle y viajando al lugar de la noticia: contando lo que ven y viviendo de eso.
Poder hacer reporterismo desde el lugar de la noticia es un privilegio y las empresas de comunicación lo saben.
Algunos de los que hacen ese trabajo desde el terreno son grandes periodistas: como Lobo, como Fisk, como Vicente Romero, como Maruja Torres, etcétera.
Otros, me temo, son sólo grandes privilegiados.
Hacer periodismo ante un ordenador, en mi opinión, no descalifica automáticamente al periodista. Como tampoco lo califica el hecho de mancharse los zapatos.
No sé si ha visto la declaración de David Simon en el Senado de los Estados Unidos. Se encuentra metiendo en Google “david simon testimony” (no pongo el enlace por si el filtro de spam se enfada).
Viene a decir poco más o menos que un problema es internet, y la mentalidad de que tener un blog es lo mismo que ser periodista, y el otro el hecho de que los periódicos hayan perdido la oportunidad de ofrecer contenidos de calidad, por los que poder cobrar, en parte por culpa de los recortes de presupuestos sufridos cuando empezaron a cotizar en bolsa.
El mismo argumento aparece, dramatizado, en la última temporada de The Wire, que es, como todas las demás, maravillosa.
Lobo, es verdad en internet no huele a calle, pero en algunos casos hay mucha calle. Recuerda que hubo un tiempo en el que en las redacciones de los periódicos había un redactor de calle, encargado de traer la noticia, y un redactor de mesa, el responsable de elaborarla. Algunos de los internautas conjugan las dos categorías, del mismo modo que otros no alcanzan, ni alcanzarán alguna de ellas. Salud.
Javier Bauluz anuncia el nombre del nuevo medio de información:
“Periodismo Humano”
http://www.pmasdh.com/2009/09/el-nuevo-medio-dirigido-por-javier-bauluz-se-llamara-periodismo-humano/
[…] es digitalizar periódicos. Pero todavía no está tan claro cómo hay que hacerlo. A pesar de que Ramón Lobo dijo que internet no huele a calle, Gumersindo dijo que la Red es la […]
MIL GRACIAS RAMON, ERES UN SOL
Magnífica reflexión, Ramón. Llevaba retraso con tu blog, y estoy leyendo textos que ayudan a pensar. De lo que se trata es de periodismo, y no hay que confundirlo con otra cosa. Y el periodismo tiene vida, valores, ciertas jerarquías y movimiento, mucho movimiento en los tiempos que corren más deprisa que nosotros, sin duda.
Los nativos digitales, que creen que el periodismo nació en 2.0, son tan nocivos para esta profesión como los retrógados periodísticos que machacan las nuevas formas y se refugian como en una torre decimonónica. Entre todos, hay que encontrar un término medio, hacerse a la mar y mantener la labor periodística como lo es (calle, interpretación, reflexión, selección…), ya con Internet en nuestras vidas. Lo que pasa es que todo esto es más complicado de lo que nos gustaría.
Un abrazo
Este asunto da para escribir varios libros sobre la crisis de identidad del periodismo y cómo la mayor parte de las empresas miran hacia otro lado porque eso, el periodismo, no les interesa demasiado. Lo suyo es otra cosa: beneficios económicos, popularidad, etc…
Ese futuro del que Juan Peces habla -en el que el riesgo, la iniciativa y la pasta correrán a cuenta del periodista- ya está aquí. No son pocos los periodistas que pierden dinero por hacer su trabajo dignamente. No solo los free lancer, también los que están en plantilla se pagan los viajes, los hostales, (o buscan cobijo en casa de algún solidari@), unos renuncian a dietas y otros derechos laborales conquistados por nuestros antecesores, dedican las vacaciones y el tiempo de ocio a profundizar en el trabajo, porque saben que la información es un servicio público y debe ser tratada como tal, a pesar de la indiferencia de los gobiernos y los medios de comunicación.
Como dice Lobo, Internet no huele a calle, porque el periodismo no se hace sentado frente al ordenador, pero Internet sí puede ser el soporte perfecto para ofrecer periodismo en estos tiempos de transición que nos llevarán a no sabemos dónde.
Los periodistas ya no necesitamos grandes cantidades de dinero para enviar imágenes, podemos prescindir de los envíos por satélite, porque existe Internet. De igual modo, no necesitamos grandes rotativas para imprimir periódicos: se puede escribir y difundir a través de Internet. Lo único que nos hace falta es unirnos, porque ya se sabe que la unión hace la fuerza…
El papel no morirá siempre y cuando se dedique a ofrecer calidad, y para eso en las redacciones tiene que haber gente que sepa que un periodista debe hacer calle y teléfono (tiene razón Toño) y no solo leer teletipos, hacer copy-paste y dar forma al texto; que en las redacciones tiene que haber gritos, debates, enfados, es decir, gente con sangre en las venas y con ideología, interesada por lo que ocurre allá fuera de esas cuatro paredes que tanto pueden ahogar y aislar de la realidad.
Pero cuando en las redacciones solo hay murmullos y silencio… eso es que la cosa anda muy mal. Que cada uno piense cuántos decibelios hay en su redacción.
coincido contigo en varios de los ejemplos plasmados como excepciones sin embargo creo que los medios tradicionales deberian seguir siendo una opcion tradicional, siempre que los costes lo soporten, en cualquier caso la figura del periodista creo que si he de reconducirse desde el inicio, al fin y al cabo son los ladrillos sobre los que se sustentan los medios.
[…] post de Ramón Lobo sobre el reporterismo. ¿Sólo en la calle? Juan Varela, editor de Periodistas 21, también cree que en Internet también […]