No queremos ver el rostro de la muerte
Sunday, 13 de September de 2009 por Ramón
Incluso en los países que se sienten satisfechos de que sus soldados combatan en Irak y Afganistán, o donde sea, para que cada uno en la retaguardia pueda seguir con sus cosas, sean de ocio, amor, trapicheo o trabajo, molesta verle el rostro a la tragedia. Cuanto más desarrollada es una sociedad más inmortales se creen sus miembros. La muerte resulta una molestia que habitualmente afecta a los demás.
La fotografía del marine Joshua Bernard moribundo después de que una granada anticarro le volara las piernas en algún lugar de la provincia afgana de Helmand no ha gustado al Pentágono. La decisión de la agencia Associated Press y de su jefe de fotografía, Santiago Lyon, de distribuir la imagen obtenida por la fotoperiodista Julie Jacobson ha levantado ampollas en un país en el que hace pocos meses estaba prohibida la visión de los ataúdes envueltos con la bandera estadounidense. Una guerra aséptica en la que los muertos se reducen a una estadística. No sé qué resulta más hiriente.
(Foto obtenida de Tampabay.com)
No hubo imágenes de cuerpos ni de restos humanos en el 11-S, del que se han cumplido ocho años, más allá de las terribles de televisión de los primeros instantes en las que los más desesperados que se lanzaban al vacío. Tal vez no era necesaria la visión descarnada de las víctimas para comprender la dimensión de la tragedia; tal vez los vivos asustados y los restos de las torres al contraluz fueran suficientes para informar de lo ocurrido.
Muertos con derechos y muertos sin derechos
Esta posición moral de los programadores de desgracias no se aplica en el Tercer Mundo, donde son frecuentes los detalles en el rostro de los genocidios, las hambrunas y los niños rodeados de un enjambre de moscas. ¿No tienen derecho a la intimidad en su pobreza? Tampoco se aplicó a los hijos de Sadam Husein, Uday y Qusai, ni a Abu Musab al Zarqaui. A veces la imagen de un muerto es información: otras, propaganda. ¿Quién decide? ¿El más fuerte?
En las guerras son necesarias las imágenes reales, aunque sean duras, para que sepamos comprender y medir el precio y tomar las mejores decisiones. Una fotografía de un hombre con un agujero en la espalda caído sobre un pasamanos en una calle de Sarajevo, tras el segundo ataque serbobosnio al mercado en agosto de 1995, puso en marcha la respuesta de la OTAN tras tres años y medio de impunidad y vergüenza.
Si no existieran los Emilio Morenatti (en homenaje a tantos) la sociedad civil estaría ciega y muda y los consumidores disfrazados de presuntos ciudadanos podrían llegar a pensar que esos fugaces instantes de tragedia ajena, que a veces se asoman en los informativos de televisión entre anuncio y anuncio, son parte de algún Gran Hermano global.
Creo en las fotografías que respetan a la víctima, sea militar, civil, español, sueco, sierraleonense o afgano. No es necesaria la sangre para violar una intimidad. Muchos lo hacen a diario con los pobres, con los niños, con los sin voz.
El problema de las fotos duras, como la del joven marine es que recuerdan a Vietnam, la guerra que se perdió por el exceso de información. La alternativa no es el silencio, la ocultación, la mentira y la estadística. Las fotos no matan, matan los políticos irresponsables que envían a los suyos a las guerras que se venden como liberadoras cuando en realidad son un negocio privado. Para eso está el fotógrafo, el periodista, el testigo, para evitar la impunidad. Incluso entre nosotros.
Gracias Santiago Lyon.
Respeto mucho tu opinión, pero cuando me imagino sobre todo lo que “podría verse” en las imágenes de un país como El Salvador; y además todo lo que “ya se ha visto”, me causa muchas dudas la idea y sobre qué tan bueno o qué tan “prudente” sería tener todas esas imágenes. Ojo, que no estoy en contra de lo que decís, solo que me hace pensar en lo duro que esto sería y en cómo impactaría, ya sea positiva… o negativamente.
Un saludo cordial.
Erick.
Totalmente de acuerdo contigo, Ramón. Ya conocía este caso y pensé lo mismo: ¿por qué unas fotos sí se pueden ver y otras no? Creo que es importante que se vea los horrores de la guerra en todas sus dimensiones, o todo lo que la sensibilidad y ética permita.
Yo creo que le requerimiento necesario y único que ha de exigírsele a una fotografía para ser publicada es el componente informativo. Ha de aportar algo diferente a la información que acompaña; valor. La teoría del morbo no me vale en este caso. Porque como bien dices, “las guerras que se venden como liberadoras cuando en realidad no son otra cosa que un negocio privado”, ese hecho en concreto no lo he visto fotografiado jamás y no tendría conocimiento alguno de él si no exitiesen personas como tú, Gervasio, David Beriain, Marta y tantos otros que os preocupáis por contárnoslo. La fotografía en este caso refuerza el relato, lo completa, pero si él se escaparía algo de la realidad.
Pues gracias a Santi , a Gervasio, a Ramon y muchos más se sabe que hay muertos, porque eso es la guerra. Para que la gente esté en contra cuando venga algún imbecil metiendo a un país en guerra y normalmente no mueren ellos ni sus parientes. Es necesario enseñar la verdad siempre.
En el 11S no hubo imagenes, pero la ciudad esta llena de imagenes de los que murieron y sus nombres, que han colgado sus familiares. Cuando pasas en el metro por Chambers st, despues de ocho años , gracias a la especulación y discursiones aún está inutilizada y es una estación fantasma.
Las estaciones de bomberos han colgado en cada una sus muertos. La verdad se escapa por la rendijas.
Las imágenes de Gervasio de Sierra Leona, de Kosovo, en fin, ya sabes,pueden conducir a que el ciudadano se sienta más impactado y presione a esos políticos irresponsables que son, al final, los responsables de tantos conflictos. Siempre leo que las personas que sufren en esos negocios privados que son tantas guerras piden que se fotografíe el horror que están viviendo. Para que no se olvide, también.
Sobre este tema os recomiendo un documental: “Guerras sin imágenes” del argelino Mohammed Soudani. (http://www.africultures.com/php/index.php?nav=film&no=393)
El propio Soudani vuelve a su país tras 30 años acompañado de un fotógrafo suizo, con el fin de encontrar a las personas que en su día fotografiaron y preguntarles qué piensan sobre el uso que se les dio.
Unas interesantes reflexiones sobre la muerte y la guerra. Me gustaría añadir que no sólo matan los políticos irresponsables que envían soldados a la guerras con mayor o menos acierto. También se matan entre ellos los autóctonos, los que vienen de países vecinos, los que quieren imponer un regimen basado en el terror, en la opresión, también mata el hambre o la falta de agua potable. Qué soluciones hay? Son todas las guerras injustas? No merece morir por nada? Qué otras opciones hubiera habido en los Balcanes donde si EEUU no se decide a bombardear las posiciones Serbias habría habido aún mas muertos. Y en Afganistan?
Ángel, creo que hay guerras justas. La internvención de EEUU en los Balcanes llegó muchos años tarde. En las guerras justas se pueden cometer muchas injusticias. Nada nos protege de la mediocridad ambiental.
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