No quiero fumar el humo de Esperanza
Tuesday, 7 de July de 2009 por Ramón
Vivir en Grecia empieza a ser mejor para la salud que vivir en España. El Gobierno de Atenas acaba de promover una ley antitabaco que prohíbe fumar en bares, restaurantes y en todo recinto cerrado. Como en Italia, donde se respeta a rajatabla a pesar de la fama. Mientras, aquí, en mi país, un Gobierno que se ha distinguido por su sensibilidad en algunas cuestiones sociales (ley de dependencia, matrimonios homosexuales, etc.) no entiende que la salud del fumador, del no fumador y del camarer@ son asuntos prioritarios de Estado. Un dato: cada diez minutos muere una persona en España por una enfermedad relacionada con el tabaquismo.
Gracias a la tímida ley antitabaco de Elena Salgado dejé de fumar hace casi cuatro años y por ello le estoy muy agradecido. No me apetecía salir a la calle frente a mi centro de trabajo a dar caladas apresuradas junto a otros yonquis. No por humillación, sino porque el mismo acto de levantarse y caminar hacia cada cigarrillo era una representación de mi dependencia, y depender de algo me molesta mucho, me hace sentir vulnerable.
Pese a todo no ha sido una buena ley porque ha dejado a los locales la decisión de permitir fumar. Muchos han colocado carteles de “Aquí se permite fumar”, como si se tratase de un desafío, una machada ibérica o un no sé qué. “Aquí se permite envenenarse”, sería más propio. Media hora en un local de moda cuesta 16 o más euros a cambio de un aguarrás de marca, ver una camarera (o camarero) despampanante y oler durante horas a tabacazo, una peste que se mete en la ropa y en el pelo (en mi caso, sólo en la ropa).
Aunque era una ley incompleta, después llegó la lideresa Desesperanza Aguirre quien la corrigió a la baja en su reino de Madrid llenándola de agujeros como un queso gruyere, y no porque tuviera aspectos mejorables o se empeñara en proteger mejor la salud de todos, sino por fastidiar, que es su única ideología. Por darle una patada en la espinilla a Zetapé, a su vecino de partido o a su marido, que esta mujer no distingue, es capaz de repartir a sorteo unos cuantos cánceres de pulmón entre su comunidad. ¿Será denunciable ante los tribunales?: político peligroso atenta contra la salud de los ciudadanos.
Me gustaría que la actual ministra de Sanidad, Trinidad Jiménez, quien con tanto desvelo trabaja para frenar la gripe A, revisara las estadísticas de mortalidad del tabaco y sacara sus conclusiones. Las previsiones de la OMS (WHO, en inglés) son apabullantes: 10 millones de muertos al año hasta 2030. Al menos por las cifras, parece un asunto grave.
¿Es tan difícil lograr que el Parlamento apruebe una ley que prohíba fumar en todo recinto cerrado? ¿Contaría una ley de este tipo con el apoyo de Mariano Rajoy, el hombre que fuma tantos puros que el humo le impidió ver la realidad del 11-M durante cuatro años? No quiero morirme del tabaco ajeno sin verlo.
PD Empecé a fumar a los 12 años. A la salida del colegio Chamberí de Madrid caminaba a casa junto a dos amigos del barrio. El dinero ahorrado en el tranvía 61 nos permitía comprar cigarrillos sueltos de la marca Antillana, nuestros favoritos porque el papel era dulce. Cuando dejé de fumar en 1992 gracias a una novia militante mi vicio era una cajetilla. Cuatro años después, sin novia controladora caí por un habano que me dio Javier Ayuso en la fiesta del 20 aniversario de El País. Subí a los dos paquetes para recuperar las toxinas perdidas hasta que Elena Salgado acudió mi rescate. Ahora tengo diez kilos más, junto a los cinco que conservé del primer intento, he recuperado el olfato y el gusto y algo de inteligencia, por eso sé que no tengo derecho de criticar a los fumadores, pero sí a las autoridades que se atreven.
Vivo fuera de España por motivos laborales y he de confesar para mi sorpresa que en varios países de este entorno europeo he visto como se cuando se ha dictado una ley como la que comentas de prohibir el fumar en lugares cerrados (restaurantes en general, bares según el país), la gente la ha seguido y se disfruta mas la experiencia de salir de casa. Uno esperaría una reacción mas rebelde y de resistencia ante una ley así, pero la gente parece haber aceptado el cambio bien. Que la gente haya dejado atrás costumbres tan arraigadas como fumar en un pub irlandés o un restaurante italiano es llamativo, especialmente cuando uno vuelve a casa y ve que las medias tintas de la ley española nos ha dejado como estábamos. Para ese viaje no hacían falta alforjas…
No fumo y no soy especialmente anti tabaco con la gente a mi alrededor, pero he de admitir que razones de salud aparte, la experiencia es ahora es bastante mejor por aquí que cuando vuelvo a España.
Excelente reivindicación. Pese a mi juventud, también soy ex fumador, y los motivos por los que lo dejé fueron los mismos que los tuyos: la dependencia por la que se le dedica un tiempo precioso a un vicio innecesario. Por fortuna, yo sí que contaba y cuento con novia controladora.
Enhorabuena por tu ex dependencia.
El problema, hermano Lobo, es que en España no hay educación de ningún tipo. Aqulloss restaurantes que prohibieron fumar en sus recintos, tuvieron que cambiar porque no entraba nadie. El domingo estuve comiendo en un restaurante italiano que tiene separados los fumadores de los no fumadores, y había gente fumando en la zona de no fumadores. Si les llamas la atención, te ponen a bajar de un burro y o te lías a tortas o acabas cediendo. El responsable del restaurante se lavó las manos.
Yo, como usted, empecé a fumar muy joven (para mi desgracia) y como usted lo he dejado dos veces (la última hace ya más de diez años). También engordé mis kilos (20) que no soy capaz de quitarme y no soy anti tabaco pero si anti mala educación.
La educación y el respeto es algo que falta mucho en este país. 🙁
gracias, ramón. me ha gustado tu alegato antitabaco. yo también lo soy, exfumadora y partidaria de un endurecimiento de la ley. si somos tan poco inteligentes que aun sabiendo lo dañino que es el tabaco no somos capaces de deshacernos del hábito de consumirlo, que alguien haga algo por nosotros. cada vez que suben el precio del tabaco y muchos se echan las manos a la cabeza yo doy saltos de alegría. debería ser tan caro como en EE.UU. o más. si no nos para la cuestión de la salud, al menos que nos frene mientras la económica.
Pues que quieres que te diga, querido Ramón, lo de la “novia controladora” me pone los pelos de punta. Y no te quiero contar lo de los 20 kilos. Si por Elena Salgado fuera, en España estaríamos rememorando la “ley seca”. En cuanto a la vulnerabilidad y la dependencia…..ojalá que el problema estuviera en el tabaco.
De acuerdo, soy una drogadicta, vulnerable y dependiente. A cambio, tengo la talla 38 y una pareja “no controladora”.
¡Ah! y quiero dejar de fumar y acepto de buen grando que no se fume en los lugares públicos cerrados. Pero no me jodáis con los ejemplos.
El principal problema por el cual no se endurece la ley antitabaco en España es porque se trataría de una medida antipopulista que pondría en peligro algunos millones de votos para el PSOE.
Con ejemplos como estos, dudo de si los políticos trabajan por el bien común -como debería de ser- o por el propio bien.
Dudo mucho que algún día veamos un endurecimiento de esta ley, pero mientras tanto, sólo pido que se cumpla la ley que existe en la actualidad. Sería un digno consuelo.
Salud.
#6, eso es incorrecto.
la única razón (o la principal) por la que no hay una ley del tabaco más restrictiva es porque el PSOE no consigue los apoyos necesarios para sacarla adelante…
Al menos era así antes de que entrase Trinidad Jiménez.
Entrar a un bar de copas sin humo………….
En USA hay bares quer pagan la multa porque atrae a más gente por la noche los bares con humo.
Berber algo sin un cigarro….. pero de esto a fumarse 15 cajetillas, pues es del placer a la ansiedad.
Me gusta de la ley antitabaco que los hoteles han hecho salas de fumadores y me recuerda lo que he leido en los libros, y he podido encontrar grandes conversadores e incluso amigos.
Felicidades por haber dejado este vicio asqueroso. Yo también lo dejé como tú el día que lo prohibieron en el trabajo. Me sentía un yonki, un ser sin voluntad propia para dejar una cosa, a la que por otro lado no le veia ningún beneficio. Pero, como uno es de natural estúpido, volví hace dos años y estoy reuniendo fuerzas para otro intento 😛
Deseadme suerte en el intento! 🙂
Y ánimo a todos los que lo estén dejando. Que no desfallezcan que vale mucho la pena.
Se puede Antón animo y suerte
no soy fumador desde hace 25 años
porke cojones no habia estas leyes cuando el tabaco era una propiedad
del gobierno
era un monopolio del estado habia negocio
ke me lo espliken
yo quiero dejarlo pero no se como no encuentro el momento cuando pienso en los quilos de mas me hecho atras me podeis ayudar
Estoy hasta las narices de prohibiciones. ¡¡¡ LIBERTAD !!! ¿Por qué razón no puedo fumar en una sala reservada exclusivamente para fumadores?