Woody Allen dice que el sexo sólo es sucio cuando se hace bien. Lo mismo suele ocurrir con el periodismo: sólo es sucio cuando se hace bien. Me refiero al Daily Telegraph y a su exclusiva sobre las fraudulentas notas de gastos que, durante muchos años, los parlamentarios británicos han colado al erario público. El asunto ha expuesto ante el electorado la catadura moral de sus representantes. Se trata, sin duda, del scoop del año.
Excelente investigación periodística? Nada de eso. Parece que un funcionario de Westminster, harto de tramitar infamias, grabó las notas de gastos y las puso en venta, a través de una empresa de seguridad. El bombazo fue ofrecido a varios periódicos, que no captaron la potencia del material u ofrecieron cantidades ridículas. El Telegraph se animó y puso sobre la mesa 300.000 libras: investigación concluida. Así han sido siempre las cosas. Las grandes exclusivas proceden de un funcionario despechado, como el Watergate, o de un funcionario despechado que busca dinero, como en este caso. ¿Creen ustedes que alguien con un material valioso en las manos lo regala porque sí? Ya hemos dicho en alguna otra ocasión que el periodismo de investigación pesca en agua sucia y se ve obligado a mancharse las manos: todo sea por el lector y por el negocio.
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EG, RL, CB, AA, BR, AE, JC…
cuánta faltan hacen
ahora que tenemos electricidad
pero nos falta luz.
Buena suerte, y gracias, RL.