Subir y bajar la escalera
Wednesday, 13 de May de 2009 por Ramón
En un post anterior hablé de Juan José Porto, mi primer jefe en la agencia Pyresa. Tengo muchos y buenos recuerdos de él y de aquella época. Es él único, además de Pepe Cavero, que me ha llamado por mis dos apellidos, Lobo Leyder. Era su marca de la casa. Porto me enseñó mucho periodismo y me dio un consejo que he tratado de seguir, en la profesión y en la vida. “Este trabajo es un tobogán. Cuando subas no te alegres demasiado porque bajarás y cuando eso suceda no te deprimas porque volverás a subir. Lo más importante es que cuando asciendas la escalera saludes a todo el mundo, pues te los encontrarás al descender”.
No sé si es la crisis del modelo, el sospechoso habitual (Internet) o el mileurismo lo que empuja a miles de jóvenes periodistas a matarse escaleras arriba por colocar un buen cortar y pegar en página impar o en la portadilla de la web. Estoy deseando saber qué sucederá cuando bajen en tropel escaleras abajo. Mucho me temo que no caerán solos, porque lo que cae es el negocio. Este periodismo ratonero que ensalza a los Jayson Blair es lo que está matando el periodismo, el hecho de que diarios de calidad -como el Boston Globe, por ejemplo- se igualen sin rubor a los tabloides: dinero, dinero, dinero. Pero como dice una amiga norteamericana que trabajó con uno de los grandes de EEUU: “Al menos los sensacionalistas reconocen que lo son y no se venden con esa patina de seriedad de los llamados periódicos de calidad”. Cuando pienso en España, no sé por qué se me aparece el titadyne en titulares o como diablos se llame.
Pues si, hermano Lobo, siempre es mejor saber como es cada uno.
Pero, precisamente aquellos que van de íntegros, de talibanes del periodismo, ahora han reconvertido su periódico en un tabloide dónde no se comprueba la noticia y dónde el fin es la venganza por el fútbol que no puede dar su grupo.
Su TV empezó como la salvación al amarillismo, y ahora se dedican a dar reportajes sobre putas, gitanos narcotraficantes y mamporreros. Y lo venden como el mejor programa de reportajes dándole un caballo alado.
En fin, que como dijo Quevedo, poderoso caballero es Don Dinero.
No sé si tengo la suerte o la desgracia de estudiar periodismo. Tan sólo se que me encanta. Estuve este verano, tras mi primer curso, haciendo prácticas en El Día de Cuenca como becario. Cobraba, lo cual ya me alegró, pero pronto comprendí que en comparación al trabajo realizado lo que yo cobraba era una nimiez. Un insulto. Trabajaba como un redactor más, tenía las mismas responsabilidades pero recibía un premio muchísimo menor. No me quejo, aprendí tanto que todo ello oculta el trabajo, ingente, realizado.
Ahora estoy en segundo y este año espero repetir. Si de algo me he dado cuenta durante este tiempo es que el periodismo se degenera. No sé si sucederá en el resto de periódicos regionales, pero al menos en el que yo trabajé, a excepción de reportajes determinados o noticias políticas locales, la mayoría de las noticias no tenían valor informativo. Se publicaban porque quien las protagonizaba pagaba publicidad. Desde ese punto de vista terminé hastiado, no me gustó ese aspecto del periodismo. La libertad creativa en muchas ocasiones quedaba coartada y simplemente exigían noticias absolutamente asépticas, en nada diferenciadas a las de agencia.
Comprendí que ese era el futuro que me esperaba. Supongo que no queda mas que trabajar duro para llegar algún día a un puesto decente en un periódico nacional, y escribir algún día sobre lo que uno desee. Coincido, por tanto, en todo lo que expones hoy, Ramón. El problema no es de los jóvenes sino de las oportunidades que a los jóvenes nos ofrecen. Ya desde la universidad, las asignaturas de redacción o géneros periodísticos te hablan de tótems del periodismo desfasados, nada acordes a las demandas del lector hoy. Pienso que es un problema estructural. Una cosa lleva a la otra. La falta de calidad y criterio en los grandes medios de comunicación, la manipulación excesiva, el morbo, la tristeza que produce ver tytadine hoy en El Mundo, todo ello, en suma, provoca que la nueva generación de periodistas, o muchos de ellos, pierdan el gusto o la esperanza. Piensen que será más fácil llegar lejos si haces como ellos. Derrumbas tu mito de periodista riguroso, serio, intempestivo, mordaz y honestamente subjetivo. Y ante esa situación, quedan dos opciones: o tragar, convertirte en uno de ellos y quizá algún día ser alguien; o revelarte, querer cambiarlo todo y desistir de ser periodista.
Tiempos duros, futuro incierto. Normal que haya crisis. Uno encuentra más calidad en los blogs (como éste y otros tantos) que en la prensa escrita.
Un abrazo.
Coincido con Andrés en que la calidad periodística se encuentra actualmente en los blogs. Durante los años que estudié periodismo, leía diariamente el periódico, y más concretamente El País. Con el paso del tiempo he acabado hastiado de tanta noticia en contra de las mínimas audiencias televisivas registradas por La Sexta, de los excelentes resultados registrados por la Cadena Ser en el EGM y demás publi-informaciones.
Por ello, acabé olvidándome de la prensa escrita y me decanté por los blogs, donde, por norma general, encuentro informaciones que, lejos de ser objetivas (como decía José María Calleja durante sus clases, el periodismo no obliga a ser objetivo, puesto que eso es imposible, pero sí profesional), muestran la realidad tal cual el periodista las aprecia.
Espero Ramón que continúes relatándonos tus peripecias en la agencia Pyresa.
[…] Consejo de Juan José Porto a Ramón Lobo. […]
[…] sin embargo, en las palabras de Ramón Lobo no se esconde el rencor. “Esta profesión es como un tobogán. Saluda cuando llegues arriba porque te los volverás a encontrar abajo”, justificó el […]
[…] un sueño que años después se convirtió en realidad. Desde su primer empleo en la ya extinguida agencia Pyresa, recorrió una largo camino. Trabajó en : Radio Intercontinetal, Heraldo de Aragón, BBC, Radio […]