Propuestas contra la molicie
Saturday, 5 de September de 2009 por Ramón
Un libro: La trilogía Millenium ha dejado una ringlera de víctimas: personas que tras haber devorado tres considerables volúmenes ahora no saben qué leer. Una buena opción, sin salir de Suecia, es Henning Mankell y su célebre inspector Wallander. Asesinos sin rostro (Tusquets) es el primero de una larga serie. Me gustó. Pero es importante evitar comparaciones: el mundo de Mankell no es el de Stieg Larsson.
Una película: Sigo abducido por Kabul. Hace un par de días postrado por una gastroenteritis de caballo en la que todo tipo de señores de guerra parecen combatir en las paredes de mi estómago, vi una película que en su día no me llamó la atención: Cometas en el cielo. La historia, aunque algo maniquea y a veces simplona se deja ver y permite sentirse en Kabul aunque esté rodada en otro lugar. No he leído la novela de Jaled Hosseini pero a buen seguro la película se ha dejado muchos elementos importantes fuera. Desde el punto de vista histórico salta de los malísimos soviéticos a los malísimos talibán sin detenerse en los no menos malísimos mujaidín, que son los que ahora gobiernan otra vez de la mano de las tropas de la OTAN. La música, en cambio, es excepcional. La compuso Alberto Iglesias, uno de los favoritos de Pedro Almodovar y Julio Médem.
Una canción: Una lectora que firmó su comentario como Nuria nos regaló una joya: Del suo veloce volo del gran Franco Battiato en un dueto con Anthony and the Johnson. Bellísimo. Gracias. Lo cuelgo para aquellos que no leen los comentarios. Me encanta esta circulación de gustos musicales. Se llama cultura.
Una sonrisa: No puedo alejarme durante tanto tiempo de uno de mis dibujantes favoritos, El Roto, que publica a diario en El País. Él es una de las buenas razones por las que se puede pagar el precio de un periódico impreso porque devuelve la inversión con golpes de inteligencia. En la viñeta seleccionada hace referencia a la promoción del miedo a la gripe A, que al parecer mata menos que la normal, que tiene mucho peor prensa. Manías del marketing.
Una frase: “Poner pie en pared”, escuchada en Andalucía. Significa decir basta, hasta aquí hemos llegado.
Una meditación: Nace también de un comentario. En este caso relacionado con el asesinato de Christian Poveda y firmado por Javier. Los periodistas acudimos a los conflictos, investigamos a los Gobiernos y oposiciones, a empresarios y peatones varios, denunciamos abusos e injusticias, señalamos las contradicciones y la promesas incumplidas, pero en el fondo tampoco cambiamos nada. Las guerras siguen, los corruptos se aferran a los hilos de los trajes, los ministros no dimiten, las oposiciones no dejan de mentir porque de la mentira nacen los votos… Y muchos creen que periodistas de verdad son esos personajes que se gritan exclusivas sobre supuestos famosos en los platós de Tele 5 no importa a qué hora porque siempre es el mismo programa basura.
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La película Cometas en el Cielo es un canto a la amistad, a la reivindicación y la lealtad. Independientemente del contexto cultural en el que se desenvuelve. Acabo de leer la noticia en la que un ataque de la OTAN mata a 90 talibanes, ¿los talibanes son personas? ¿o la OTAN es la carnicera? En ambos casos, tanto de la película como de la guerra, se siente la misma impotencia, la misma indignación, y el consuelo de que algún día toda esa injusticia y maldad se acabará porque tenemos la promesa de Dios. Sólo Dios terminará con el sufrimiento de los inocentes y les hará justicia.
Hola Ramón, soy el mismo Javier de ayer.
No entiendo mucho el comentario sobre los “periodistas de verdad” de Tele 5, pero tiendo a pensar que si verdaderamente hay gente que piensa que esos son los periodistas “de verdad”, desde luego no están leyendo ni sus crónicas ni este comentario.
Sobre su “en el fondo tampoco cambiamos nada”, eso es, precisamente, lo que me noquea. Pese a haber leído en su día el más que explicativo “Territorio Comanche” de Pérez-Reverte, tiendo a pensar que a muchos de ustedes les empuja, todavía, un cierto grado de “bondad”, de compromiso mayor con el ser humano, si usted prefiere. Pero andar jugándose todo lo que tienen para mantener ese compromiso es lo que no entiendo, pues si se acaba la vida, se acaba el compromiso; y aún lo entiendo menos cuando uno no alberga, por minúscula y escondida que sea, una esperanza ante aquello de “en el fondo tampoco cambiamos nada”. Si me juego el cuello para destapar el Watergate, y finalmente lo destapo, aplauso y palmada. Pero, ¿con qué ánimo se va uno a jugarse la piel a diario si verdaderamente piensa que no va a cambiar nada? Esforzándome por dejar a un lado el sueldo, el ego, el componente aventurero, el puro cinismo, o simplemente el hecho de que a más de un periodista le pueda importar un carajo estar vivo o muerto, sospecho que hay algo más, y de verdad que me gustaría entenderlo. Si conoce usted algún buen libro que aborde directamente el tema con mayor profundidad que “Territorio comanche”, por favor no deje de recomendármelo.
Gracias, un cordial saludo,
Javier
Javier, los ‘periodistas’ de famosos son titiriteros. Mi frase era una ironía. Sobre no cambiar cosas: en realidad no cambias nada, no mueves el curso de la Historia, no salvas vidas, pero estamos allí. A veces una foto, una imagen pueden poner en marcha mecanismos, pero es la excepción. Durante 40 o 44 meses, no recuerdo la cifra exacta, cientos de periodistas pasaron por Sarajevo y denunciaron lo que allí ocurría sin que la OTAN ni la ONU moviese un músculo.
A pesar de esa sensación, está también la gente que se merece protagonizar su propia historia. Es por ellos y por nosotros por lo que vamos y seguiremos yendo.
En un post comenté una frase de Martha Gellhorn: “Tiro piedras, no sé que efecto producen en el agua, pero yo al menos tiro piedras”
Te recomiendo Los ojos de la guerra
El libro Cometas en el cielo me encantó, quizá por eso no pude de acabar de ver la pelicula. Es un libro que a veces regalo. Te lo recomiendo, pero ya sabes, esto de los libros va a gustos.
Debo ser de las pocas que no ha leido a Larsson.
Yo leí “Cometas en el cielo” y me encantó así que después, con miedo, vi la peli. Efectivamente, se deja un montón de cosas interesantes fuera pero en esencia es una buena adaptación. Imagino que para alguien que acaba de llegar de Kabul, la historia puede parecer vacía, pero supongo que yo la disfrute por que mi mente en este sentido estaba más o menos “virgen”. El contexto histórico es solo eso, el contexto de otra historia que tiene que ver con ello pero no es lo importante.
Aprovecho para darte las gracias por este blog y también propuestas; estoy aprendiendo muchísimo y descubriendo muchas cosas interesantísimas a las que de otras formas nunca me abria acercado. De nuevo GRACIAS!!!!!.
Ramón, poco que añadir a la cita de Gellhorn, especialmente porque ese “tirar piedras” sin saber el efecto producido, de alguna manera puede simbolizar lo que todos hacemos en la vida por el mero hecho de estar vivos, reporteros de guerra o no.
Cabe plantearse, no obstante, si la señora Gellhorn hubiera rubricado tan conveniente frase si en vez de morir voluntariamente rondando los 90 años, y ya muy enferma, hubiera muerto en la treintena al pisar una mina que nunca eligió pisar. Lo mismo entonces le interesaba más aprender los beneficios aplicados de la tensión superficial del agua, que ver las piedras caer. “Tirar piedras” es una forma más o menos bella de filosofar sobre la propia existencia, sí, pero lo que está invariablemente claro es que hace falta vida para que haya filosofía; a la inversa, no sirve.
Y también tiendo a pensar, querido Ramón, que si bien es cierto que la gente “se merece protagonizar su propia historia”, lo van a seguir haciendo igual, con o sin cámara enfrente, especialmente cuando ya hablamos que la cámara ni mata ni detiene balas, simplemente deja al protagonista de su propia historia que siga siéndolo, ampliándole la audiencia. Así, el documental de Poveda se ve en la penumbra, sentado sobre en una confortable butaca, con o sin palomitas, por el mismo precio (y sin bonificaciones al espíritu solidario) por el que en la sala de al lado ponen Spiderman-3; las sensaciones al salir de cada sala son bien distintas, sí, pero el beneficio directo que reciben los empobrecidos ciudadanos de El Salvador tras el visionado de ambas películas es exactamente el mismo en el 99,999% de los casos (Con buena voluntad). La diferencia es que Sam Raimi es rico y se lo pasa de cojones, y el pobre Poveda…
En cualquier caso, quede claro que empiece usted a vender coches usados mañana… 🙂 Simplemente le transmito una incapacidad de comprensión, que por otra parte, seguro que es la énesima vez que recibe.
Buscaré “Los ojos de la guerra”, a ver si entiendo algo más de lo que ahora entiendo (Algo “¿mejor?”). Y me callo ya, antes de convertirme en un incordio (Si es que llego a tiempo).
Un cordial saludo.
En mi mensaje anterior, hacia el final, quería decir:
En cualquier caso, quede claro que NO PRETENDO QUE empiece usted a vender coches usados mañana…
Debatir no es incordiar, es enriquecer. Gracias
Yo no había leido a Larsson, y voy a empezar ahora (literalmente). Durante el verano el leído La Catedral de Mar y La Mano de Fátima, ambos de Idelfonso Falcones. Uno después de otro, que no soy tan bruta…y he necesitado un par de semanas para asimilarlos. A mi me han gustado mucho y creo que son recomendables, pero eso no significa nada.
A mi me gusta tirar piedras, a veces no pasa nada y a veces hacen chichones…algo es algo. Creo que mientras haya gente con ganas de tirar piedras, es que no todo está perdido.
A mi me sirven las noticias que llegan de las guerras. A veces para cabrearme, a veces para llorar, me sirven para ser un poco más consciente del mundo real.
Recuerdo las crónicas de Olga Rodriguez en La Ser cuando la invasión de Irak. Esperaba cada día que llegara la hora de su conexión para trasladarme un poquito allí, con ella y con ellos. Cuando terminaba todo lo que ocurría a mi alrededor me parecia más relativo, menos importante, como estos días con los Cuadernos de Kabul.
Bastante nos creemos el ombligo del mundo, como para que no hubiera nadie que nos fuera contando lo que pasa realmente ahí fuera. Sería de necios esperar que sólo por contarlo se puede cambiar algo, pero al menos queda constancia, y en estos tiempos, eso no es poco.
Saludos
Pdata.
El caldo de gallina desgrasado es lo mejor para la gastroenteritis y males estomacales en general. Lo sé por experiencia propia y varias.
Leí y vi Cometas en el cielo. La película me pareció una versión bastante fiel del libro, aunque gana mucho con la música de Alberto Iglesias, como dices, que estuvo nominada a los Oscar. Evidentemente, el libro es más gráfico y más duro en ciertos momentos que la película, pero cada versión tiene sus aspectos positivos.
los periodistas debemos informar bien a los ciudadanos y son estos quienes deben actuar para cambiar lo que se quiera cambiar