Armarios, escuelas y dioses
Sunday, 5 de July de 2009 por Ramón
La marcha del orgullo de Madrid tenía un lema Por una escuela sin armarios. Pienso en mis colegios, el Chamberí de los Maristas y El Prado del Opus Dei y me sale del alma otro lema mejor que engloba al primero: Por una escuela sin dioses.
Recuerdo el colegio Chamberí y a un hermano marista llamado Alejandro que en 1º de primaria cerraba las contraventanas de la clase para crear un ambiente adecuado para la representación. Después se subía al escenario donde estaba la pizarra y su mesa y embutido en su habito negro nos hablaba en medio de la oscuridad de Belcebú, nombre que asusta bastante más que los blandengues diablo y demonio. El tal Belcebú, según el entusiasta relato del hermano, vigilaba nuestros movimientos día y noche, sobre todo de noche. “Si alguna vez escucháis golpes en vuestra habitación es que estáis en pecado y Belcebú os ronda para arrastraros al infierno”. Debía tener yo seis o siete años y pasé unas cuantas noches asustado por los ruidos de los vecinos. Mi problema era obvio: ¿cómo denunciar ante mis padres la presencia del maligno? Su pregunta sería: ¿cuál es tu pecado? Trataba de recordar mis malas acciones del día y no sabía elegir cuál de aquellas minucias ellas era la razón de mi problema.
Un año después, en segundo de primaria, un maestro laico me escogió por mi buena letra para que le ayudara con los diplomas. Él los escribía con esmero y yo los depositaba en los pupitres vacíos para que se secara la tinta. Mi buena letra servía para el transporte de aquellas pequeñas obras de arte. Un día, escuchamos al hermano Alejandro repetir sus monsergas sobre Belcebú a una nueva clase en el aula contigua. El maestro de los diplomas escuchó en silencio y al cabo de un tiempo dijo: “Que obsesión han cogido estos curas con el infierno”. Fue como un abracadabra que espantó el miedo. Hasta ahora.
PD Esta noche he regresado a casa tarde después de trabajar. No había tribus urbanas en las calles, solo una ciudad atascada a las tres de la mañana: travestis, heteros, osos, homos, lesbianas, dubitativos, dudosos y hasta un tipo en pelotas. Hoy me he sentido orgulloso de mi ciudad.
Gracias Ramón por tu criterio. Un abrazo cordial de Rafa Fernandez
hombre, tanto como orgulloso…
lo del cura, es para morirse. Yo soy católico, y detesto eso que cuentas. Es una deformación espantosa del evangelio, y de todo. Me alegro que toda esa visión haya sido dinamitada.
Pero tambien me parece ridículo ir vestido de sadomaso en tanga en Alcalá, ¿?. Cuando pase el tiempo, y los pendulos se relajen, eso quedará como lo que es: una gilipollez
Y gracias por aquel recuerdo. Me sirve para comprender tantas cosas como pasan ahora, para comprender el rechazo visceral a la Iglesia y todo eso, porque cualquier persona normal rechazaría esa visión.
Pero que sepas que esa visión no es la real. Y por eso se ha hundido. Forever.
un abrazo
¿El tipo en pelotas eras tú? Un post precioso
[…] Más En la boca del lobo […]
“Hoy me sentido orgulloso de mi ciudad.” Te has comido “he”
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Gracias Lolailo, corregido
¿El mismo hermano Alejandro que daba puntos buenos / malos en «Elemental A» y a quien ayudaba don Gregorio?
El mismo… -)
“Pero tambien me parece ridículo ir vestido de sadomaso en tanga en Alcalá, ¿?”
Tú también eres de los que ven el Orgullo LGTB (y de pasada) a través de ese medio tan imparcial, fidedigno y comprometido con los derechos de las minorías que es la televisión ¿verdad? Eso sí es ridículo: opinar de algo de lo que no se tiene ni puta idea.
Qué miedo dan los siempre reconvertidos católicos como el que firma el comentario nº 2. Te dicen “No, aquello de antes no era más que una exageración, ahora te voy a contar otro cuento más acorde con nuestro siglo” Quieren venderte la misma mierda, pero ahora políticamente correcta. Por lo menos el hermano Alejandro no engañaba. Me acuerdo de otro padre Alejandro, esta vez escolapio, que nos decía: “El daño que os hacéis con la masturbación es tal que no os lo podéis ni imaginar” El hijoputa había estudiado en La Universidad de Lovaina, además, de manera que no cabía la eximente de ignorancia del mundo.
Ay, Claudio, pillín, ya con el inicio de tu comentario (“hombre, tanto como orgulloso…”) se te veía venir, y viendo tu blog… en fin, todo era previsible.
De acuerdo en lo que te dice Charlie.
Y por otro lado, ¿que la visión de la que se habla en el artículo no es la real y se ha hundido “forever”?, ¿con el angelito de papa que tenéis?
Suerte la tuya, haber podido oir la voz del diablo a tiempo, laico, maestro y hacedor de diplomas, y por ser Lobo.
Otros, las ovejas de la grey del Señor, la mayoría en mi época, nunca escuchamos más voz que la de Dios por boca de sus ministros, en el colegio, en la Iglesia y en casa, donde cada noche rezabamos el Santo Rosario en familia.
El infierno quemaba y cómo. Nos recomendaban, para mejor comprenderlo, probar acercando el dedo a una cerilla encendida. Bueno, pues eso mismo, nos decían, pero incrementando el número de cerillas (10-100-1000) hasta el infinito, otro concepto que aún no tengo claro. Un lugar donde sufriríamos simultáneamente dos penas, una de daño y otra de castigo, si allí acababamos al final de nuestros días, que podía ser mañana, como aquel adolescente que la noche anterior había estado en un burdel, y por la mañana ya no despertó. Él hubo de afrontar, sin posibilidad de defensa alguna, el sumarísimo Juicio Final ante un Dios que nos llevaba cuenta de todo, todo lo sabía, y nada se le podía ocultar.
” Por una escuela sin dioses “, te sale del alma, a mi, alma perdida, me lo pide la razón. Y el deseo que otros no sufran lo mismo. Lo que hicieron con nosotros fué un delito, por el que nadie responde.
¿Que el día del orgullo es una gilipollez? Posiblemente. Vestirse de los personajes que ha relatado Ramón posiblemente lo sea. Tan gilipollez como salir en una chirigota. Pero, oye, ellos se lo pasan bien, la gente que va a verlo se lo pasa bien, yo lo encuentro bastante divertido. ¿Qué daño hace?
Yo estuve en unos maristas hasta 3ºEGB. La verdad es que mi experiencia fue mucho más suave, y lo más traumático que recuerdo era que no podía compaginar el origen de la Tierra que explicaban en Ciencias con el que explicaban en Religión. Nada me impactó especialmente, los maestros no intentaban acojonarnos como en las horrendas historias que habéis contado, así que mi aterrizaje al agnosticismo fue mucho más suave (y tardé más tiempo en darme cuenta de que todo aquello era una patraña).
Sé que era la época. 1960, me parece recordar. Los de ahora son muy diferentes
Ah, ya veo.
De todas formas, creo que mis profesores eran relativamente progresistas. En un colegio del Opus otro gallo hubiera cantado, creo.
El problema de moralizar con el terror es que el incentivo para hacer el bien, ese miedo, se extingue cuando el objeto crece y se empieza a dar cuenta de que no existe esa amenaza.
Por eso, cuando he sido monitor en campamentos (en los scouts) he tratado de evitar todo lo posible el castigar, porque no enseña a portarse bien, sino a intentar que no te pillen.
Por cierto quien si murió en las circunstancias del adolescente de nuestro predicador, que cada año se moría de nuevo durante la Semana de Ejercicios Espirituales que nos programaba el colegio, laico y concertado, (mucha casualidad, pero quién iba a dudar que el Padre no dijera verdad).
Decía que quien sí murió ocupado en tales menesteres fué el Cardenal Danielou, en 1974. Las autoridades eclesiásticas dieron cuenta de que había ocurrido mientras atendía en confesión a la señorita, de nombre Mimí, en su domicilio.
El Cardenal Danielou, que para entonces, había retornado ya vitalmente a posiciones integristas religiosas y políticas, años antes era citado aquí por gentes del PC como hombre progresista, que mantenía conversaciones con el PCF, con Garaudy -ahora convertido al Islam- creo recordar, en busca de lugares de encuentro entre cristianismo y socialismo.
Debió tener un Juicio Final bastante duro, porque aunque Dios aceptara la versión del confesionario facilitada a la prensa por sus únicos representantes oficiales en París, no creo que Dios llegase a perdonar nunca sus devaneos con el Comunismo, por muy carca que se volviera después para hacerse perdonar por ello.
Digo ésto porque es lo que se vé habitualmente. En cambio Monseñor Oscar, Arzobispo de Honduras, llegado el momento lo tendrá fácil. Apoyar el Golpe en su País, y amenazar con ríos de sangre si volvía Zelaya, no es mérito menor.
Viendo el silencio papal del Vaticano ante tales hechos, se comprende que sean del agrado de Dios.
No como pasaba con el sacerdote Cardenal, solo de nombre, que fué duramente recriminado públicamente por su Papa, en posición genuflexa, por ser el Ministro de Cultura de su Nicaragua natal.
yo también estudié en Chamberí.
aunque soy más joven y el hermano Alejandro en mis tiempos estaba un poco senil y sólo se encargaba de la papelería, recuerdo cómo interrumpía las clases cuando a su alzheimer católico le daba la gana y todos teníamos que escuchar su perorata delirante.
también recuerdo cómo a los nueve años, en 3º de EGB, estaba tan decidido a entrar en el seminario, que mis padres se asustaron y tuvieron que intervenir para que no me secuestrasen los hombres de negro.
ese colegio, como imagino la mayoría de los colegios católicos de españa en esos años y anteriores, son origen de las mayores atrocidades y aberraciones morales sobre los niños que se puedan escribir.
lo más gracioso es que su lema era “haz lo que un sacerote te dice y no lo que hace”, que viene a ser como que ellos tenían vía libre para pasear su pluma por el colegio, o tirarle los trastos a la monitora de baloncesto, o arrearte una hostia si lo consideraban apropiado.
en el año 2000, cuando hice apostasía y obtuve la excomunión del arzobispado de madrid, tuve mi pequeña venganza.
y en estos días, cuando vuelvo a casa de mis padres y paso cerca del colegio, el sentimiento que me invade es de tristeza y lástima, pero a la vez esperanza al pensar que mi hija recién nacida no va a ser bautizada, ni hará la comunión, y si con los años descubre que le gustan las mujeres, lo tendrá mucho más fácil.
con un poco de suerte, ya no es necesario el día del orgullo gay
[…] intentaré finalmente con Ramón, con el que compartí de niño ventanas de aulas en Chamberí sin llegar a conocernos por no ser […]
Yo tambien fui alumno del Hno. Alejandro. l de los puntos buenos y los malos.
Un día se me olvidaron las fichas en casa y me dió una cagalera tal, que todavía me acuerdo a mis cincuenta años.
Como consecuencia de las enseñanzas aprendidas en ese colegio, a mi mayoría de edad quise apostatar, en venganza a todos ellos.
Ahora recuerdo de nuevo, lo ridiculos y retorcidos que eran. No siento ni lástima por ellos. Si Dios existe, ya se ocupará de esa panda de desertores de arado reconvertidos en inquisidores de niños inocentes.
Esto da para hablar mucho de ellos … me has removido viejos recuerdos, no demasiado buenos.
Soy del 58, quizas compartimos pupitre?
El Hno. Alejandro… ¿No era el de los palotes en la tienda del patio de columnas?. Era más bruto que un arado, pero Yo le recuerdo con cariño, aunque una vez a Mí me mandó al hospital porque me arrancó el lóbulo de la oreja de mi cara a base de tirar de Él. El Hmno. Alberto en aquella época era el “Botijo” y el director el Hmno. Vadillo, ¿No?