Miguel Ríos: este tipo me cae muy bien
Monday, 3 de August de 2009 por Ramón
Me parece uno de los tipos más honestos del panorama del rock español. Le conocí hace muchos años en el Pinar de Chamartín, de Madrid, donde vivió unos meses. Recuerdo a los padres de la pandilla murmurando entre ellos, preocupados por la presencia de un tipo tan peligroso para la salud de la moral de sus hijos y de cómo su “música satánica” podía llevarnos a las drogas y la perdición. Solía desayunar en el bar que nosotros conocíamos como Jeremías de abajo. Siempre huevos fritos, o al menos, eso es lo que recuerdo. Tenía un amigo en el barrio, psiquiatra de profesión. Fueron compañeros de colegio y esa amistad me abrió las puertas al círculo íntimo que tenía derecho de primera fila en el espectáculo de verle engullir los huevos.
Un día, Miguel habló de una crema milagrosa que permitía mantener la erección durante horas y de cómo la había utilizado en Argentina en un polvo que, según él, duró 24 horas (supongo que con cabezadas entre medias). El caso es que el amigo psiquiatra tenía un líquido chino con el que se lograba resultados parecidos. Yo, que estaba en la edad de las relaciones individuales (en mi generación se empezaba a los 18 y yo debía tener 16 o 17) pedí las gotas chinas, no recuerdo con qué intención. En el baño de casa de mis padres tuve que aplicarme durante una media hora larga abundante agua en el asunto ante el incendio provocado por Pekín y lanzar por la ventana el calzoncillo desteñido en una sustancia negra. Durante la comida no dejé de resoplar y recolocar la cosa ante la mirada atónita de mi padre que no preguntó el motivo de tanto saltito.
No caí en las drogas ni en la perdición (aunque me hice periodista y no sé si eso cuenta), pero entendí, gracias a Miguel Ríos y mi amigo psiquiatra, que en cuestiones de sexo y amor el dopaje es un asunto arriesgado.
Me encanta esta versión de Santa Lucía. Feliz gira, don Miguel.
Genial post Ramón,
Cada día te superas.
Feliz verano.
Pues yo no lo soporto. Tuve que sufrirlo en directo, durante la crisis de Greenpeace (el apoyaba a los que democráticamente perdieron) y se comportó de un modo machista, faltoso e irrespetuoso todo el tiempo. Un triste espectáculo.
Muy grande la anécdota, Ramón, muy grande. 🙂
Una pequeña joya, como todas tus anécdotas. La gente no sabe que eres un narrador impresionante. Serio o divertido, según las circunstancias.
Son épocas en las que había que probarlo todo, pero teníamos la capacidad suficiente para discernir el bien del mal. Era mera curiosidad, ahora es mera… gilipollez.
Espero que aquella pócima no tuviera efectos secundarios.
Un saludo
@javier: un colega mío, próximo a la cincuentena, cuenta que la cuadrilla de sus primos mayores se contagió la hepatitis para no hacer la mili. En fin. La gilipollez resiste el paso del tiempo.
@Iturri. Confirmado, la gilipollez no tiene fecha de caducidad.
Un saludo
Jajaja aquí por Granada, mi padre fue otro de esa generación a los que la gente le aconsejaba que no se acercara a Miguel Ríos.
Tuve la suerte de trabajar con él en el magnífico programa que dirigió y presentó en Canal 2 Andalucía hace un par de años. Siempre admiraré la profesionalidad y el riesgo que asumió al crear un programa de una calidad altísima pero en un entorno nada proclive a la cultura y la altura de miras. Durante trece semanas demostró que una televisión de calidad era posible y lo hizó por la cabezonería y la valentía de los que saben aventurarse.
http://www.buenasnochesbienvenidos.com
Un tipo genial.
Besos Ramón,
Patricia